¿Qué es el sangrado de implantación?
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
El sangrado de implantación es una ligera pérdida de sangre que se presenta al comienzo de la gestación. Este no tiene lugar en todas las mujeres. Ocurre en las fechas en que debería iniciarse la menstruación y, por lo mismo, es fuente de confusión para muchas madres.
Uno de los síntomas más evidentes de un embarazo es la ausencia de la menstruación. Sin embargo, en algunas mujeres, dicha ausencia se ve interrumpida por el sangrado de implantación, que, como su nombre lo indica, implica un sangrado, pero no de tipo menstrual.
Al sangrado de implantación también se le conoce como ‘falsa regla’. Para quienes ya tienen indicios de que están embarazadas, el mismo da lugar a la sospecha de que se trate de un aborto. Para evitar confusiones, lo mejor es informarse bien y, de este modo, no dar lugar a equívocos.
El sangrado de implantación
El sangrado de implantación es un fenómeno normal dentro de un embarazo saludable. Se produce entre 6 y 12 días después de que el óvulo haya sido fecundado, en una fecha que coincide, en mayor o menor medida, con la de la menstruación habitual.
Usualmente, va acompañado por unos cólicos menos intensos que los de la menstruación. También es habitual que haya dolor de cabeza, náuseas, cambios de humor, sensibilidad en los pechos, dolor en la parte baja de la espalda, hinchazón abdominal y fatiga.
Lo usual es que el sangrado de implantación no siga una norma fija. Una mujer que ya ha tenido hijos puede presentar este tipo de sangrado en algunos embarazos y no en otros. A veces, corresponde solo a una gota de sangre y, en otras ocasiones, es similar a una menstruación ligera.
Del óvulo al embrión
Cuando se produce la fecundación, la unión entre el óvulo y el espermatozoide da lugar al cigoto, que es el mismo óvulo fecundado. En tan solo 72 horas, el cigoto se convierte en una mórula, que es un cigoto segmentado. Entre cuatro y cinco días después, la mórula se convierte en blastocito.
El blastocito, o blástula, tiene un grupo de células externas y otro grupo de células internas. Las primeras se convertirán en la membrana protectora y las segundas, en el embrión. Solo cuando este blastocito se implanta en el útero puede hablarse de un embrión.
Aproximadamente una semana después de la fecundación, el blastocito comienza a generar unas prolongaciones. Estas serán las que le permitan adherirse a la mucosa del útero. En esta primera etapa, el útero está muy irrigado y sangra con facilidad. Por eso, la implantación puede provocar un sangrado.
Sangrado de implantación: diferencias con el sangrado menstrual
Este tipo de sangrado es un manchado ligero, que, por lo general, solo se detecta por una leve presencia en la ropa interior o en el papel de baño. Solo en pocas ocasiones es algo más voluminoso. Tiene un color que puede ser rosa oscuro o marrón, pero no rojo. No presenta coágulos y dura entre unas pocas horas y tres días.
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En el sangrado de implantación no hay un aumento paulatino del flujo, como ocurre en la menstruación. Tiene una frecuencia intermitente, pero se mantiene en el rango de un manchado ligero que no se incrementa.
Si hay sospecha de embarazo y se presenta un sangrado de color más intenso, o que repentinamente aumenta, lo más adecuado es consultar al médico. En algunos casos, este es un síntoma de aborto, o puede ser señal de un embarazo ectópico o de un embarazo molar. También podría indicar que hay un problema de salud.
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Confirmación de un embarazo
En las etapas iniciales, es muy difícil establecer si hay embarazo o no. Por lo mismo, tampoco es sencillo determinar si lo que hay es un sangrado de implantación, una amenaza de aborto o un problema de otra índole. De ahí la importancia de confirmar el embarazo tan pronto como sea posible.
Las pruebas de embarazo más confiables pueden realizarse durante la primera semana de gestación. Estos son test que se hacen en laboratorio y tienen un alto grado de acierto. Las pruebas caseras, en cambio, tienen un grado de confiabilidad menor cuando se realizan poco después de la fecundación.
Todas estas pruebas miden el nivel de la hormona gonadotropina coriónica humana (GCH), la cual está presente en la sangre y en la orina. Las pruebas caseras pueden realizarse durante el sangrado de implantación, pero es mejor esperar una semana para obtener resultados más fiables.
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