7 tipos de dolores de rodilla y sus posibles causas

Lesiones en los ligamentos, fracturas, quistes, artritis y artrosis son causas frecuentes de dolor en la rodilla. Según el tejido afectado, la molestia se ubicará en un sector específico de la articulación.
7 tipos de dolores de rodilla y sus posibles causas
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto.

Escrito por Jonatan Menguez

Última actualización: 03 julio, 2024

Las dolores de rodilla se presentan bajo diferentes formas y tipos. Las causas son variadas y se pueden localizar en diversas regiones anatómicas de la articulación: arriba, abajo, atrás, adelante, por dentro o por fuera.

Más allá de su localización, los tipos de dolores de rodilla también tienen diferente duración, según su origen. Las molestias agudas son las de corta evolución y, generalmente, responden a lesiones o traumatismos. Por otro lado, las crónicas persisten más tiempo y están vinculadas al desgaste por el uso, como sucede con la artritis o la artrosis.

Si sientes dolor en la rodilla, notas inflamación o rigidez, o percibes sonidos poco comunes al realizar movimientos, es posible que padezcas alguna de las siguientes problemáticas. Toma el listado a continuación solo como orientación, ya que será un médico quien determine el diagnóstico.

Locaciones de los distintos tipos de dolores de rodilla.
La rodilla es una articulación compleja con muchas partes. Por eso, son múltiples las afecciones y enfermedades que la pueden alterar.

1. Dolores en la parte interna de rodilla

Las causas internas de este dolor suelen vincularse con daños o lesiones en las estructuras centrales, como los ligamentos cruzados. Tienden a aparecer de repente y pueden derivar de traumatismos.

Esguince o rotura de ligamentos cruzados

Este dolor es agudo y severo. Puede ser precedido por un sonido de chasquido.

Los ligamentos son tejidos flexibles y resistentes que conectan huesos entre sí. La rodilla tiene cuatro ligamentos fundamentales: dos laterales y dos cruzados. Las lesiones en los cruzados –tanto anteriores como posteriores– causan dolores internos, sobre todo, al intentar movimientos.

Estas lesiones son frecuentes en diferentes deportes. Los futbolistas son de los más afectados. Sin embargo, no son exclusivas de los atletas.

La gravedad del esguince o la rotura de ligamentos cruzados es variable. Los casos leves se pueden abordar con reposo, inmovilización, analgésicos y sesiones de kinesioterapia. Para los casos graves se reserva la cirugía.

Lesión de meniscos

El dolor en los meniscos suele ser agudo y localizado. Puede incrementarse al girar la rodilla o al agacharse.

Los meniscos son tejidos elásticos que separan los dos grandes huesos de la rodilla: el fémur y la tibia. Funcionan como amortiguadores y estabilizadores para evitar que el tejido óseo choque entre sí.

Traumatismos o el deterioro por envejecimiento pueden ser causas de dolor de meniscos. Asimismo, el sobrepeso y la obesidad ejercen una presión adicional que es un factor de riesgo.

Los tipos de dolores de rodilla referidos a estos cartílagos se localizan al interior de la articulación o de modo lateral, de acuerdo al menisco afectado. Según las estadísticas, entre los atletas jóvenes, el más lesionado es el menisco externo.

Otros síntomas asociados al dolor pueden ser el movimiento limitado de la pierna y un chasquido al mover la articulación. La terapia abarca desde inmovilización y kinesiología hasta cirugía.

2. Tipos de dolores laterales de rodilla

Las molestias en los sectores laterales, tanto internos como externos, también se suelen vincular con lesiones en los tejidos blandos. Los grandes protagonistas aquí son los ligamentos.

Lesiones en los ligamentos laterales

Este dolor se localiza en el área interna o externa de la rodilla y se agrava con la presión directa.

Además de los cruzados, existen dos ligamentos a los costados de la rodilla: el lateral y el medial. El primero conecta al fémur con el peroné, mientras que el segundo hace lo propio entre la tibia y el fémur.

Se lastiman con cambios rápidos de dirección. En especial, cuando se exige a la rodilla más allá de su rango de movimiento normal.

