¿Qué es la actinodermatosis?
Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira
La actinodermatosis es una afección crónica de la piel que se atribuye a la acción de los rayos ultravioleta sobre ella. Se evita con los filtros solares. Por lo tanto, con el empleo de protección solar, es posible prevenir esta enfermedad que, a menudo, produce enrojecimiento o manchas en la piel.
Excepto en los casos de personas especialmente sensibles a la luz, el tratamiento es preventivo con aplicación de productos protectores que filtran las radiaciones solares. ¿Cuáles son sus causas? ¿Cómo reconocerla?
Causas de la actinodermatosis
Los responsables del efecto dañino del sol son, sobre todo, los rayos ultravioletas que recibe la tierra. Los rayos UVB, aunque son cuantitativamente menores, resultan muy potentes y afectan a la epidermis.
Sin embargo, los rayos UVA son mucho más peligrosos porque consiguen alcanzar la dermis. Estas radiaciones constituyen la mayoría de los rayos ultravioleta solares y están presentes todo el año.
Síntomas y manifestaciones de la actinodermatosis
Los daños inmediatos debido a los rayos UVB, asociados a una prolongada e incorrecta exposición solar, pueden ser eritemas, quemaduras y urticaria. Sin embargo, sus efectos tardíos son más complejos. Sus principales responsables son los rayos UVA, que penetran en profundidad y generan:
- Manchas oscuras.
- Queratosis (espesamiento de la piel).
- Envejecimiento prematuro.
- Degradación de los fosfolípidos de la membrana celular.
Con el paso del tiempo y tras sucesivas exposiciones prolongadas al sol, pueden dañar el ADN celular y desarrollar predisposición a la aparición de melanoma.
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Efectos de las radiaciones ultravioleta en la piel
Las radiaciones ultravioleta sobre la piel originan consecuencias sobre la misma. Algunas de ellas son las siguientes.
Envejecimiento de la piel y aparición de arrugas
Las personas que han pasado muchos años de su vida trabajando al aire libre desarrollan un envejecimiento de la piel más acusado. Este se manifiesta afectando la textura y elasticidad de la piel y con una mayor formación de arrugas y de manchas.
Cáncer de piel
La luz solar es un factor de riesgo en la aparición de cáncer de piel, tanto de carcinoma basocelular y escamoso como de melanoma. Un 90 % de estos cánceres aparecen en las zonas de la piel expuestas al sol: la cara, el cuello, las orejas, las manos y los antebrazos.
Reacciones alérgicas
Algunas personas desarrollan reacciones alérgicas en la piel. En ciertos casos, estas reacciones pueden aparecer después de la exposición al sol. Los síntomas pueden ser placas rojas, ampollas o habones, localizadas en zonas donde toca el sol, como la cara, el escote, los brazos y las manos.
¿Cómo se previene la actinodermatosis?
Hay que protegerse no sólo de los rayos UVB, sino también de los rayos UVA. Para ello, se emplean protecciones solares de amplio espectro que restablecen y mantienen la hidratación y las funciones de la barrera cutánea.
La protección solar puede ayudar a prevenir los daños inducidos por la luz solar y reducir el riesgo de cáncer. Debes evitar el sol en las horas centrales del día y utilizar ropa adecuada.
Sombrero y sombrilla
La ropa adecuada debe ser de un tejido lo suficientemente tupido, y sombreros o gorros de ala ancha para proteger la región facial. Asimismo, deben utilizarse gafas de sol para proteger los ojos.
Las sombrillas y sombreros protegen de los rayos UV que inciden de forma vertical, pero no contra la luz difusa que se produce por reflejo sobre el agua, la arena y otras superficies.
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Empleo de fotoprotector solar
Los fotoprotectores actúan absorbiendo o reflejando los rayos del sol en la piel. El factor de protección solar (SPF) es un número que debe especificar su capacidad bloqueadora de los rayos ultravioleta.
La mayoría son buenos bloqueadores del UVB, que causa el enrojecimiento o eritema solar, y las quemaduras solares. Sin embargo, no cubren tanto el UVA que está más asociado con el daño de la piel y el cáncer cutáneo.
Los protectores solares deben tener como mínimo un factor de protección 15. Las personas con piel más blanca, de ojos claros, que se queman con facilidad, necesitan de entrada protectores de índice más elevado, como el 30 o el 50.
Ningún fotoprotector tiene una duración de acción que supere las 2 horas, así que deben reaplicarse con frecuencia. Especialmente, en condiciones de ejercicio, sudor y baños en el agua. Además, es conveniente aplicarlos una media hora antes de la exposición al sol para que sean realmente eficaces.
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