Alexandre Olmos, médico: "si tu microbiota está alterada puede afectar la producción de colágeno"

Solemos esforzarnos por cuidar la piel con cremas hidratantes, productos antiaging, protector solar, tónicos, sérums y otra variedad de productos. Queremos que luzca luminosa, tonificada y sin imperfecciones. Aun así, ciertas veces parece que no es suficiente. Nos sigue saliendo acné, nos dan brotes de rosácea o notamos ligeras pérdidas de firmeza.
Pero, ¿y si el problema no está en lo que podemos tratar externamente? De acuerdo con Alexandre Olmos, médico especialista en epigenética y medicina interna, los problemas de la piel pueden estar asociados a un intestino inflamado. “Si la microbiota está desequilibrada, puede reducir la producción de colágeno”, advierte.
La salud de tu piel comienza en el intestino
Un número creciente de estudios científicos han encontrado una relación estrecha entre la salud intestinal y la aparición de enfermedades cutáneas. Tal y como lo explica el Dr. Olmos, alteraciones como el acné, la rosácea y la piel seca pueden ser la manifestación de un intestino inflamado.
En estas condiciones, la microbiota intestinal se altera y es más difícil absorber nutrientes como la vitamina C, zinc, cobre y aminoácidos, que desempeñan un papel clave en la formación y estabilidad del colágeno. Además, ese desequilibrio afecta las funciones del sistema inmunitario, lo que aumenta la producción de compuestos inflamatorios que debilitan la barrera de la piel y aumentan su sensibilidad.
Alimentos que favorecen el intestino y la salud de la piel
La alimentación desempeña un papel principal a la hora de cuidar el intestino y mejorar la salud de la piel desde adentro. Si bien es clave asegurar un balance adecuado de todos los nutrientes, el Dr. Olmos recomienda particularmente aquellos alimentos abundantes en vitamina C y grasas saludables, que hidratan y protegen.
- Fuentes de vitamina C: brócoli, pimientos rojos, naranjas, mandarinas, limones, kiwi, fresas, papaya y guayaba.
- Grasas saludables: aguacate, aceite de oliva extra virgen, frutos secos (nueces, almendras, avellanas), semillas de chía y linaza, pescado azul (salmón, sardina, atún).
- Otros alimentos nutritivos: mariscos, legumbres, semillas de calabaza, cacao puro y cereales integrales, que aportan zinc y cobre; y claras de huevo, pollo, pavo, gelatina sin azúcar, lácteos y soja, que aportan aminoácidos.
Cansancio crónico y cambios de humor, otras manifestaciones de un intestino alterado
No es simple coincidencia que la aparición de problemas en la piel aparezca de forma simultánea con síntomas como el cansancio crónico, la ansiedad, estados depresivos o irritabilidad. El Dr. Olmos añade que el intestino es el encargado de producir hasta el 90 % de la serotonina, conocida como la hormona del bienestar.
Esto explica por qué cuando hay una alteración en la microbiota y nos sentimos inflamados, también estamos más cansados, con letargo y dificultades para concentrarnos. Existe una red de comunicación entre el sistema digestivo y el sistema nervioso, conocida como “eje intestino-cerebro”. Cuando la inflamación aumenta y la producción de neurotransmisores disminuye, impacta el estado de ánimo y hasta la calidad del sueño. Por eso, nos sentimos más estresados y ansiosos.
Ahora bien, además de los alimentos que ya nombramos, el especialista recomienda aumentar la ingesta de productos fermentados como yogur, kéfir, chucrut y similares, que tienen potencial de aumentar el equilibrio bacteriano del intestino. También opciones ricas en fibra, como verduras, frutas y legumbres, que además calman el sistema nervioso.
Cuidar la salud digestiva aumenta nuestro bienestar
A menudo lo ignoramos, pero muchos hábitos comunes, como la exposición excesiva al estrés, el consumo de ultraprocesados, el sedentarismo y la falta de sueño, afectan no solo al sistema digestivo, sino también como nos vemos y cómo nos sentimos. Por eso, profesionales como el Dr. Alexandre nos recuerdan que las elecciones diarias influyen en nuestro bienestar.
No es solo proteger la piel desde lo externo o adoptar estrategias de relajación para calmar el estrés. Es ser conscientes de que la inflamación que afecta al sistema digestivo puede desencadenar reacciones en todo el cuerpo, y que nuestro estilo de vida puede empeorarla o contribuir a su equilibrio.
Crédito imagen (izquierda): Alexandre Olmos, Instagram, @dr.alexandreolmos
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