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Toxoplasmosis: qué es y cómo tratarla

4 minutos
La toxoplasmosis es una de las infecciones más temidas por las mujeres embarazadas. Su detección oportuna mejora el pronóstico del tratamiento y previene secuelas en la salud del bebé.
Toxoplasmosis: qué es y cómo tratarla
Maricela Jiménez López

Revisado y aprobado por la médico Maricela Jiménez López

Última actualización: 11 julio, 2023

La toxoplasmosis es una infección que suele pasar inadvertida. Se considera grave cuando afecta a las mujeres en periodo de gestación, ya que puede tener un impacto negativo en el desarrollo del feto o la salud de los bebés recién nacidos.

Aunque la mayoría de personas infectadas no presentan síntomas, la infección puede detonar molestias similares a las de una influenza. Sin embargo, si se llega a complicar, se acompaña con signos más graves como las convulsiones o problemas pulmonares crónicos.

¿Cuáles son sus vías de transmisión? ¿Qué tratamientos facilitan su control? Resolver estos interrogantes es muy importante, sobre todo en caso de embarazo. Por eso, a continuación compartimos los aspectos más relevantes de la enfermedad y algunas medidas preventivas.

¿Qué es la toxoplasmosis?

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La toxoplasmosis es una enfermedad producida por un parásito diminuto conocido como Toxoplasma gondii. Este microorganismo puede vivir dentro de las células de los seres humanos y animales de sangre caliente, sobre todo en gatos y animales de granja, aunque se ha llegado a encontrar incluso en aves y zorros del ártico, como indica la literatura científica.

Pero contrario a lo que muchas personas piensan, tener gatos no es sinónimo de contraer la enfermedad. El único modo de resultar afectados es manipulando las heces de los felinos sin aplicar las medidas de higiene necesarias. Lo mismo aplica en el caso de otros animales de compañía.

Ahora bien, lo que sí supone un riesgo de transmisión elevado es consumir agua contaminada, vegetales y frutas sin lavar, o carnes mal cocinadas. También puede resultar de una mala manipulación de alimentos o, inclusive, de tener las manos sucias.

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Toxoplasmosis y embarazo

La toxoplasmosis es una de las enfermedades más temidas por las mujeres en estado de embarazo. Si bien puede afectar a cualquier persona, padecerlo durante la gestación acarrea graves riesgos para el bebé, sobre todo si se contrae en los dos primeros trimestres.

Como indica la literatura científica, la infección se asocia con consecuencias tan graves como: aborto, muerte fetal y parto prematuro. Sobre esto, los expertos aclaran: “mientras más temprana sea la infección en el embarazo (primero y segundo trimestres), mayor será la gravedad de la toxoplasmosis congénita, que incluso puede tener como resultado la muerte fetal”.

Por eso, como parte del diagnóstico preventivo, es preciso realizar exámenes de sangre para descartar la infección. De llegar a recibir un diagnóstico positivo, es primordial que la futura madre reciba tratamientos con antibióticos para evitar el contagio al feto.

Complicaciones

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El desarrollo de toxoplasmosis durante el embarazo puede causar graves consecuencias en el feto que se está desarrollando. Cuando el parásito consigue pasar al feto a través de la placenta, aumenta el riesgo de abortos espontáneos y malformaciones.

No obstante, esto no ocurre en todos los casos, ya que si la enfermedad es detectada a tiempo, el control con antibióticos impide que el microorganismo traspase la placenta. Si no hay un tratamiento oportuno, la infección puede causar:

  • Muerte del feto.
  • Infecciones oculares graves.
  • Afecciones hepáticas definitivas.
  • Retraso mental y discapacidad motora.
  • Anomalías de tipo neurológica y cardíaca.

Tratamiento de la toxoplasmosis

La mayoría de las personas sanas no necesitan un tratamiento para la toxoplasmosis. Sin embargo, en caso de presentar síntomas, el médico puede sugerir medicamentos como pirimetamina (Daraprim) y sulfadiazina.

En caso de embarazo, las medidas para controlar la toxoplasmosis varían de acuerdo a la etapa de la gestación y estado de salud actual de la madre. Si la infección se produce antes de la semana 16, es posible un tratamiento con el antibiótico espiramicina.

Este fármaco disminuye el riesgo de problemas neurológicos en el bebé al evitar la toxoplasmosis congénita. Sin embargo, mientras que ya se utiliza con frecuencia en Europa, aún está en fase experimental en Estados Unidos.

En caso que se detecte la enfermedad después de la semana 16 de gestación, o si los análisis indican que el feto está infectado, el control incluye pirimetamina, sulfadiazina y ácido folínico (Leucovorina). Estos mismos fármacos se emplean si el bebé nace con toxoplasmosis.

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Prevención de la toxoplasmosis

La detección de la toxoplasmosis en las mujeres embarazadas no es obligatoria en todos los países. Se recomienda hacer pruebas sanguíneas durante los controles prenatales con el fin de detectarla de manera oportuna. De igual forma, para evitar contraer la infección se pueden tomar otras precauciones:

  • Evitar el consumo de leche sin pasteurizar.
  • Evitar el consumo de carne mal cocida o cruda.
  • Utilizar guantes al hacer tareas de jardinería o manipular tierra.
  • Lavarse las manos minuciosamente con agua y jabón varias veces al día.
  • Mantener al gato saludable al proporcionarle comida sana (no darle carne cruda).
  • Desinfectar todos los utensilios de la cocina y evitar su uso en varias tareas al mismo tiempo.
  • Lavar bien las frutas y vegetales, sobre todo si se van a comer crudos. De ser posible, se les debe retirar la cáscara, pero solo después de lavarlos.
  • Usar guantes de protección al manipular el arenero del gato, inclusive si se emplean herramientas adicionales (como palas). En caso de embarazo, pedirle a otra persona que haga esta tarea.

En conclusión, detectar la toxoplasmosis de forma oportuna es clave para llevar un embarazo saludable. Aunque la infección acarrea peligros para el feto, la aplicación de un tratamiento adecuado disminuye de forma considerable todos los riesgos.


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