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Síntomas de una infección dental que se propaga al cuerpo

10 minutos
Los síntomas de una infección dental que no se trata pueden agravarse y extenderse a otras partes del organismo. Aquí te contamos cuáles son estas manifestaciones y cómo pueden abordarse.
Síntomas de una infección dental que se propaga al cuerpo
Vanesa Evangelina Buffa

Escrito y verificado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa

Última actualización: 28 abril, 2024

A veces, los síntomas de una infección dental, en una muela o en otro elemento de la boca, no reciben la importancia que se merecen. Dejar que este problema avance puede tener consecuencias graves. Incluso, con la necesidad de una internación hospitalaria.

La pérdida del diente es una complicación, entre otras. Pero también podrían migrar las bacterias desde la boca hacia órganos más distantes, como el cerebro o el corazón.

Cuando una infección en una muela u otro diente se propaga, es posible que aparezca la sepsis. Se trata de un cuadro clínico originado por la presencia constante de bacterias en la sangre. Es una situación de emergencia y grave.

¿Cómo son las infecciones dentales?

Las infecciones en los dientes también se conocen como abscesos dentales. En sí, es la acumulación de pus en una pieza dentaria, debido al ingreso de bacterias. Las vías de acceso de los microorganismos son variadas. Pueden llegar al interior del diente a través de caries no tratadas, fracturas, grietas o empastes filtrados.

La infección puede localizarse en distintas regiones del diente. Si se ubica en la punta de la raíz, se denomina absceso periapical; si, en cambio, se produce en las encías, a los costados de la raíz, se llama absceso periodontal.

¿Cuáles son los síntomas de una infección en una muela?

El dolor es el síntoma principal en una infección dentaria o en un absceso. A veces, se siente como un latido intenso, punzante y persistente. Puede quedarse en la boca o irradiarse al cuello, el oído y el resto de la mandíbula. Tiende a empeorar al recostarse.

Otros signos son los siguientes:

  • Fiebre: no está siempre presente.
  • Mal aliento: o sabor desagradable en la boca.
  • Disfagia: dificultad para tragar o hasta para respirar.
  • Aumento de volumen en la cara: se nota en las mejillas.
  • Linfadenopatía: es la inflamación de ganglios linfáticos, sobre todo, los de la mandíbula y el cuello.
  • Hipersensibilidad: se sienten molestias al masticar, al apretar las muelas y al ingerir alimentos fríos o calientes.
  • Lesión en la encía: hay hinchazón en la zona gingival cercana a la pieza dentaria afectada. Puede tener la apariencia de un grano del que drena pus. La salida del líquido disminuye el dolor, pero no significa curación.

¿Cómo saber si una infección dental pasó al cuerpo?

Las infecciones en las muelas o en otros elementos de la boca pueden desencadenar problemas serios. Antes de la propagación, es posible notar algunos síntomas que indican que hay complicaciones en curso.

Cuando no son tratadas, las infecciones dentales no desaparecen por sí solas. A veces, los abscesos se abren al exterior y el dolor se va, pero las bacterias continúan en el interior de la pieza dentaria.

Los síntomas para considerar que un absceso dental es de mayor riesgo son los siguientes:

  • Deshidratación: menor frecuencia en las micciones, dolor al orinar, orina oscura y concentrada.
  • Malestar general: se percibe fatiga extrema, quizás con dolor de cabeza, mareos y aturdimiento.
  • Fiebre: hay aumento de la temperatura corporal. Esto se puede acompañar de sudoración y enrojecimiento de la piel.
  • Limitación del movimiento bucal: hay imposibilidad de abrir por completo la cavidad bucal e incomodidad para mover la lengua.
  • Aumento de los parámetros vitales: pulso rápido, con más de 100 latidos por minuto, o taquipnea, con más de 25 respiraciones por minuto.
  • Hinchazón notoria en la cara: si bien un absceso menos grave puede derivar en este síntoma, es de mayor gravedad cuando se inflama el piso de la boca o la zona infraorbitaria (debajo de los ojos). Esto podría dificultar la respiración y el acto de tragar.

