Síndrome del ocaso en el adulto mayor: ¿cómo se puede tratar?
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Comienza el atardecer y con él, síntomas desesperantes para ancianos diagnosticados con el síndrome del ocaso en el adulto mayor. Es así como se conoce a la afección geriátrica de pacientes con demencia, depresión o enfermedad de Alzheimer.
Quienes padecen el trastorno experimentan ansiedad, desesperación, agitación, irritabilidad y pesimismo. La condición también se identifica con el nombre en inglés sundowning, e impacta entre las 4:30 horas de la tarde y las 11:00 horas de la noche. En tanto la luz del sol desaparece, se producen alteraciones del comportamiento que empeoran según el estado cognitivo.
Síntomas del síndrome del ocaso
Aunque algunas personas presentan varios indicios del síndrome, otras apenas si muestran uno. Por lo general, evidencian gritos, nerviosismo, tristeza, llanto, susurros, testarudez, frustración y sensación de peligro. Hay quienes repiten frases, se esconden, actúan con violencia, alucinan, ocultan objetos o deambulan de más.
Una investigación publicada en la Revista Argentina de Clínica Neuropsiquiátrica correlaciona los estados anímicos de ancianos con la incidencia del ocaso. El estudio precisa que la confusión y la desorientación se expresan a través de ansiedad, miedo, irritabilidad, apatía y depresión.
Los episodios inician a la misma hora todos los días y duran lo que dura el ocaso.
¿Qué lo puede causar?
Un potencial desencadenante biológico del sundowning es la alteración del ritmo circadiano y de la hormona melatonina. Esto se refiere al desajuste de ciclos diarios que corresponden a la luz y la oscuridad, provocando cambios físicos, mentales y conductuales.
Las personas con enfermedades neurodegenerativas presentan alteraciones en las zonas del cerebro encargadas de controlar el ritmo circadiano. Esto se traduce en una disminución de la producción de melatonina, lo que sumado a la escasez de luz natural, el ruido y el cansancio, desencadenan el síndrome.
Además, el seguimiento de patrones ha permitido precisar los siguientes factores:
- Poca o mucha luz, lo que deriva en desconcierto y temor, en especial en personas con problemas de visión.
- Agotamiento al terminar el día, sobre todo cuando quedan cosas por hacer.
- Aislamiento social, detonado por la movilidad limitada.
- Desconocimiento del entorno, así como los cambios inesperados de ambientes.
- Necesidades físicas no satisfechas, como hambre, sed, sueño o higiene.
- Desequilibrios hormonales e interrupciones del reloj biológico interno.
El síndrome del ocaso también puede estar presente en personas que sufran depresión estacional. Durante el otoño y el invierno, el atardecer se adelanta, lo que puede causar síntomas de ansiedad y depresión.
¿Cómo actuar en caso del síndrome del ocaso?
Es necesario conocer a quien padece el síndrome para ayudarle. Por ejemplo, el establecimiento de conductas a una hora puntual permite actuar de modo adecuado.
Llevar a la práctica medidas ambientales, como cambiar de habitación al paciente o graduar la luz, también son de ayuda. Puedes planificar actividades que impliquen poco esfuerzo para que el anciano se ocupe durante el día y mejore el sueño nocturno.
De igual modo, es fundamental aplicar una rutina para comer. La Fundación Alzheimer España explica que los pacientes tienden a comer menos y con el progreso de la enfermedad deambulan largos períodos, lo que conlleva a la agitación.
En cuanto al tratamiento farmacológico, se considera de utilidad cuando hay síntomas de depresión, trastornos del sueño o niveles muy elevados de ansiedad. Un médico debe aprobar los remedios y el cuidador tiene que prestar atención a los posibles efectos secundarios.
Algunos estudios demuestran que los fármacos más utilizados para controlar las crisis de ansiedad son los antipsicóticos atípicos, ya que son mejor tolerados. Por su parte, los hipnóticos no benzodiacepínicos y algunos antidepresivos también pueden ser de utilidad.
