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Tumores vertebrales: síntomas, causas, tratamientos

6 minutos
Los tumores vertebrales no son fáciles de detectar, pues provocan pocos síntomas en un principio. No se deben pasar por alto los dolores de espalda, en especial si son regulares y se presentan incluso en reposo.
Tumores vertebrales: síntomas, causas, tratamientos
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 10 julio, 2023

Los tumores vertebrales son formaciones anormales que afectan a la columna vertebral. A veces, comprometen el hueso y sus estructuras adyacentes; en ese caso, se denominan «tumor de la vértebra o vertebral».

También se consideran tumores vertebrales aquellos que comprometen el canal vertebral y que afectan a las estructuras nerviosas; en ese caso se le conoce como «tumor mielo-radicular». El tumor puede ser benigno o maligno, pero en ambos casos puede poner en riesgo la vida.

Lo más común es que los tumores vertebrales se formen como resultado de una metástasis; esto es, de un tumor maligno que tiene lugar en otra zona del cuerpo y que se extiende a otras partes. Lo usual es que provengan de la próstata, la mama, el pulmón o el riñón.

Tipos de tumores vertebrales

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Los tumores vertebrales pueden ser benignos o malignos. De cualquier manera, pueden comprometer la vida de quien lo padece.

Los tumores vertebrales pueden clasificarse de diferentes maneras. En primer lugar, se dividen en benignos y malignos, según su naturaleza. También pueden ser primarios o secundarios; los primeros surgen de forma independiente y los segundos son resultado de la metástasis de otros tumores.

Uno de los tumores vertebrales primarios es el plasmocitoma; este comienza en los glóbulos blancos que producen anticuerpos y puede transformarse en mieloma múltiple. Otros tumores que pueden ser primarios son los osteoblastomas, los hemangiomas y los osteomas osteoides.

Lo más usual es clasificar los tumores vertebrales por su ubicación. Pueden estar en la columna vertebral o en la espina dorsal, que rodea la médula espinal. A estos tipos de tumores también se les conoce como tumores extradurales, ya que se forman fuera de la médula.

Causas de un tumor vertebral

La ciencia no tiene claras las razones por las cuales se forman los tumores vertebrales primarios. Se cree que son fruto de genes anómalos, pero aún no hay suficiente evidencia de ello y tampoco se sabe si se heredan o el cambio genético se produce a lo largo de la vida.

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Existen sospechas de que también hay algunas condiciones ambientales que pueden dar lugar a un tumor primario. Es posible que la exposición continua y por lapsos prolongados a algunos componentes químicos también influya en esto.

Como ya habíamos anotado, lo más habitual es que estos tumores sean metastásicos, es decir, fruto de la diseminación de un tumor ubicado en otra parte del cuerpo. Es importante señalar que los tumores de mama, próstata y pulmones son los que con más frecuencia dan origen a tumores vertebrales.

Síntomas de un tumor vertebral

El síntoma más frecuente y evidente de este tipo de tumores es el dolor. Casi siempre la persona afectada consulta con el médico por molestias en la espalda. Lo usual es que el dolor se experimente tanto en reposo como en actividad y que no empeore cuando se carga algo pesado.

El dolor se presenta porque el tumor crece y comprime los tejidos adyacentes. También es posible que haya destrucción de la vértebra o compresión en la médula espinal o en las raíces nerviosas. Muchas veces las personas despiertan en la noche por causa del dolor.

Es importante consultar con el médico si se experimentan estos síntomas. Como ya se señaló, incluso un tumor benigno puede generar importantes riesgos para la salud y la vida. Por lo tanto, un dolor con estas características no debe pasarse por alto.

¿Cómo se diagnóstica?

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El médico solicitará diferentes estudios para determinar la presencia de un tumor.

Para diagnosticar un tumor vertebral es necesario hacer varios exámenes y pruebas. La historia clínica y los síntomas pueden dar algunas luces, pero el diagnóstico solo puede establecerse a partir de imágenes y análisis de laboratorio.

Lo habitual es que la sospecha de tumor lleve a la práctica de una o más de las siguientes pruebas:

  • Resonancia Magnética (RM). Es la prueba preferencial para el diagnóstico de estos tumores. Lo usual es que se aplique una sustancia de contraste. A veces, se requiere de un sedante suave para reducir el impacto de la claustrofobia en algunas personas.
  • Tomografía computarizada (TC). Lo más común es que se combine con la Resonancia Magnética. También suele aplicarse contraste.
  • Biopsia. Este tipo de prueba se reserva para determinar el tipo de tumor que está presente. Se toma una muestra de tejido y este se examina en el laboratorio. Por lo general, la practica un radiólogo con aguja fina.

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Opciones de tratamiento

El propósito del tratamiento es eliminar el tumor por completo. La dificultad estriba en que cualquier error o complicación puede derivar en un daño a la médula espinal o a los nervios próximos. El riesgo es considerable y, por eso, se debe evaluar muy bien la situación antes de decidir cuál será el tratamiento a seguir.

Los tratamientos disponibles para el tumor vertebral son los siguientes:

  • Supervisión y seguimiento. Si el tumor es pequeño, benigno y no compromete los tejidos cercanos, lo indicado es supervisarlo de forma periódica. Esto se hará mediante imágenes diagnósticas.
  • Intervención quirúrgica. La cirugía es una opción válida cuando el riesgo no sobrepasa los límites de lo razonable. A veces no es posible extirpar el tumor por completo y se necesitan procedimientos postoperatorios. La recuperación puede ser ardua.
  • Radioterapia. Se emplea para tratar los tumores que implican demasiado riesgo para una cirugía y los que son inoperables. También como complemento a una extirpación incompleta. A veces se emplea para reducir el dolor. Genera riesgos para los tejidos adyacentes y puede provocar efectos secundarios molestos.
  • Radiocirugía estereotáctica. No es una cirugía como tal, sino la aplicación de una dosis alta de radiación en una zona muy específica. Es una técnica muy eficaz, pero inaplicable en determinados casos. También implica riesgos, como la fractura vertebral.
  • Quimioterapia. Puede ser un tratamiento aconsejable para algunos tumores malignos. Es posible que se combine con otras técnicas. Suele generar efectos secundarios como náuseas, vómitos, fatiga, caída del cabello y mayor riesgo de infecciones.
  • Otros fármacos. Algunos de los tratamientos pueden provocar inflamación de la médula espinal. Si esto sucede, lo habitual es que se receten corticosteroides para tratar el problema. Solo se hace por un lapso corto debido a los efectos secundarios de este tipo de medicamentos.

Visitar al médico frente al dolor continuo

Los tumores vertebrales son un problema de salud grave. Este tipo de formaciones puede provocar compresión o daño. Es posible que esto se traduzca en una reducción de la movilidad o la sensibilidad en la zona que está por debajo del tumor.

A veces generan disfunciones en el intestino o la vejiga. También podrían dañar la columna y generar inestabilidad, incrementando así el riesgo de fractura o colapso de la columna. Ambas condiciones podrían afectar la médula espinal.

Si estos tumores se detectan en forma temprana son mucho más fáciles de tratar y generan menos riesgos. También se incrementa la probabilidad de recuperación. Algunos tumores vertebrales, por sí solos, ponen en riesgo la vida.


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