Complicaciones de una infección de muela

Una vez que la infección dental se propagó más allá de la mandíbula, hay claro riesgo de obstrucción de la vía aérea y sepsis. Por eso es clave recibir atención oportuna y adecuada para el caso.

A continuación, repasaremos las consecuencias más notorias de un absceso dental. Como podrás comprobar, la gravedad de varias de ellas no es menor.

Pérdida del elemento dentario

Según las estadísticas, la inflamación de los tejidos periapicales y de la pulpa es la causa principal de pérdida de dientes en el mundo. De todos modos, este no tiene por qué ser el desenlace obligado de un absceso.

El abordaje a tiempo podrá evitar la consecuencia. Y ello resulta clave, ya que la pérdida de dientes afecta la funcionalidad de la boca, más allá de la estética. Además, implica luego un desembolso de dinero extra para solventar la faltante, mediante coronas o prótesis.

Osteomielitis

La osteomielitis es una infección ósea. Cuando una infección en una muela no se trata de manera adecuada, los microorganismos podrán alcanzar el hueso maxilar superior o el mandibular.

En general, esta complicación se asocia a ciertos factores de riesgo. Las personas que viven con diabetes, por ejemplo, son más propensas. Los síntomas son el dolor intenso en el área afectada, la hinchazón de la cara y la sensibilidad al tacto en las mejillas. También, puede haber fiebre y pérdida del apetito.

El tratamiento implicará antibióticos y procedimientos quirúrgicos para drenar el absceso. En algunos casos graves, puede ser necesaria la eliminación quirúrgica de partes del hueso afectado.

Absceso cerebral

Una infección en una muela que no se trata puede desencadenar un absceso en el cerebro. Es una complicación infrecuente, pero posible.

Cuando las bacterias alcanzan el cerebro, pueden causar la acumulación de pus allí. La condición es en extremo grave y puede provocar dolor de cabeza intenso, fiebre, náuseas, vómitos, cambios en el estado mental, convulsiones e incluso un estado de coma.

Neumonía

La forma aspirativa de la neumonía es la que se asocia a las bacterias en la boca. Caries, piezas dentales rotas y abscesos en la boca son factores de riesgo para que los microorganismos se aspiren con la respiración normal y alcancen el tejido pulmonar.

La neumonía aspirativa puede provocar tos persistente, fiebre, dificultad para respirar, dolor en el pecho, fatiga y producción de esputo. Los grupos de mayor riesgo son las personas con trastornos neurológicos que afectan la deglución, pacientes con alteración de la consciencia y quienes poseen un sistema inmunitario comprometido.

Endocarditis

La endocarditis es una infección de las válvulas del corazón o del revestimiento interior de las cámaras cardíacas. Puede ocurrir como consecuencia de una infección bacteriana de la boca que se disemina.

Las intervenciones dentales, incluso las destinadas a tratar un absceso, podrían ser las culpables de la diseminación. Por eso se recomienda un tratamiento antibiótico preventivo o profiláctico cuando existe el riesgo. Es el odontólogo quien prescribe los antimicrobianos antes de la atención.

Los síntomas de la endocarditis incluyen fiebre, fatiga, dolor en las articulaciones, manchas rojas en la piel, dificultad para respirar y palpitaciones cardíacas. Puede añadirse la complicación de una sepsis.

Sepsis

La sepsis es una respuesta inflamatoria sistémica grave del cuerpo a una infección. En el caso de un absceso dental que se propaga a la sangre, la bacteria responsable tiene su origen en la boca, pero puede alcanzar otros órganos mediante la circulación sanguínea.

Los síntomas pueden incluir lo siguiente:

  • Fiebre elevada.
  • Confusión y letargo.
  • Presión arterial baja.
  • Dificultad para respirar.
  • Frecuencia cardíaca acelerada.

La evolución sin tratamiento deriva en shock. De hecho, una vez que se entró en estado de choque, hasta el 50 % de los pacientes muere.

El tratamiento implica la administración de antibióticos intravenosos, así como el apoyo vital para estabilizar la función de los órganos. Cuanto antes se trate, mayores serán las posibilidades de recuperación.

