Hazlo, y si te da miedo, hazlo con miedo
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Hazlo y, si te da miedo, hazlo con miedo. Con esta frase, te invitamos a hacerles frente. A encender los motores del cambio para despejar aquellos caminos que te pueden conducir hasta la felicidad.
Reconocido como una de las emociones más primitivas, elementales y fuertes. Y, aunque algunos dicen eso de “los miedos son imaginarios”, lo cierto es que verlos como algo concreto y tangible puede ayudar a derribarlos. ¿Te animas a descubrirlos?
El miedo en la actualidad
Una de las principales funciones del miedo es alejar de algo nocivo o peligroso que atente contra la supervivencia. Es algo instintivo y, en ocasiones, hasta irracional. Por esa razón, no siempre es fácil gestionarlo o incluso entenderlo.
El miedo original es el miedo a la muerte, es un temor innato y endémico que todos los seres humanos compartimos, por lo que aparece debido al instinto de supervivencia programado en el transcurso de la evolución en todas las especies animales.
–Bauman, Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil–
A día de hoy, el ser humano no tiene depredadores en sí que lo amenacen. Es decir, no hay peligros tan concretos como los que podían tener aquellos antepasados más remotos.
No obstante, en la actualidad los miedos son más imprecisos, complejos y profundos: la soledad, las equivocaciones, el no estar a la altura de las expectativas ajenas. Da miedo el fracaso o el hecho de que alguien te “rompa el corazón“.
Si no se vence, hazlo con miedo y alcanza cualquier sueño
El miedo depende no solo de la propia personalidad, sino también de las experiencias vividas. Cada persona es única en su mundo interior, en sus vivencias y en su personalidad. Por ello, hay que ser conscientes de que lo que hoy parece seguro, mañana puede cambiar.
Por ejemplo, una persona optimista y de carácter seguro, tras vivir un momento vital complejo y doloroso, es capaz de desarrollar diversos miedos y limitaciones psicológicas que le impiden avanzar en plenitud.
Vivir es saber fluir. Pero los miedos, la ansiedad o las preocupaciones mantienen a veces a uno paralizado. Se podría decir que, mientras en aquel pasado ancestral el miedo “salvaba”; los temores psicológicos de la actualidad, en esta era moderna, hacen casi morir en vida. Te invitamos reflexionar durante unos instantes sobre estas dimensiones.
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Cuando el miedo hace pensar en los peores escenarios
Del “no tengo trabajo” a “nunca voy a encontrarlo. Este es mi final y el de mi familia” hay una diferencia que llega a ser peligrosa. Pero este ejemplo viene bien para diferenciar los tipos de miedo:
- El miedo irracional que hace pensar en los peores escenarios es, sin duda, el más destructivo. No es útil, porque no permite construir, sino que derriba la integridad personal.
- No obstante, el miedo por sí mismo no es negativo. Ya que pone a uno en alerta y hace reaccionar en defensa propia.
Si no tengo trabajo tal vez deba desarrollar mi ingenio, o irme a otra provincia, o buscar en otro sector laboral. O tal vez iniciar mi propio proyecto personal… La clave está en buscar métodos efectivos para afrontarlo y así evitar que te controle. De esta manera, procurarás que no te genere daños emocionales; tal y como se señala en un artículo recogido dentro de los Anales de Medicina Interna.
“Tus miedos son mis miedos”
Lo último que debes hacer es burlarte de los miedos ajenos. Cada uno libra sus propias batallas personales. Por tanto, en lugar de criticar o de ironizar, es mejor proporcionar ayuda con respeto y creatividad.
¿Tienes un familiar o amigo que atraviesa una crisis personal y ya no desea salir de su zona de confort? Atrévete a ofrecerle no solo ánimos, sino estrategias para dar el paso. Basta con empezar con cosas sencillas que le hagan sentir bien: paseos, comidas, pequeños viajes… Más tarde, lo ayudarás a afrontar sus miedos más concretos.
El miedo tiene forma, rostro y nombre
Tal y como te señalábamos al inicio; si pones nombre a los miedos, estos se afrontarán mejor. De lo contrario, un estudio desarrollado en la Universidad Rey Juan Carlos señala que serán entidades difusas capaces de dominarte aún más. Para entenderlo mejor, te proponemos algunos ejemplos.
- “No me atrevo a decirle a mi pareja que hay cosas de ella que no me hacen feliz”. Este miedo se llama indecisión y temor a no ser como los demás esperan. Pero con ello estás renunciando a la propia autoestima; así que es necesario reaccionar.
- “No me atrevo a cambiar de trabajo, aun teniendo claro que estoy perdiendo salud y calidad de vida”. Eso se llama inseguridad personal y temor a que el cambio, en sí mismo, traiga cosas peores. Ahora bien, si no te atreves a cruzar las líneas del propio miedo, quizás no lleguen nuevas oportunidades. Y estas son básicas para elegir un nuevo camino personal.
- “Tengo miedo a hablar en público, a levantar la voz y a hacerme escuchar”. Ese miedo se debe al temor a hacer el ridículo, a ser falible; se teme a que los demás se rían de ti.
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Hazlo con miedo, pero que no te gane la batalla
¿Por qué se tiende a imaginar lo peor ante situaciones que aún no han ocurrido? Déjate llevar con seguridad y aplomo, no alimentes el miedo y nutre la mente con semillas de positividad.
Convéncete a ti mismo de que vas ser capaz de lo que te propongas. Porque te lo mereces, has luchado por ello y deseas disfrutar de cada paso que te ofrece la vida. Atrévete a ponerlo en práctica.
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- Bauman, Zygmunt (2003). Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid: Siglo XXI — (2003b): Modernidad líquida. México: FCE. https://www.sigloxxieditores.com/libro/comunidad_17644/
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