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¿Qué es la prueba de Romberg y para qué se utiliza?

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La prueba de Romberg se puede alterar en personas con patologías que afectan al sistema propioceptivo, como la ataxia cerebelosa o la ataxia vestibular. Te explicamos por qué y cómo se realiza.
¿Qué es la prueba de Romberg y para qué se utiliza?
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto

Escrito por Leonardo Biolatto
Última actualización: 25 mayo, 2023

La prueba de Romberg es una de las evaluaciones más realizadas en neurología. Sirve para estudiar el equilibrio y la coordinación. Es sencilla, inocua, sin coste alguno y fácil de concretar.

Su nombre proviene del médico que la ideó, Moritz Heinrich Romberg. La diseñó hace más de 150 años y sigue siendo útil.

Además, existen variaciones que permiten obtener más información. Por ello, en este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre la prueba de Romberg, cómo se realiza y cuándo está indicada.

¿En qué consiste la prueba de Romberg?

La prueba de Romberg es una maniobra clínica sencilla. Se realiza en las consultas médicas en pacientes que tienen problemas de equilibrio o dificultad para caminar. Sirve para detectar la presencia de problemas en el sistema propioceptivo.

Este sistema es el que transmite información al cerebro sobre la posición y el movimiento de las partes del cuerpo entre sí y en relación al entorno. Según explica un artículo de revisión realizado en México, la prueba de Romberg debe formar parte de cualquier exploración neurológica.

Sobre todo si el paciente presenta mareos, caídas frecuentes o torpeza. A pesar de ser sencilla, si se realiza de forma adecuada y con una evaluación meticulosa puede aportar información valiosa.

Cuando se obtiene un resultado positivo se consigue identificar la presencia de una lesión en la vía propioceptiva. Por eso, además de emplearse en los exámenes neurológicos de rutina puede servir para diagnosticar una enfermedad en el sistema vestibular y evaluar el lemnisco medial (un conjunto de fibras sensitivas).

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El cerebelo es el órgano que coordina los movimientos y que participa en el equilibrio del cuerpo.

¿Cómo se realiza la prueba de Romberg?

La prueba de Romberg no requiere ningún tipo de instrumento, equipo o preparación previa. Además, tiene una duración muy corta.

No obstante, se recomienda realizarla en un lugar en el que haya suficiente espacio. Debe ser un sitio seguro sin demasiados objetos con los que el paciente pueda golpearse en caso de caer. Los pasos a seguir son los siguientes:

  1. En primer lugar, hay que informar al paciente en qué consiste la prueba.
  2. Se le debe pedir que se ponga de pie, con los pies juntos y los brazos sueltos a los costados. Debe mantener los ojos abiertos.
  3. El médico debe colocarse frente al paciente, con los brazos extendidos a cierta distancia. Es importante que no lo toque, pero que se mantenga cerca por si se tambalea y necesita apoyo.
  4. En este momento, el médico observa el equilibrio del paciente, si se balancea o si cae. Lo ideal es hacerlo durante unos veinte o treinta segundos.
  5. Acto seguido, el paciente debe cerrar los ojos, manteniendo la misma posición. Debe permanecer así durante otros treinta segundos. En ese periodo el médico sigue observando.

Durante esa observación hay que fijarse en la estabilidad del paciente. Además, en el caso de que se balancee, es importante identificar hacia qué lado se inclina más o en qué momento aparece la pérdida de equilibrio.

Es cierto que la prueba de Romberg puede provocar que el paciente se caiga. Sin embargo, esto es poco frecuente. Los médicos están preparados y atentos durante toda la maniobra.

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Variaciones de la prueba

La prueba de Romberg se puede realizar con pequeñas variaciones. No existe un consenso sobre si es más eficaz colocar los pies separados a la altura de los hombros o pedirle al paciente que los mantenga juntos.

La variante más conocida es la llamada prueba tándem o de Romberg modificada. Comienza de la misma manera que la clásica, sin embargo, presenta una segunda parte con los siguientes pasos:

  1. El paciente debe cruzar los brazos sobre el pecho, colocando la palma de la mano derecha sobre el hombro izquierdo y viceversa.
  2. Los pies deben colocarse en una posición de semi-tándem. Es decir, uno ligeramente más adelantado que el otro.
  3. Una vez así, el médico debe observar cómo es la estabilidad del paciente en dicha posición. Primero se prueba manteniendo los ojos abiertos durante diez segundos. Después se le pide que cierre los ojos durante otros diez segundos más.
  4. Para continuar con la prueba de Romberg modificada se puede probar a colocar los pies completamente en posición tándem. Es decir, un pie directamente frente al otro, con los brazos cruzados sobre el pecho.
  5. Se repite de nuevo la observación.

Esta variación se suele realizar cuando ya se ha objetivado un signo de Romberg positivo. Por eso, no siempre es fácil de realizar para el paciente.

¿Cuándo un resultado es positivo?

La prueba de Romberg puede dar un resultado negativo o positivo. Se considera que es negativo cuando el paciente puede permanecer de pie con los ojos cerrados. En ese caso, no habría ningún problema a nivel propioceptivo.

Por otra parte, el signo de Romberg es positivo si, al cerrar los ojos, se produce un balanceo o se pierde el equilibrio. No hace falta que el paciente llegue a caerse. También es positivo si para mantener el equilibrio el paciente mueve uno de los pies cuando tiene los ojos cerrados.

Cuando esto ocurre, se pone de manifiesto que existe algún problema en el sistema propioceptivo. Es un sistema complejo, que recibe señales de diferentes partes del cuerpo. El hecho de que el balanceo ocurra al cerrar los ojos se debe a que la vista forma parte de este entramado.

Con los ojos abiertos se generan señales visuales que ayudan al cerebro a comprender la situación corporal y la postura. Por eso, al cerrar los ojos y eliminar esas señales se evidencia que el resto del sistema es incapaz de compensar el déficit.

Las enfermedades que más se asocian a una prueba de Romberg positiva son la ataxia cerebelosa, la ataxia vestibular y la disfunción propioceptiva. Todas pueden coexistir en un mismo paciente.

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Las ataxias son faltas de coordinación de los movimientos que pueden acompañarse de desequilibrio. La cerebelosa es la que tiene su etiología en el cerebelo.

Consideraciones antes de la prueba de Romberg

La prueba de Romberg no requiere ninguna preparación previa por parte del paciente. No obstante, es importante que el médico le explique a la persona en qué consiste la maniobra. La razón es que, cuando ya existe un problema de equilibrio, es normal que el paciente se sienta inseguro y no se atreva siquiera a cerrar los ojos.

La prueba de Romberg es cualitativa. Es decir, valora si existe algún problema en el equilibrio, pero no permite cuantificar la magnitud del problema. No hay ningún consenso sobre su validez en la literatura científica.

A pesar de ser un test con baja sensibilidad y especificidad, es útil como herramienta clínica y rápida para la detección de dichos problemas. También es cierto que tiene poca potencia para reflejar el malestar del paciente o predecir el riesgo de caídas.

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La prueba de Romberg es una herramienta útil

Lo que debemos recordar es que esta prueba es útil para tener una primera aproximación diagnóstica en las enfermedades del sistema propioceptivo. Se debe realizar en cualquier exploración neurológica, ya que aporta mucha información relevante sobre el estado de la vía sensitiva.


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