¿Cuándo es necesario ver a un médico?
Apenas se asomen los indicios de intranquilidad o desesperación con el atardecer, hay que buscar asistencia médica. Durante los primeros episodios, el sundowning suele confundirse con cuadros delirantes.
La diferencia es que los delirios ocurren en cualquier momento del día. Con ayuda del especialista, además de distinguir las condiciones, se sabrá qué medicamentos sirven para relajar al paciente.
Estilo de vida y recomendaciones
Los encargados de vigilar a las personas de tercera edad con síndrome del ocaso deben colaborar para minimizar las alteraciones con las pautas que mencionaremos a continuación:
- Evitar las siestas diurnas: mientras menos duerman en el día, mejor será el descanso por las noches. No obstante, si se nota que dichas siestas favorecen, entonces no hay que desalentarlas.
- Hacer seguimiento a la dieta: tomar nota de los cambios o patrones vinculados a ciertos alimentos. Balancear la comida, evitando grandes proporciones de azúcares y cafeína. Perjudican el alcohol, los refrescos y las sustancias que alteran el sueño. Las vitaminas E, B12, tiamina y minerales son importantes para mantener la función cognitiva.
- Planificar actividades: programa caminatas o excursiones cuando el paciente esté más activo, pero procura que no sean tantas actividades por día para no abrumarlo.
- Ejercitar: los deportes moderados que aumentan la fuerza muscular favorecen el control de la conducta agresiva, despiertan el apetito, alivian la tensión y reducen el estrés.
- Minimizar ruidos: sustituir el sonido de radios, teléfonos y televisores por música relajante. Todo lo que implique ruido tiene que alejarse cuando se aproxima el ocaso.
- Trabajar la iluminación: iluminar las habitaciones mengua los efectos de la noche. Al amanecer, hay que exponer al paciente a luz artificial o natural, de manera que no despierte rodeado de oscuridad. La terapia lumínica es una alternativa para el tratamiento del insomnio en la edad avanzada.
- Tener objetos cotidianos: la presencia de objetos que los adultos mayores sean capaces de reconocer pueden ayudar a controlar las crisis de ansiedad y desorientación. Lo ideal es contar con algo que les genere una sensación de bienestar y tranquilidad como fotos familiares o regalos.
- Anticipar las sorpresas: si creas una rutina en la que anticipas lo que sucederá, posiblemente el impacto sea menor.
- Cumplir con la medicación: el sundowning es más llevadero sin saltarse la medicación.
- Mantener un ambiente seguro: la mejor opción es contar con seguros en las puertas y ventanas, así como sensores con la finalidad de evitar accidentes. Además, se debe facilitar un ambiente donde el anciano pueda moverse sin tener riesgos de tropiezos o caídas.
El papel del cuidador en el síndrome del ocaso
El cuidador requiere paciencia y saber reaccionar ante un episodio. Es básico mantener la calma y no discutir, ya que el adulto mayor no tiene control del síndrome y sus actitudes no son intencionales.
Lo recomendable es validar los sentimientos del paciente, explicarle que lo escuchas, transmitirle tranquilidad y conducirlo a alguna actividad que le devuelva la calma. Es necesario que la familia o quienes habiten en casa se apeguen a las medidas para mejorar la comodidad.
Y lo más importante, si el cuidador necesita ayuda, tiene que pedirla. Instituciones como la Confederación Española de Alzhéimer o la Fundación de Alzhéimer de América orientan en estos casos.
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- Confederación Española de Alzheimer. https://www.ceafa.es/es/que-comunicamos/noticias/sundowning-en-el-alzheimer-el-mal-que-llega-con-las-sombras
- Fundación del Alzheimer de América. https://alzfdn.org/es/
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- Amariles P, Faus M, García-Corpas J. Terapia lumínica: efectividad en el tratamiento del insomnio en pacientes de edad avanzada. Atención Primaria. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria. España; 2008. https://www.elsevier.es/es-revista-atencion-primaria-27-articulo-terapia-luminica-efectividad-el-tratamiento-13116159
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