Los síntomas de un problema en los ligamentos laterales, además del dolor, son los siguientes:

  • Bloqueos de movilidad.
  • Hinchazón e inflamación.
  • Inestabilidad al desplazarse.

En casos leves, puede bastar con sesiones de fisioterapia, reposo y medicamentos antiinflamatorios. Sin embargo, los casos graves requieren intervención quirúrgica.

Síndrome de la banda iliotibial

Este puede sentirse como una quemazón o una molestia punzante en la región lateral externa de la rodilla.

La banda iliotibial es una membrana ubicada en la parte externa del muslo. Se extiende desde la pelvis hasta la tibia y su función es estabilizar la rodilla y la cadera.

El síndrome aparece tras movimientos excesivamente repetidos. Los mismos desgastan y tensan la banda, hasta que su inflamación deriva en roce con músculos y huesos. Es una afección común en deportistas jóvenes.

3. Dolores frontales o anteriores

Los tipos de dolores de rodilla que se perciben en la parte frontal se relacionan, en su mayoría, con la rótula. También llamada patela, este hueso triangular se ubica al frente de la articulación para proteger y actuar como palanca.

Dislocación de rótula

Provoca un dolor agudo que suele ir acompañado de una notable inflamación y, a menudo, de un cambio visible en la forma de la rodilla.

La luxación de la rótula ocurre cuando el hueso se desplaza de su lugar natural. Ello genera movimientos anormales, promueve la inestabilidad y puede producir dolencias. Se vuelve más notorio al agacharse, saltar y colocarse en cuclillas.

Entre las causas que la originan se incluyen los golpes directos o movimientos bruscos con cambio de dirección. En general, se trata mediante inmovilización durante algunas semanas y luego ejercicios para mejorar la flexibilidad y fortalecer los músculos circundantes.

Condromalacia rotuliana

El dolor se localiza detrás o alrededor de la rótula. Suele ser sordo y empeora al subir o bajar escaleras, arrodillarse o sentarse durante períodos prolongados.

Esta afección crónica es una degeneración del cartílago posterior de la patela. Cuando se desgasta, produce dolencias en la parte frontal de la rodilla.

Las actividades cotidianas o el deporte intenso pueden forzar la degradación con el tiempo. La edad avanzada, el sobrepeso y la luxación previa de rótula son factores de riesgo.

Tendinitis rotuliana

Al principio, el dolor se presenta solo durante la actividad física, como una molestia. Luego, con el tiempo, puede persistir incluso en reposo.

Si bien los casos leves se tratan con férulas para inmovilizar por un tiempo, las formas graves requieren cirugía. Es una lesión común en ciertas actividades deportivas, como el ciclismo y el esquí.

Bursitis

Este dolor puede ser agudo o sordo. La zona afectada se ve hinchada y está caliente al tacto.

La bursitis de rodilla ocurre cuando las bursas se inflaman. Las bursas son pequeñas bolsas llenas de líquido que actúan como amortiguadores entre huesos, tendones y músculos.

Entre las causas comunes de bursitis de rodilla están las lesiones previas, el uso excesivo, la presión prolongada (como arrodillarse por mucho tiempo) o las infecciones. En las mujeres con sobrepeso es cada vez más frecuente una forma especial, llamada bursitis de la pata de ganso.

El tratamiento implica medidas físicas de reposo y aplicación de hielo, así como compresión con vendaje y elevación del miembro. En casos más graves o persistentes puede ser necesaria la aspiración del líquido de la bursa. O, incluso, cirugía.

4. Dolor en el sector de atrás o posterior

El espacio ubicado en la región trasera de la rodilla se llama hueco poplíteo. No es una fosa vacía, ya que el nervio ciático y varios vasos sanguíneos pasan a través del área. 



Quiste de Baker

Este dolor suele ser sordo y persistente. A menudo, empeora al flexionar o extender la rodilla.

Es un saco lleno de líquido que se forma en la fosa poplítea. Los síntomas son de malestar y sensación de opresión, debido a la inflamación por el aumento del líquido sinovial.

Un quiste de Baker puede ser consecuencia de inflamaciones previas, artritis o lesiones cartilaginosas. No es una afección severa, pero se puede abordar con inmovilización, compresión, fisioterapia y medicamentos antiinflamatorios.

