¿Las redes sociales influyen en el aumento de los casos de bulimia y anorexia?

La anorexia y la bulimia nerviosas son problemas graves que afectan con más frecuencia a adolescentes y adultos jóvenes. En los últimos años se ha intentado dilucidar si existe una asociación entre el uso de las redes sociales y estos trastornos de la conducta alimentaria.
¿Las redes sociales influyen en el aumento de los casos de bulimia y anorexia?
Maryel Alvarado Nieto

Escrito y verificado por la médica Maryel Alvarado Nieto.

Última actualización: 09 julio, 2023

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) más frecuentes son la anorexia y la bulimia nerviosas. Estas patologías afectan en especial a adolescentes y adultos jóvenes, puesto que son una población más susceptible ante los patrones externos. Por ello, algunos investigadores intentan establecer si el uso de las redes sociales (RRSS) conlleva un riesgo aumentado de padecer bulimia y anorexia.

En términos generales, las personas con anorexia nerviosa restringen su alimentación con el fin de mantenerse delgadas. En cambio, en la bulimia, los pacientes recurren a conductas que intentan compensar la ingesta compulsiva de comida (atracones).

Aunque existen variantes en las conductas de ambos trastornos, el patrón de las mismas gira en torno al miedo incesante de aumentar de peso. Entonces, los modelos de cuerpos que se muestran en las redes sociales, ¿serían capaces de fomentar la bulimia y la anorexia? Lo analizamos.

¿Qué son los trastornos de la conducta alimentaria?

Los TCA son una serie de alteraciones en el comportamiento relacionadas con la alimentación que causan deterioro de la salud, tanto para el paciente como para su entorno. La anorexia y la bulimia son enfermedades y no deben ser consideradas como estilos de vida.

Sin embargo, es conocida la existencia de espacios virtuales que promueven los comportamientos de estos trastornos como una manera aceptable de vivir. Denominados influencers proponen a sus seguidores algunas prácticas nocivas que atentan contra su bienestar.

Factores de riesgo para anorexia y bulimia

La mayoría de las personas que desarrollan anorexia y bulimia son mujeres jóvenes. Por lo general, pertenecen a sociedades industrializadas.

Una mirada simplista de esta situación culparía a la percepción cultural de que un cuerpo delgado es un ideal de belleza. No obstante, tanto la anorexia como la bulimia son trastornos con un origen multifactorial, lo que podría incluir la participación de las redes sociales.

Existen factores individuales que aumentan las posibilidades de que una persona desarrolle algún tipo de TCA. Y aunque la interacción con su entorno tiene una influencia importante, la vulnerabilidad de estas pacientes depende de rasgos que son propios de su personalidad.

Dentro de los factores de riesgo asociados a los TCA se encuentran los siguientes:

  • Depresión.
  • Miedo al rechazo.
  • Baja autoestima e inseguridad.
  • Rasgos perfeccionistas y obsesivos.
  • Insatisfacción con el aspecto corporal.
  • Necesidad de aceptación por los demás.
  • Anhelo de pertenencia a un grupo social.
  • Falta de hábitos de alimentación saludables.
Mujer con anorexia por las redes sociales.
Si bien la anorexia y la bulimia son diferentes, ambas se consideran trastornos de la conducta alimentaria.

«Ana» y «Mía», las iniciadoras del riesgo de TCA en las redes sociales

Existe un tipo de portales web que suele utilizar los nombres ficticios de Ana y Mía para referirse a la anorexia y a la bulimia, respectivamente. En estos espacios se intentan promover los patrones alimentarios alterados de estos trastornos y las prácticas asociadas a los mismos como una forma de vida.

Del mismo modo, sugieren la idea de que la esbeltez patológica es sinónimo de belleza. Por lo tanto, el principal objetivo sería la pérdida de peso.

De esta forma, los espacios pro-TCA podrían servir como factor predisponente en personas vulnerables a desarrollar un trastorno alimentario. Además, es habitual que en estos sitios disuadan a sus usuarios de mantener oculto su comportamiento autolesivo, con el fin de evitar cualquier detección que implique la obtención de ayuda de su entorno real.

