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Tips para concentrarse más

7 minutos
Centrarnos en una sola actividad o descansar varios minutos cada cierto tiempo puede ayudar a nuestro cerebro a concentrarse más para así sacar el máximo partido del tiempo que estemos trabajando
Tips para concentrarse más
Escrito por Yamila Papa Pintor
Última actualización: 06 julio, 2023

A veces estamos leyendo, estudiando o trabajando y parece que no hay forma de concentrarnos. Pasa una mosca volando, nos llega un mensaje al móvil o escuchamos un ruido cercano y giramos la vista para ver y oír qué pasó.

Luego, de pronto nos ataca el hambre, comenzamos a tener pensamientos diversos o no podemos dejar de mirar el reloj para dar por “terminado” aquello que se supone que estabamos haciendo. Esta “pérdida de enfoque” es muy habitual en estos tiempos. Por ello, en el siguiente artículo te compartiremos algunos tips para concentrarse más.

Concentrarse en el siglo XXI es un reto, pero no un imposible

La vida en pleno siglo XXI está plagada de elementos que nos desconcentran en mayor o menor medida. La tecnología, los anuncios luminosos, la rapidez con que se publica y comparte contenido a través de las redes sociales, la cantidad de obligaciones cotidianas, el estrés…

Todo ello, tarde o temprano repercute en el cerebro, y por ello no es de extrañar que en ciertos momentos, resulte casi imposible hacer una tarea sin desviar la atención.

Adicionalmente, es cierto que a menudo caemos en el famoso multitasking, que consiste en hacer varias cosas a la vez: escuchar el tutorial de una receta, hervir unos alimentos, cortar otros, recoger, limpiar, responder un sms, revisar el tablero de Pinterest

La buena noticia es que existen técnicas para concentrarse que merece la pena poner en práctica.

1. Identifica tus ladrones de tiempo

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Los móviles son uno de los principales distractores.

Es muy importante saber qué cosas o situaciones nos pueden desenfocar de la tarea que estamos realizando en el momento.

  • Por ejemplo, si es el móvil, sería bueno dejarlo en otra habitación o dentro de un cajón en modo silencio hasta que terminemos con la actividad.
  • También puedes analizar en qué momento del día eres más propenso a distraerte. Puede ser por la tarde cuando estás demasiado cansado o en momentos puntuales a lo largo de la mañana. Si es así, quizás deberías considerar hacer pausas de 10-15 minutos para despejarte y retomar lo que estabas haciendo.
  • Si notas que te cuesta concentrarte por la tarde, entonces deja las actividades que requieran más concentración para la mañana.

2. Ambienta el lugar

Un escritorio repleto de objetos distrae a cualquiera. Es fundamental que el espacio donde estés trabajando o estudiando esté lo más ordenado y vacío posible. De esta forma, el cerebro no tendrá donde “posarse” y podrás continuar con tus tareas sin tantos problemas.

Lo mismo se aplica a los ruidos externos. Si sabes que el sonido de la televisión o de tus compañeros de oficina te puede molestar, puedes cambiarte de sitio o pedirles que hablen más bajo.

3. Duerme bien

Concentrarse sin haber dormido bien la noche anterior puede ser una auténtica odisea. Por ello, si quieres conseguir evitar que tus tareas se te hagan cuesta arriba en el trabajo o el estudio es importante que descanses adecuadamente a diario. Recuerda que el sueño no solo es reparador sino que permite al cerebro despertar “fresco” y despierto.

  • Cuando la mente está cansada tiende a aburrirse y, por ende, busca diversión en cualquier objeto o sonido que percibe.
  • Nada mejor como 8 horas de sueño relajante la noche anterior a un examen o a una reunión importante.
  • En el caso de que te cueste dormir prueba alguna infusión de hierbas (de valeriana, por ejemplo) o una bebida frutal (como una infusión de manzana o de frutos del bosque).

4. Jerarquiza las tareas

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La organización es fundamental.

Debes darle prioridad a todas aquellas actividades importantes o urgentes. Puedes hacer una lista, colocar números a los costados de cada tarea o marcarlas con diferentes colores. Primero termina con las de mayor urgencia, luego pasa a las importantes y por último las que se puedan retrasar.

