¿Qué es la resaca social y cómo se puede combatir?

El encuentro con otras personas nos implica cierto gasto de energía. Cuando esos encuentros son reiterados, sin que medie el descanso, podemos experimentar resaca social.
¿Qué es la resaca social y cómo se puede combatir?
Maria Fatima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales.

Última actualización: 06 julio, 2023

Quizás, la resaca social se hizo más evidente durante la pospandemia. Como pasamos mucho tiempo confinados, una vez que empezaron a permitirse las visitas y las actividades, muchas personas buscaron recuperar el tiempo perdido.

Planes con la familia, con amigos, con los compañeros de oficina. Sin descanso, sin pausa, día tras día. No sin consecuencias, claro. Incluso hay frases que lo ejemplifican muy bien: «quedé de cama, estoy con la energía baja, se me agotó la energía».

Este es el meollo de la resaca social. Los efectos negativos producto de los encuentros sociales permanentes, sin que medie una pausa o descanso. Veamos cómo afrontarla.

¿Qué es la resaca social?

La resaca social se refiere al agotamiento físico, mental y emocional, como un burnout, ocasionado por una sucesión de múltiples encuentros y reuniones sociales. Dicho de otra manera, viene a poner en evidencia los efectos adversos o negativos que vivimos tras una vida social activa.

Lo que sucede es que, cuando nos encontramos con otras personas, ponemos en juego múltiples recursos: cognitivos, sociales, de comunicación, etc. También ponemos el cuerpo con movimientos, gestos y tonos de voz. Entonces, es lógico que, después de una serie ininterrumpida y casi maratónica de compromisos sociales, terminemos cansados.

Es importante aclarar que la resaca social no es un diagnóstico. Es una forma de ilustrar una situación social real, pero que no figura en ningún tipo de manual. Ahora bien, sí es cierto que es más frecuente en ciertos casos; por ejemplo, en personas que son altamente sensibles (PAS), en quienes son más solitarios o introvertidos.

Persona altamente sensible con resaca social.
Las personas son sensibilidad aumentada pueden notar que los encuentros sociales las desgastan más que a otros.

Signos de la resaca social

Algunos de los signos que nos indican que estamos experimentando resaca social son los siguientes:

  • Pérdida del deseo o interés por asistir a un lugar o una reunión. Esto sucede después del segundo evento. Es decir, hacia el día sábado, arrastramos el cansancio de la reunión de los días previos.
  • Imposibilidad de estar presente. Queremos estar ahí, mantener una escucha abierta y ser receptivos, pero no lo logramos. En cambio, la pregunta que gira en nuestra cabeza es la de cuándo termina o cuándo podré volver a casa. Aquí también podemos incluir las dificultades para concentrarse.
  • Efectos físicos. Dolores de cabeza, sensación de hiperestimulación, ahogo, mareo. En algunos casos, podemos experimentar dolor de garganta o pérdida de la voz. Esto sucede cuando nos reunimos en sitios muy concurridos y con música de alto volumen, en los que necesitamos hablar cada vez más fuerte.
  • Cambios de humor: irritabilidad, ganas de estar solos.
  • Dificultades para detenerse. Quizás te encuentras exhausto, pero tu cerebro sigue funcionando a mil por hora. Lo que sucede es que se dificulta regresar a un estado de reposo. Incluso, es posible experimentar trastornos en el sueño.

¿Cómo combatir la resaca social?

Vamos a repasar algunos consejos para evitar caer en la resaca social. Son medidas simples que pueden ayudarte si atraviesas esta situación.

Aprender a decir que no

Con sensibilidad y asertividad, podemos explicarle a la otra persona nuestra situación, cómo nos sentimos y declinar la invitación. Se trata de un egoísmo sano, en el que prima el autocuidado. Ahora bien, podemos pensar en hacer una contrapropuesta, como un modo de manifestar interés: «propongo que en lugar de vernos esta semana, nos reunamos el próximo miércoles. Estaré más libre de tiempo en esa fecha».

Priorizar la calidad

Busquemos lo genuino del encuentro en lugar del compromiso. Más vale postergar el evento y poder estar plenamente presentes.

Proponer otras formas de encuentro

Una situación típica es la de fin de año. Empieza diciembre con los brindis, las despedidas, las reuniones de cierre.

Lo cierto es que entre el 31 de diciembre y el 1 de enero del año siguiente, lo único que cambia es el número. No es necesario enloquecer y forzar las reuniones a las 2 últimas semanas del año.

Podemos planificar encuentros más relajados y repartirlos. Tu cuerpo y tus vínculos te lo agradecerán.

Considerar el descanso como un plan en sí mismo

No se trata de que el descanso suceda en el tiempo que nos sobra. Por el contrario, debemos generar un tiempo propio para relajarnos, despejar nuestra mente y conectarnos con nosotros mismos.

Descanso de la resaca social.
El descanso no es una pérdida de tiempo. A veces, es la manera de recuperar energías para retomar el contacto social.

Combatir nuestros fantasmas e inseguridades

Nadie nos dejará de querer ni dejaremos de ser parte solo por no acompañar en determinada reunión. Por lo menos, esto no sucede en los vínculos seguros y respetuosos, en los que somos capaces de entender al otro sin tomarlo como un asunto personal.

También debemos hacer frente al FOMO (fear of missing out o “miedo a quedar fuera”). Es el temor y la ansiedad que nos llevan a aceptar siempre, creyendo que si no vamos, nos estaremos perdiendo algo importante.

Replantear la agenda

¿Está mal reunirse con amigos, celebrar con unos, almorzar con otros? No, en lo absoluto.

Lo que resulta perjudicial es vivir en el extremo; no permitirse los descansos y las pausas. El hecho de no comprender las señales de alerta que nos manda nuestro cuerpo e intentar satisfacer a todo el mundo no resulta saludable.

Si bien se trata de una cuestión de autocuidado, posponer algunos eventos es una forma de cuidar el vínculo con la otra persona y hasta una muestra de respeto. Después de todo, nadie tiene por qué soportar nuestro desgano o mal humor. Que las reuniones sean, entonces, un motivo de compartir y de alegría, no un mero check list de la agenda.


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  • Patlán Pérez, Juana (2013). Efecto del burnout y la sobrecarga en la calidad de vida en el trabajo. Estudios Gerenciales, 29(129),445-455.[fecha de Consulta 13 de Septiembre de 2022]. ISSN: 0123-5923. Disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=21230026007

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