Tendinitis de los isquiotibiales

Este dolor se localiza en la parte posterior e inferior del muslo. Hay sensación de rigidez en la zona afectada y tiende a empeorar con el movimiento.

La afección de los músculos isquiotibiales se produce por un estiramiento o tensión en alguna de las tres estructuras que componen este grupo: semimembranoso, semitendinoso y cabeza larga del bíceps femoral.

Es posible que haya inflamación, formación de hematomas y ruido de chasquido. Los síntomas varían de acuerdo al síndrome clínico que acompañe a la tendinitis y que puede ser uno de los siguientes:

  • Bursitis isquiáticas.
  • Roturas tendinosas.
  • Síndrome compartimental.
  • Síndrome de los isquiotibiales.

5. Tipos de dolores de rodilla en la parte superior

Las molestias que se sienten por encima de la rótula suelen relacionarse con afecciones que involucran al cuádriceps. Es un músculo voluminoso que participa activamente en los movimientos de la rodilla.

Traumatismo de cuádriceps

Este dolor puede variar desde leve hasta intenso. En los casos más graves hay hematomas visibles.

Un golpe fuerte en el músculo generará inflamación primero. Luego, podría existir una rotura de pequeños vasos sanguíneos con la formación de un hematoma.

Si el trauma es más intenso o se combina con un movimiento brusco de contracción, es posible que haya distensión de las fibras. La forma más grave será la rotura, que requerirá intervención quirúrgica y un período de recuperación de hasta 6 meses.

Tendinitis del cuádriceps

Este dolor es comúnmente descrito como una punzada en los alrededores de la rótula y tiende a empeorar con la actividad física.

Es la inflamación del tendón que va del cuádriceps a la rótula. Suele aparecer por actividades con sobrecarga funcional al correr, saltar, subir escaleras o deportes con movimientos repetitivos de las piernas.

El tratamiento implica medidas para reducir la inflamación y el dolor, como reposo, aplicación de frío local, compresión, elevación, medicamentos antiinflamatorios y terapia física. En casos más graves se hará una inmovilización temporal de la rodilla.

6. Dolores debajo de la rodilla

Suelen ser molestias agudas y punzantes. Puede haber hinchazón e inflamación en el área afectada.

En este sector, por debajo de la rótula, la protagonista es la tibia. Es también el sitio de llegada del tendón rotuliano.

La causa habitual es la enfermedad de Osgood-Schlatter. Se trata de una inflamación en la parte superior de la tibia, más común en niños y atletas de disciplinas como el vóleibol y el baloncesto.

Es un trastorno benigno, pero con recuperación prolongada. La gravedad del dolor empeora al saltar, correr o subir escaleras.

El tratamiento incluye inactividad y aplicación de hielo de dos a cuatro veces al día. También puede requerir la ingesta de antiinflamatorios no esteroideos. En casos raros, se precisa la colocación de una férula.

7. Tipos de dolores generales o difusos en la rodilla

Hay molestias en las rodillas que abarcan varias zonas y no pueden circunscribirse a una sola región. Son más difíciles de diagnosticar, excepto que tengan una causa directa.

Fracturas

Este dolor será intenso y agudo, acompañado de una incapacidad para soportar peso.

Las caídas o los golpes muy fuertes pueden provocar roturas en los huesos de la rodilla. De acuerdo al tamaño del hueso afectado habrá más o menos problemas posteriores, ya que no es lo mismo una lesión en el fémur que en la rótula.

El tratamiento es la inmovilización, en principio, con yesos u otros métodos. Los casos graves pueden necesitar cirugía y colocación de clavos estabilizadores.

Artritis reumatoide

Este dolor suele ser crónico, se agrava con el tiempo y se acompaña de rigidez matutina.

El trastorno se produce cuando el sistema inmunitario ataca los tejidos de las articulaciones, causando hinchazón y dolor. Según la Arthritis Foundation, si la rodilla de un lado está afectada, es probable que la otra también.

No hay una terapia curativa, pero existen métodos de tratamiento y prevención. En general, la enfermedad evoluciona a través de episodios agudos y épocas de remisión.

