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Quistes en el hígado: causas, síntomas y prevención

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En muchas ocasiones, los quistes en el hígado se descubren de forma casual, ya que suelen ser de tamaño minúsculo. No se muestran síntomas específicos y pasan desapercibidos
Quistes en el hígado: causas, síntomas y prevención
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater

Última actualización: 23 mayo, 2023

Los quistes en el hígado suelen ser una dolencia inusual que en muchos casos pasa desapercibida en los pacientes. Por lo general, no son más que pequeñas lesiones en el tejido hepático sin mayores consecuencias ni síntomas.

Dentro de las dolencias hepáticas, esta es una de las menos conocidas. Por esta razón, queremos explicarte a continuación las causas que determinan la aparición de estos quistes y los síntomas que podemos llegar a sentir. Estamos seguros de que estos datos te serán de utilidad.

¿Qué son los quistes en el hígado?

Un quiste es cualquier lesión en el tejido donde se almacena líquido. Además, puede adquirir diversos tamaños. Ahora bien, en el caso de los quistes hepáticos, estos suelen ser de pequeñas dimensiones y afectan en mayor grado a las mujeres.

En el caso de que estos quistes superen los cinco centímetros de diámetro, estaríamos ya ante una lesión considerable en el tejido hepático. Es entonces cuando aparece una sintomatología determinada y se alteran la funciones de este órgano:

  • Se producen cambios en el funcionamiento de la vía que conecta con la vesícula biliar.
  • El hígado puede inflamarse y aumentar de tamaño.
  • Los quistes grandes que no se detectan a tiempo pueden romperse e iniciar un proceso infeccioso o sangrado. Esto puede causar problemas más graves.
  • En algunos casos, no aparece un único quiste, sino varios. Si todos acaban desarrollando un tamaño considerable, el cuadro clínico será más grave. Entonces se necesitará de una cirugía para restaurar el hígado de esas lesiones.

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Síntomas asociados a los quistes en el hígado

Por lo general, los quistes de pequeño tamaño no presentan síntomas. Lo más frecuente es saber de su existencia de modo casual. También podemos darnos cuenta si nos sometemos a alguna prueba de contraste como un PET-TAC o una simple ecografía.

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Cuando se detecta un quiste hepático de pequeño tamaño, no se suele seguir ningún tratamiento ni se establecen seguimientos. Son asintomáticos y no revisten mayor gravedad.

Ahora bien, en caso de que un quiste alcance ya entre los cuatro y cinco centímetros se empezarán a sentir síntomas muy característicos:

  • Vómitos.
  • Cansancio.
  • Dolor abdominal.
  • Presión y malestar.
  • Malas digestiones.
  • Inflamaciones o fiebre.
  • Calambres abdominales.

Cabe decir que en cada persona los síntomas pueden presentarse de forma diferente. Pero, por lo general, estas son las molestias más comunes. El médico será quien dé el diagnóstico y quien determine el proceso que se debe seguir, que suele ser siempre una cirugía.

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Causas que determinan la aparición de los quistes hepáticos

Los quistes hepáticos suelen ser alteraciones infrecuentes que casi siempre tienen un origen genético. No tienen demasiada importancia a no ser, como ya sabemos, que sean de gran tamaño.

Ahora bien, lo más común es que muchas personas los tengan y no lo sepan. Por tanto, no se sabe con exactitud qué incidencia tienen en la población. Se tiene más información de los quistes grandes, cuyas causas podrían ser las siguientes:

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  • Una insuficiencia renal puede traer como consecuencia la aparición de quistes en el hígado. Se acumulan líquidos, toxinas, y todo ello altera la función hepática.
  • Un mal funcionamiento del bazo o la vesícula biliar también puede ocasionar este tipo de dolencia.
  • Se han visto casos de pacientes con aneurismas intracraneales que han desarrollado quistes hepáticos.

Otro dato que se debe tener en cuenta: si bien es cierto que el 50 % de los casos de pacientes con quistes en el hígado tiene como origen el factor genético, también puede deberse a la presencia de un parásito.

El parásito Echinococcus granulosus es el causante también del desarrollo de esta alteración. Se conocen como los llamados quistes hidatídicos, tienen buen tratamiento y se suelen resolver.

Hay que tener en cuenta que en ocasiones algunos quistes pueden ser en realidad tumores malignos metastásicos del hígado. Por ello, es necesario siempre contar con pruebas de contraste. Así, los especialistas los diferenciarán o tomarán otras decisiones para estar más seguros.

¿Se pueden prevenir los quistes hepáticos?

Tal y como hemos detallado a lo largo del artículo, la gran mayoría de quistes hepáticos tienen como origen la propia herencia genética. Si nuestros padres no saben que tienen quistes en el hígado, es difícil que nosotros conozcamos el riesgo de desarrollarlos.

No obstante, la mayor precaución va a estar, sin duda, en evitar contraer el parásito que puede hacer que se padezca esta dolencia. Toma nota de cómo estar prevenido.

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El Echinococcus granulosus suele ser un parásito común en los cánidos (perros, lobos, chacales, coyotes…). Por ello, es importante que no acariciemos ni besemos a perros que no han sido previamente vacunados y desparasitados.

Si tenemos perros en casa, es importante que reciban todas sus vacunas y que estén bien cuidados. Cuanto mejor esté atendida la mascota, menor será el riesgo de sufrir enfermedades (tanto en su caso como en el del resto de los integrantes del hogar).

Por otra parte, nunca hay que olvidar los autocuidados. En este sentido, es beneficioso mantener una dieta equilibrada, una buena hidratación y una higiene de manos adecuada. La frecuencia y la forma de lavarlas es clave, no solo antes de manipular alimentos, sino en todo momento.


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