4 rasgos de la personalidad obsesiva
Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz
Cada uno posee una personalidad diferente. Hay personas más espontáneas, extrovertidas y amantes de la improvisación y otras más serias, formales y organizadas. Sin embargo, cuando la rigidez del carácter se vuelve excesiva pueden surgir conflictos sociales y malestar personal. Es lo que sucede con la personalidad obsesiva.
La palabra obsesión y todas sus variantes se han utilizado con distintos significados, no siempre acertados. Por ejemplo, si una persona se enfoca de manera intensa en una idea, actividad o relación, otros suelen afirmar que está obsesionada. Sin embargo, esto dista de lo que implica el término en el ámbito clínico.
¿Qué es la personalidad obsesiva?
La personalidad obsesiva es el conocido como trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva. Se caracteriza por un patrón estable y persistente de pensamientos, emociones y acciones signados por la rigidez, el perfeccionismo y la necesidad de control.
Al tratarse de un trastorno de la personalidad, estas características se manifiestan en distintos ámbitos de la vida, como el empleo, la pareja, las relaciones sociales y se mantienen invariables durante años.
¿Cuáles son los rasgos de una personalidad obsesiva?
La personalidad obsesiva se manifiesta en una serie de rasgos identificables. Sin embargo, en ocasiones, estas actitudes se presentan en un nivel inferior que no alcanza los criterios diagnósticos, pero aún así dan lugar a muchos de los inconvenientes propios del trastorno.
1. Organización excesiva
Ser organizados nos ayuda a cumplir con nuestras tareas y obligaciones e incluso a disponer de más tiempo libre. Sin embargo, en la personalidad obsesiva esta organización se vuelve excesiva y poco productiva.
Por ejemplo, la persona puede dedicar una gran parte del tiempo a rellenar agendas, crear horarios y establecer recordatorios, dejando incluso de lado la tarea principal.
2. Perfeccionismo
Las personas con este trastorno de la personalidad buscan la perfección en todo lo que hacen y no se permiten margen de error. Esto les lleva a realizar las actividades bajo una gran presión.
Por ello, tienden a posponer las más difíciles. Además, suelen revisar repetitivamente en busca de fallos, haciendo que les resulte imposible en muchas ocasiones cumplir con los plazos de entrega.
3. Inflexibilidad
Estas personas necesitan normas claras y precisas a las que tanto ellos como todos los demás han de atenerse. Estas normas son técnicas (en el trabajo), sociales y morales, por lo que se muestran intransigentes con compañeros de empleo, allegados y conocidos.
Consideran que los demás no son capaces de actuar bajo sus altos estándares y por ello se sobrecargan de tareas. Además, piensan que toda transgresión voluntaria o involuntaria ha de ser señalada y castigada.
4. Baja expresión emocional
La personalidad obsesiva lleva a tratar de mostrarse formal, serio y educado en sus interacciones, por lo que su expresión emocional es reducida. Además, pueden sentirse incómodos ante la expresión emocional espontánea de otros.
¿Cómo se desarrolla la personalidad obsesiva?
En el origen de la personalidad obsesiva confluyen tanto factores genéticos como elementos ambientales. Así, a la carga biológica heredada se le suman aspectos relacionados con el estilo de crianza, las experiencias en la infancia y la cultura en la que crece la persona.
Haber vivido una educación autoritaria y controladora puede llevar a la persona a desarrollar estos rasgos para evitar el castigo, incluso de adulto. La sobreprotección también influye, ya que los padres no permiten al niño intentar y equivocarse y se termina internalizando la idea de que hay que actuar a la perfección.
Del mismo modo, la sociedades que cuentan con normales morales estrictas y de obligado cumplimiento (por ejemplo, en algunas religiones) también pueden contribuir a la aparición de los síntomas.
¿Cómo superar la personalidad obsesiva?
Para que el tratamiento de la personalidad obsesivo-compulsiva sea efectivo, es necesario en primer lugar que la persona tome conciencia de su condición, es decir, que reconozca que esos patrones de pensamiento y conducta le están causando un perjuicio.
Además, el acompañamiento profesional resultará de gran importancia para ayudarnos a entender el origen de esa personalidad y a modificarla.
La exposición es una de las técnicas más efectivas. La persona comienza a afrontar ciertas situaciones en las que actuaría de forma rígida, previniendo ese tipo de respuestas. Las técnicas de relajación y el entrenamiento en resolución de problemas también son eficaces.
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¿Cómo se diferencia la personalidad obsesiva del trastorno obsesivo compulsivo?
Es importante diferenciar la personalidad obsesiva del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Y es que, pese a que ambas patologías se presentan juntas con frecuencia, se trata de condiciones diferentes.
En primer lugar, mientras la primera es un trastorno de la personalidad, la segunda es un trastorno de ansiedad. El TOC se caracteriza por la presencia de obsesiones (pensamientos intrusivos) y compulsiones (conductas encaminadas a eliminar el malestar de esos pensamientos).
Estas entidades no aparecen en la personalidad compulsiva. Además, mientras que en el TOC los pensamientos se viven como impropios y contrarios a la propia persona, en la personalidad compulsiva las creencias se sienten coherentes y aceptables.
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Si te limita, no te ayuda
Varios de los rasgos de la personalidad obsesiva son alabados y premiados en la actual sociedad individualista y competitiva. Sin embargo, llevados al extremo pueden generar malestar emocional y problemas en las relaciones con los otros.
Por lo mismo, si sientes que tu actitud rígida te está limitando en algún área de tu vida, busca orientación profesional.
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