Osteoartritis de rodilla

En este caso, el dolor tiende a ser crónico y empeora con la actividad física. La inflamación provoca hinchazón y se percibe calor al tacto.

También llamada gonartrosis, es una enfermedad degenerativa que afecta al cartílago de la articulación. Con el tiempo, el desgaste lleva a la formación de espolones óseos y deformidad.

Si bien es una afección relacionada con el envejecimiento, otros factores, como el sobrepeso y la obesidad, aumentan el riesgo. También habría una cierta predisposición genética.

Hay ejercicios caseros que ayudan a aliviar los síntomas. Con el asesoramiento médico es posible instaurar un tratamiento con fármacos para intentar enlentecer la progresión.

Gota

El dolor por la gota en la rodilla suele ser extremadamente intenso, con una sensación de quemazón o pulsaciones.

Esta forma de artritis se produce por la acumulación de cristales de ácido úrico en las articulaciones. Genera inflamación y puede afectar el movimiento. Aunque se suele tratar con medicamentos, existen un conjunto de remedios naturales que ayudan.

Pseudogota

Este dolor suele ser intenso y repentino, similar al de la gota.

También conocida como enfermedad de los cristales de pirofosfato de calcio, ocurre cuando se forman dichos cristales en las articulaciones. Los mismos provocan inflamación y dolor.

Las causas exactas de la pseudogota no siempre están claras. Se cree que la genética, el envejecimiento y los problemas de tiroides influyen.

El tratamiento implica medidas para aliviar el dolor y la inflamación. Algunos casos necesitan aspiración del líquido sinovial. Además, un médico puede recetar medicamentos para reducir los niveles de calcio en la sangre y prevenir la formación futura de cristales.

¿Cuándo preocuparse por un dolor de rodilla?

Más allá de la zona puntual de la molestia o de la intensidad, es fundamental realizar una consulta médica frente a cualquiera de los tipos de dolores de rodilla. Si los síntomas no se tratan a tiempo, pueden empeorar y afectar la movilidad.

Procura acudir al profesional de la salud si detectas lo siguiente:

  • Hay inflamación notoria.
  • La piel del área está enrojecida.
  • Percibes un chasquido a la movilización.
  • Sientes inestabilidad al caminar o correr.
  • No puedes soportar tu peso corporal en las rodillas.
  • No puedes flexionar con normalidad la articulación porque se bloquea.

Cuidados generales para molestias leves en la rodilla

Los tipos de dolores de rodilla leves pueden aliviarse con cuidados caseros y medidas simples, hasta tanto se efectúe la consulta médica. Para ello, haz lo siguiente:

  • Evita las actividades que te producen dolor y que exigen demasiado a la rodilla.
  • Coloca hielo o paños fríos en la zona durante 15 minutos cada vez, unas 3 o 4 veces al día.
  • Eleva el miembro para que quede por encima del nivel de la cadera al permanecer sentado.
  • Realiza ejercicios de calentamiento antes de comenzar el entreno y ejecuta estiramientos al finalizar, si el dolor te permite continuar tu actividad deportiva.


¿Cómo prevenir los distintos tipos de dolores de rodilla?

Prevenir los problemas articulares, detener su progresión o evitar que vuelvan es clave para llevar un buen estilo de vida. Para eso, tendrás que tomar algunos recaudos al ejercitarte, como hacer ejercicios de fortalecimiento muscular de cuádriceps e isquiotibiales, mantener la flexibilidad con la práctica del yoga o el pilates, usar calzado adecuado según la actividad y evitar el sobreentrenamiento.

En tu vida cotidiana, mantén una buena postura. Dormir en posiciones incómodas o sentarte en sillas no ergonómicas favorece el deterioro de las articulaciones.

Si tienes sobrepeso, toma medidas para reducir los kilogramos de más y proteger tus rodillas. Esto implica llevar una dieta equilibrada con los nutrientes necesarios para fortalecer tus huesos, tendones y ligamentos.

Con estos consejos puedes reducir significativamente el riesgo de desarrollar dolores y lesiones en las rodillas. De todos modos, ante su aparición, es esencial que efectúes la consulta médica.


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