Reprimir las emociones bloquea nuestro hígado
Revisado y aprobado por el médico Nelton Abdon Ramos Rojas
Una mala alimentación, el consumo de tabaco y alcohol, y muchos otros factores perjudican la salud hepática. Entre ellos, algunos incluyen el hecho de reprimir emociones.
Para prevenir problemas y disfrutar de una buena calidad de vida, no hay nada mejor que un estilo de vida saludable y el seguimiento de los consejos del médico. Pero, ¿podríamos hacer algo más que eso? ¿Podría ser de ayuda cuidar de nuestra salud mental?
En este artículo te explicamos la relación entre la salud hepática y las emociones negativas que se reprimen, especialmente por la ira. También veremos de qué manera podemos ayudarlo -de forma natural- a que esté saludable.
¿Qué esconde el hígado?
Según la medicina tradicional china, la relación entre cuerpo y mente es intrínseca. Por ello, todos los órganos se relacionan con una o más emociones. A su vez, esto nos da pistas para reflexionar y descubrir cuáles pueden ser los desencadenantes emocionales de determinadas enfermedades.
Por ejemplo, el pulmón estaría relacionado con la tristeza y el riñón con el miedo. Pero en el caso del hígado, las emociones relacionadas son la ira y la frustración. Dos emociones que se deberían aprender a canalizar, ya que si no, afectarían la salud hepática.
La ira y otras emociones
Nos referimos a la ira, pero tenemos que contemplar también emociones cercanas como el rencor, la amargura o el enfado, todas ellas igual de perjudiciales tanto en lo individual como social, y también en cuestión de bienestar integral.
Siguiendo con el planteamiento de la medicina tradicional china, tenemos que un exceso de ira reprimida provoca un bloqueo del hígado, el cual nos genera más irritabilidad y muchas molestias físicas (tensiones musculares en cuello y hombros, dolor de cabeza, problemas de visión, etc.).
Si se dan todas estas circunstancias, nos veremos atrapados en una espiral patológica. Y, si se alarga en el tiempo, puede terminar provocando una enfermedad crónica. Entonces, el sentido común nos dice que tanto reprimir las emociones negativas como gestionarlas inadecuadamente resulta perjudicial para nuestro bienestar.
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¿Entonces hay que dejar de reprimir las emociones?
En lugar de reprimir las emociones, lo adecuado es aprender a gestionarlas. Sobre todo las negativas, que son las que pueden jugarnos malas pasadas en distintas esferas. Para empezar a trabajar en ello, podemos consultar con un psicólogo tanto de forma online como presencial.
Una vez iniciemos la terapia, poco a poco, con dedicación, paciencia y constancia, podremos darnos cuenta de qué es lo que nos hace mal, qué podemos hacer para cambiarlo y por qué es tan importante hacerlo. Para ello, debemos permitirnos aprender, pasar por fases de ensayo y error, y pedir ayuda cada vez que lo necesitemos.
Además de ponernos en manos de un profesional, podemos tener en cuenta los siguientes consejos para conseguir desbloquear el hígado que suele sufrir las consecuencias de estas emociones negativas.
Darnos cuenta
Darnos cuenta es el primer paso para prevenir que situaciones nocivas -como un ataque de ira o una actitud de hostilidad perenne- se repitan con excesiva frecuencia o con gran intensidad. Debemos aprender a conocernos. Ver qué personas o situaciones nos generan una reacción de ira, y de qué manera gestionarla.
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Aprender a comunicar
El primer paso para no reprimir es aprender a comunicar. Poder hablar con serenidad de lo que sentimos y de lo que nos hace daño, pero sin hacer daño (intencionadamente) a otros. Esto es algo esencial con todos, pero sobre todo con las personas a las que queremos.
En segundo lugar, debemos aprender a comunicarnos con aquellas con las que interactuamos en el día a día, como aquellas que forman parte del entorno laboral. Es un paso difícil, pero no imposible. Además, puede resultar para bien tanto para nosotros como para las otras personas involucradas.
Luego, los resultados satisfactorios nos darán ánimo para seguir haciendo el esfuerzo de comunicarnos de manera inteligente y asertiva, hasta que consigamos hacerlo de manera natural y espontánea.
Comunicar de manera clara, asertiva, sin indirectas ni ataques personales es esencial a la hora de comunicarnos con cualquier persona.
Hacer deporte
El deporte es una de las grandes soluciones para nuestros males, en este caso porque nos ayuda a descargar la tensión física, pero también la emocional.
Si lo que queremos es desbloquear el hígado, según creencias, especialmente ejercicios que nos permitan movilizar el brazo derecho. Cuando realizamos movimientos con este brazo estamos también masajeando y liberando nuestro hígado, por lo que podemos optar, por ejemplo, por el tenis o el boxeo, según el grado de intensidad que necesitemos.
De vez en cuando también podemos practicar deportes en al aire libre o en la naturaleza y, si nos es posible, dar algún grito bien fuerte. No debemos menospreciar este último consejo, pues podría ser más útil de lo que parece a la hora de aliviar y disipar malestar emocional.
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Acupuntura
Aunque la evidencia sobre su eficacia aún es insuficiente como para avalarla, en la medicina tradicional china se considera que la acupuntura es una herramienta útil tanto para cuidar y aliviar el cuerpo como para facilitar la gestión emocional y la tensión acumulada.
La acupuntura sería un coadyuvante, no un tratamiento como tal. No hay que olvidar que, sin buenos hábitos de vida y ayuda profesional (en términos de salud mental), ninguna herramienta es capaz de brindar beneficios como nos gustaría. Por ende, hay que intentar integrarlo todo de manera coherente para que nos favorezca.
Aprender a comunicarnos, gestionar la tensión emocional acumulada, mejorando nuestro autoconocimiento, manteniendo buenos hábitos de vida y siguiendo las recomendaciones de los expertos, podremos dejar de reprimir las emociones y mejorar nuestra salud de manera integral.
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