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¿Por qué sentimos un nudo en la garganta antes de llorar? La ciencia tiene la respuesta

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Cuando experimentamos emociones intensas, el sistema nervioso reacciona de inmediato. Esa opresión en la garganta es apenas la primera señal de lo que está por ocurrir.
¿Por qué sentimos un nudo en la garganta antes de llorar? La ciencia tiene la respuesta
Última actualización: 18 agosto, 2025

Todos hemos experimentado emociones repentinas que nos causan la sensación de tener un nudo en la garganta. Ya sea al ver la parte más intensa de nuestra serie favorita, al recibir una noticia que nos entristece o tras escuchar algo que nos conmueve, es como si de repente algo se nos atorara, impidiéndonos hablar o respirar con normalidad.

Casi siempre intentamos controlarlo, pero al cabo de unos minutos empezamos a llorar. Lo curioso es que, aunque pensamos que es algo emocional, la ciencia ha revelado que también implica una respuesta física muy concreta, en la que el sistema nervioso y los músculos se activan para procesar lo que sentimos. ¿Por qué sucede? A continuación, te lo contamos.

La reacción de lucha o huida antes de llorar

El nombre médico del nudo en la garganta es “globo faríngeo” o “sensación de globo”. Sucede cuando experimentamos emociones fuertes, como tristeza, ansiedad o euforia, debido a la activación de la respuesta de “lucha o huida” por parte del sistema nervioso simpático.

Ante lo que percibe como una amenaza, sea real o no, este sistema aumenta la producción de hormonas del estrés para dar paso a una serie de reacciones físicas orientadas a la supervivencia. Por un lado, libera más adrenalina, que tensa los músculos (incluida la garganta) y acelera el ritmo cardíaco y la respiración. También eleva los niveles de cortisol, manteniendo al cuerpo en estado de alerta prolongado y amplificando la sensación de constricción.

Mientras esto sucede, el organismo dirige más oxígeno hacia los músculos para activarlos ante una posible acción. Esto expande más la glotis —la abertura que permite que el aire llegue a los pulmones— lo que genera más tensión en los músculos que rodean la garganta. Es lo que explica por qué la opresión aumenta al intentar tragar o carraspear.

De hecho, las cuerdas vocales también sufren una fuerte contracción, que es la que hace que la voz tiemble o cambie justo antes de romper en llanto. En pocas palabras, sentimos ese “nudo” porque el cuerpo activa nuestro sistema de alerta ante lo que detecta como un estímulo emocional fuerte.

Llorar es el principal antídoto

Para la mayoría de nosotros, esa incómoda sensación en la garganta cesa al empezar a llorar. El llanto disminuye la presencia de las hormonas del estrés, ya que activa el sistema nervioso parasimpático, que se encarga de relajarnos, bajar la tensión muscular y ayudarnos a liberar la energía acumulada por las emociones intensas.

Asimismo, cuando lloramos procesamos mejor lo que sentimos, aceptamos nuestras emociones y disminuimos el tiempo en que recuperamos la calma y la claridad. Al reprimirlo, nos sumergimos en una tensión prolongada que puede aumentar nuestra ansiedad, irritabilidad o agotamiento emocional.

Manejar el estrés también es clave

Cuando estamos sometidos a demasiado estrés —sea laboral, académico, familiar, por rupturas amorosas, etcétera— el nudo en la garganta puede persistir o reaparecer una y otra vez por varias semanas. De ser así, además de dejar fluir el llanto, es importante adoptar hábitos para minimizarlo.

Las técnicas de relajación, como meditación, atención plena y ejercicios de respiración profunda, son una buena opción para ayudar a relajar los músculos y reducir la tensión en la garganta. También es recomendable hacer ejercicio físico, llevar una alimentación balanceada y descansar.

Ciertas veces, todo lo que necesitamos es apoyo emocional. Hablar de eso que nos abruma con un familiar, un amigo o un psicoterapeuta puede ser clave para procesar nuestras emociones, sentirnos comprendidos y reducir esa presión interna que nos ahoga.

Sentir esa presión en la garganta no nos hace vulnerables, sino humanos. Reconocerlo nos permite ser más conscientes del impacto de las emociones en nuestro cuerpo. No hay que negarse a ello, más bien, darle espacio para que fluya y nos ayude a un mejor manejo del estrés.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.