Tratamientos posibles para los abscesos dentales

Para abordar una infección en una muela o en otro elemento dentario y evitar las complicaciones, el odontólogo tratará de deshacerse de las bacterias. A su vez, buscará limitar la propagación antes de que llegue a los demás tejidos.

Drenaje del absceso

Este es uno de los manejos más usados en el tratamiento de los abscesos. Para este procedimiento, el odontólogo hace una incisión pequeña sobre el absceso y drena el pus que contiene. También, puede valerse de una aguja, con la que aspirará el contenido infeccioso.

Se hace presión para favorecer que salga todo el pus y se lava la zona con solución fisiológica. Siempre en el consultorio. No es seguro drenar abscesos en el hogar.

A veces, es necesario dejar un drenaje de goma para que la herida no se cierre y siga saliendo material a lo largo de los días. Luego, en el control posterior, el profesional procede al retiro del drenaje.

Tratamiento de conducto

Con el objetivo de eliminar la infección y conservar la pieza dentaria afectada, el odontólogo puede realizar una endodoncia o tratamiento de conducto. Consiste en perforar el elemento dentario hasta llegar al centro del diente, donde está el tejido pulpar infectado.

Se limpia y drena cada conducto del diente con instrumental y lavajes. Luego se rellenan y sellan los conductos. A la pieza dentaria se le coloca un empaste o una corona para devolverle la anatomía.

Extracción dentaria

En los casos en los que el tratamiento de conducto no sea posible, se deberá realizar la extracción del diente infectado. En la cirugía también hay que drenar el pus acumulado y limpiar muy bien la zona.

Antibióticos

Más allá del tratamiento odontológico que se instaure, suele ser necesario complementar con el uso de antibióticos. Esto ayuda a eliminar las bacterias, evitar que la infección se expanda y favorecer la recuperación.

De todos modos, el antimicrobiano debe elegirse a consciencia por parte del profesional. Existen guías y recomendaciones para cada zona geográfica. Una prescripción inadecuada aumenta el riesgo de resistencia bacteriana a largo plazo.

Internación

Los pacientes con síntomas de una infección dental grave que se expande por el cuerpo deben ser internados y revisados con urgencia por un cirujano maxilofacial. Puede que el ingreso hospitalario suceda al inicio de una complicación o cuando los síntomas ya son evidencia de un problema serio.

En la internación se administran antibióticos por vía intravenosa, junto con la realización del drenaje quirúrgico del absceso. Se debe evaluar el grado de afección respiratoria y monitorear al paciente por la posibilidad de una sepsis.

¿Qué hago si tengo síntomas de una infección en una muela?

Si crees que tus síntomas son compatibles con un absceso dental, es importante que programes una cita con tu dentista lo antes posible. Mientras esperas la consulta, puedes usar un analgésico de venta libre para aliviar el dolor de modo momentáneo. Pero no tomes antibióticos sin la supervisión de un profesional.

Realiza enjuagues bucales suaves con agua tibia y sal para reducir la inflamación y aliviar el malestar. Mezcla una cucharadita de sal en un vaso de agua tibia y haz gárgaras durante unos 30 segundos antes de escupir.

Continúa cepillándote los dientes y usando hilo dental alrededor del área afectada. Mantener la boca limpia previene la propagación de la infección. Además, evita alimentos y bebidas muy calientes o muy frías. De ese modo, reduces el malestar.

¿Cómo evitar una infección dental y sus complicaciones?

Para evitar que aparezcan los molestos síntomas de un absceso en la muela, hay actitudes y hábitos que se deben practicar. La correcta higiene bucal es la clave para una boca saludable.

El uso frecuente del cepillo y del hilo dental son necesarios para evitar las caries que, si no se tratan, pueden ocasionar infecciones. La utilización de flúor y una dieta balanceada con poco contenido de azúcar también evitarán esta enfermedad de los dientes. Asimismo, las visitas periódicas al odontólogo hacen la diferencia. Es ideal realizar controles odontológicos cada 6 meses.

Dejar pasar los síntomas de una infección dental puede tener consecuencias graves. Al sentir dolor o incomodidad en alguna pieza dentaria, sufrir un traumatismo dental o notar una caries, un hueco o manchas, lo mejor es no retrasar la consulta.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.