El orden es imprescindible para el cerebro. Si sabes todo lo que tienes por hacer antes de comenzar la jornada te será más fácil estar enfocado.

5. Descansa entre actividades

Una buena manera de evitar las distracciones es hacer que la mente descanse durante el día. Esto no quiere decir tomar una siesta de dos horas, pero sí que el cerebro tenga algún estímulo placentero en ciertas ocasiones.

Por ejemplo, si has estado tratando de solucionar un problema frente al ordenador, al terminar, levántate del escritorio y mira unos minutos por la ventana o cierra los ojos para imaginarte en una playa paradisíaca.

Te asombrará la capacidad que tiene la mente para desarrollar nuevas ideas cuando está distendida o relajada. Mucho mejor si puedes “escaparte” de la oficina para almorzar en un parque.

6. No combines tareas

A mayor información junta, más fácil será que nos distraigamos con cualquier cosa.

  • Trata de evitar el multitasking en la medida de lo posible.
  • Haz las tareas de una en una y el resto de los papeles, carpetas o herramientas, guárdalas.
  • Procura no estudiar al mismo tiempo dos asignaturas demasiado diferentes (por ejemplo, literatura y matemáticas) o hacer informes para dos clientes distintos.

Lee: Qué es el mindfulness y cómo ayuda a la vida sana

7. Modera el uso de la tecnología

Hoy en día estamos las 24 horas del día conectados, sin importar el lugar o la ocasión. El sonido de que llegó un correo o un mensaje nos desconcentra. Para enfocarnos nuevamente quizás estemos varios minutos. Una vez que hemos perdido el “hilo conductor” de una tarea es complicado recuperarlo.

Por lo tanto, puedes definir horarios específicos para revisar tu casilla de correos o tu móvil. Lo que es urgente deberá ser comunicado de otra manera (quizás con una llamada telefónica). Por ejemplo, trata de abrir las redes sociales solo en la hora del almuerzo y desactivar las notificaciones que te llegan al smartphone.

8. Haz ejercicio

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El ejercicio regular es saludable.

Para concentrarse mejor a veces es necesario dejar todo como está y salir de la habitación u oficina para dar una vuelta, hacer algunos estiramientos y, en resumen, mover el cuerpo.

  • Puedes ir al gimnasio o dar una vuelta alrededor de la manzana, pero también puedes dar algunas vueltas por el espacio donde te encuentres, estirarte, beber un vaso de agua…
  • El ejercicio aeróbico mejora la capacidad de atención, porque ayuda a liberar tensión física y emocional. 
  • Una rutina breve (15 minutos) le da oxígeno nuevo al cerebro para que siga realizando sus funciones como corresponde. De hecho, hay estudios que confirman que el ejercicio es “alimento” para el cerebro.

9. Aprende a gestionar tus pensamientos

Una de las formas que tiene el cerebro de escapar de la rutina o de una tarea aburrida es pensar en otra cosa. Así es como nos acordamos de nuestras últimas vacaciones, pensamos en la lista de la compra o nos imaginamos cosas que nada tienen que ver con lo que estamos haciendo en el momento…

Si bien es poco realista pretender controlar al 100 % la mente y concentrarse a la primera en cualquier momento, sí es realista hacer un esfuerzo por ponerle un tiempo delimitado a ciertos pensamientos. De lo contrario, luego no será posible concentrarse y terminar con nada de lo que se comience.

Para aprender a gestionar tus pensamientos y concentrarte, puedes recurrir a todo lo que te hemos comentado anteriormente, además del mindfulness y otras técnicas afines. Ten en cuenta que lo ideal es que pruebes varias hasta que des con aquella que te brinde mejores resultados.

No obstante, no te “cases” solo con una, pues es posible que en ocasiones necesites echar de mano de otra. ¡Al cerebro le agrada la variedad!

Como habrás podido ver, no existe una fórmula para concentrarse que pueda aplicarse a todos y cada uno de los casos por igual, sin embargo, sí existen varias técnicas que pueden ser muy útiles.

Ten en cuenta que, si bien es conveniente que pruebes dichas técnicas, también es conveniente que te permitas hacer pausas, descansar (tomar unas vacaciones, por ejemplo), hacer un alto para reorganizarte mejor y así poder llevar las cosas relajadamente.


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