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¿Cómo saber si tienes fimosis?

5 minutos
La duda sobre la existencia de una fimosis en los varones es habitual. Muchas veces, la falta de conocimiento sobre el tema es lo que determina que no se pueda establecer con claridad la consulta inicial.
¿Cómo saber si tienes fimosis?
Elisa Martin Cano

Escrito y verificado por la médica Elisa Martin Cano

Última actualización: 24 mayo, 2023

¿Cómo puedes saber si tienes fimosis? Este es un problema de salud del sexo masculino, y a veces existe la duda entre los hombres sobre si lo tienen o no. El problema de la cuestión reside, casi siempre, en no comprender bien qué es este trastorno.

La fimosis es una patología de los genitales masculinos. Consiste en la incapacidad para retirar la piel que recubre el glande y dejar éste al descubierto. Aunque es un problema que asociamos a bebés o niños pequeños, y que desaparece o se trata en la juventud, esto no tiene por qué ser así.

Hay casos en los que aparece la alteración en la edad adulta, sin haber sido diagnosticada antes. Por ello, en este artículo te explicamos cómo saber si tienes fimosis y todo lo que debes conocer acerca del problema.

¿Qué es la fimosis?

La parte final del pene del hombre es el glande. Esta parte está recubierta por una piel llamada prepucio, que tiene como función proteger al glande, ya que es una zona delicada.

Lo que ocurre es que, en algunas ocasiones, hay un exceso de piel en el prepucio, o la misma se encuentra inflamada o poco abierta. En esos casos, no puede retirarse hacia atrás de forma manual para dejar el prepucio descubierto.

Cuando esto tiene lugar y el prepucio no se retrae, hay algunas consecuencias, entre las que se encuentran las siguientes:

  • Higiénicas: para limpiar el glande es necesario retirar el prepucio. Si esto no puede hacerse, con el paso del tiempo se acumulan residuos, como restos de orina, en el borde inferior del glande. Esto puede llevar al padecimiento de infecciones de repetición, así como malos olores.
  • Sexuales: durante el coito es necesario que el prepucio pueda retirarse y volver a su lugar original sin problemas, de modo que la penetración no cause dolor. En casos de fimosis, con la erección o la penetración hay dolor de mayor o menor intensidad, lo que dificulta el acto.
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La fimosis puede causar dolor, sobre todo en el acto sexual, ya que si no hay buena dinámica del prepucio aparece la molestia

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¿Qué tipos existen?

Dependiendo del momento de la vida en que aparecen, distinguimos dos tipos diferentes de fimosis:

  • Primaria: está presente desde el nacimiento. En muchas ocasiones, este tipo de fimosis se soluciona poco a poco con la edad, llegando a desaparecer, incluso sin tratamiento, antes de la mayoría de edad. Existen casos más severos en los que sí es necesario el abordaje quirúrgico.
  • Adquirida: en estos casos el hombre nace sin fimosis. Esta se desarrolla a lo largo de la vida por diferentes motivos. Los más comunes son, por ejemplo, la pérdida de elasticidad de la piel con la vejez, las heridas o las infecciones de la zona genital.

Además del momento de aparición, podemos clasificar esta patología en función de su severidad:

  • Primer grado o puntiforme: la más grave. El glande está cubierto casi en su totalidad y el prepucio no puede retraerse casi nada.
  • Segundo grado: solo se ve el final de la uretra. La piel del prepucio puede retraerse en un mínimo.
  • Tercer grado: queda descubierta hasta la mitad del glande cuando se practica el movimiento manual.
  • Cuarto grado: el prepucio puede retraerse por completo, pero causa molestias y dolor.

¿Cómo saber si tienes fimosis?

Hay algunos síntomas y señales que nos pueden indicar que algo no funciona como debería y que es necesario consultar con el especialista. Los síntomas más frecuentes de la fimosis son los siguientes:

  • Molestias o dolor al intentar retraer el prepucio: puede ocurrir, por ejemplo, en las duchas, al intentar limpiar la base del glande. Dependiendo del grado de fimosis, estas molestias o dolores serán más o menos intensos.
  • Dolor durante la erección: sucede en períodos de excitación, al mantener relaciones sexuales, ya que el roce hace que el prepucio se retraiga contra su tendencia a no hacerlo.
  • Disuria: este es el nombre técnico de la molestia al orinar. Puede ser superficial o llegar incluso a una retención de orina si el prepucio está cerrado y la fismosis es puntiforme.
  • Infecciones a repetición: la balanitis, por ejemplo, al reunirse restos sin higiene en el glande, es una posibilidad frecuente de la fimosis. Es posible que aparezcan placas amarillentas en la base del glande a causa de esta acumulación de residuos.
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La consulta con un especialista en urología es útil para saber si tienes fimosis

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¿Cuál es su tratamiento?

Aunque los síntomas nos indiquen que tenemos fimosis, es necesario acudir al especialista en urología. Él será quien confirme el diagnóstico y establezca el grado para proponer el tratamiento más adecuado. En general, los dos tipos de terapéuticas que existen son las siguientes:

  • Tratamiento médico conservador: se basa en antiinflamatorios y corticoides. A estas medidas se le suman masajes suaves para eliminar adherencias de la piel y hacerla más elástica. El objetivo es intentar que el prepucio pueda retraerse sin problemas.
  • Abordaje quirúrgico: cuando el tratamiento conservador no funciona, o en casos en los que la fimosis se complica, el tratamiento será más drástico. La cirugía consiste en cortar la piel que sobra y que impide que el prepucio pueda bajar. Si se deja todo el glande al descubierto es una circuncisión.

Para saber si tienes fimosis, no demores la consulta

La fimosis es un cuadro común y poco grave. Pese a lo que se cree, no siempre tiene que aparecer desde el nacimiento y hay ocasiones en las que se desarrolla en la edad adulta.

Como siempre, lo más importante será acudir al especialista ante la sospecha. Él confirmará el diagnóstico y establecerá el tratamiento más apropiado, ya que la fimosis suele solucionarse sin presentar complicaciones futuras.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.