El descubrimiento de este tipo de páginas generó la persecución, la denuncia y la clausura de las mismas en algunos países. En especial, porque la mayor parte de quienes accedían a ellas eran menores de edad.

Sin embargo, el intento por censurar el contenido perjudicial que ofrecen los miembros del grupo autoproclamado Anorexic Nation está lejos de desaparecer, gracias el advenimiento y evolución de las redes sociales.

Promotores del riesgo en internet

La configuración actual de diversas redes sociales intenta bloquear el contenido que incite la adopción de hábitos asociados a la bulimia y a la anorexia. Del mismo modo, algunas RRSS incluso muestran mensajes de advertencia para quienes buscan este tipo de información, invitándoles a visitar sitios dedicados a prevenir los trastornos de la conducta alimentaria.

Sin embargo, la presencia de «Ana» y «Mía» han podido evadir estas políticas.

Vale aclarar que estas mismas redes sociales diseñan tecnologías que permiten a los usuarios modificar las imágenes que van a compartir. La finalidad de estas herramientas es eliminar las imperfecciones corporales, produciendo fotografías que encajen dentro de los parámetros culturales de lo que se considera estético.

Por lo que el intento por proteger a las personas vulnerables frente a los TCA se ve opacado por el reforzamiento del ideal de belleza. Es una paradoja basada en lo comercial.



¿Qué opinan los expertos?

Diversos grupos de investigadores han intentado descubrir si el uso de las redes sociales por parte de personas vulnerables puede desencadenar algún TCA. En especial, porque algunos autores y sociedades científicas atestiguan que la prevalencia de anorexia y de bulimia se incrementó en los últimos años.

Por otra parte, la censura de los sitios promotores de estos trastornos no ha mostrado un efecto protector. De hecho, aunque hubo un retiro masivo de dichos espacios virtuales, la prevalencia de la anorexia y de la bulimia siguió en aumento.

Por lo que el control del contenido en internet no parece ser un método útil para prevenir la aparición de los TCA. Sin embargo, es evidente que dichos grupos aún persisten en las redes sociales.

Mujer con bulimia por las redes sociales.
La prevalencia de los TCA va en aumento. Por lo tanto, es claro que las medidas preventivas no son suficientes.

Relación entre anorexia, bulimia y redes sociales: ¿mito o realidad?

Desde finales del siglo pasado se ha propuesto a los medios de comunicación como un factor de riesgo para el desarrollo de los TCA, debido a que promueven la idea de que la delgadez extrema es sinónimo de belleza y éxito social. No obstante, poco ha cambiado con relación a los tipos de anuncios que se exponen, a pesar de que suelen estar editados.

Muchas de las modelos idealizadas en la publicidad han admitido padecer un trastorno de la conducta alimentaria.

Las redes sociales son una nueva forma de comunicación, que de manera adicional, permiten la interacción de sus usuarios. Es por esta razón que los expertos consideran que el contenido compartido en las RRSS puede servir como fuente de comparación negativa.

Esto, en una persona vulnerable, crea un círculo de retroalimentación sobre su insatisfacción corporal y su baja autoestima. Hace del uso excesivo de las redes sociales un factor de riesgo para el desarrollo de TCA.

¿Cómo prevenir la bulimia y la anorexia en las redes sociales?

Han surgido un sinnúmero de recomendaciones para evitar la exposición continua de personas susceptibles a este tipo de contenido. Sin embargo, no existe un consenso universal entre los profesionales de la salud mental al respecto.

En lo que sí están de acuerdo es en que la influencia del entorno es solo un factor condicionante. No debe convertirse en el protagonista de la prevención.

Por ello, es más sensato resaltar la necesidad de edificar la autoestima en los niños, brindándoles seguridad y aceptación de sus características individuales en su desarrollo. Eso será mucho más efectivo que intentar controlar el contenido disponible en el amplio (y casi infinito) mundo de las redes sociales.


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