6 consejos para los que no paran de discutir con su pareja
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
A nadie le gusta discutir, sobre todo si la otra persona es a quien tanto quiere. Pero a veces, parece que estamos ante una ronda de peleas que nunca acaba… ¡Sino que se retroalimentan! En este artículo daremos algunos consejos para aquellos que no paran de discutir con su pareja, para que puedan hallar esa salida a la situación y la relación deje de resentirse. ¡Sigue leyendo!
Discutir a cada momento
La ruptura en una relación puede estar causada por diversos motivos. Sin embargo no hay nada más desgastante y desalentador que pelear todo el tiempo. No nos permite pensar con claridad. Es un momento angustiante donde se dicen cosas que quizás no sentimos y buscamos confrontar en aquello que antes coincidíamos.
Parecería que una vez que comienza una discusión, luego somos más propensos a pelear ‘por lo que sea’ y a continuar la disputa por la eternidad. Seguro les ha pasado que un tema pequeño disparó una pelea un jueves y siendo domingo seguían discutiendo, incluso por otras cosas.
Sin duda ya no tenían más fuerzas para continuar y sus energías mentales y hasta físicas se habían acabado. Hasta que al final uno dijo, ‘planto bandera blanca, me guardo el orgullo y a hacer las paces’.
¿Cómo reaccionamos?
El problema no es la discusión en sí, ya que es beneficioso hablar con el otro y dar nuestro punto de vista, sino cómo reaccionamos a lo que oímos y decimos. La pelea se desata cuando nuestra actitud o tono busca ‘ganarle’ al otro o tener siempre la razón.
Claro que eso no quiere decir que para no discutir con su pareja una persona tiene que aceptar todo lo que el otro le dice; pero sí prestar atención a nuestras palabras, nuestros gestos y nuestra manera de expresar lo que pensamos o sentimos.
Básicamente podríamos decir que existen cuatro elementos nocivos en una pelea: el bloqueo, la crítica, la actitud defensiva y el desprecio. No debemos ‘caer’ en estos errores si no queremos que la discusión se mantenga por horas o días (o quizás nunca termine).
¿Por qué discutimos?
¿Por qué discutimos? Más allá del tema en particular podemos indicar dos motivos fundamentales. Primero, tener problemas no resueltos del pasado, ya sea como pareja o como persona. Los traumas no nos permiten avanzar.
El segundo es que ambos tienen un carácter dominante y son ‘más fuertes’ las ganas de competir que de congeniar. Y por supuesto no podemos dejar de lado el orgullo, ese que no nos permite decir ‘tienes razón’ o ‘me he equivocado’.
Tips para que una persona deje de discutir con su pareja
Ya hemos explicado un poco por qué se producen las peleas con el fin de identificar el problema detonante. Ahora es momento de pasar a la acción y trabajar para reducir las discusiones:
1. Hablen sin estar enojados
Muchas veces no nos tomamos unos minutos para tranquilizarnos y hablar ‘como personas civilizadas’. Busquen el momento ideal para hablar de ciertos temas que pueden generar problemas.
Si has tenido un día terrible en el trabajo o te duele la cabeza, no entables una conversación sobre un tópico candente. Porque la consecuencia será la pelea.
2. No se echen culpas
Las cosas a veces suceden sin que alguno de los dos lo busque. Los accidentes ocurren más allá de las intenciones que tenga cada uno.
Por ello es muy importante no tomarse todo tan personal. Nada de ‘todo es culpa mía’ o ‘siempre quieres tener la razón’, ya que estas palabras calan muy hondo en sus emociones.
3. Callen
Algunos se basan en el dicho ‘el que calla otorga’, pero muchas veces el silencio es la mejor manera de frenar una discusión. En esos minutos podemos pensar con mayor claridad, tener buenas ideas o incluso tomar un poco de aire fresco. Callarse no es sinónimo de estar perdiendo la batalla, sino de ser inteligente y estratega. Deja espacio para el diálogo interno y para que se reduzcan las revoluciones.
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4. Sepan cuando frenar
Siempre hay uno de los dos que tiene la cabeza un poco más fría como para darse cuenta en qué momento la pelea ‘no tiene marcha atrás’. Entonces, debería ser el encargado de pedir un paréntesis que les permita serenarse.
Una persona que no para de discutir con su pareja es probable que no pueda ponerle un freno a la situación. Quizás la señal de ‘stop’ la deba poner algo externo, como la alarma del móvil o un reloj de arena.
5. Acudan a la diplomacia
¿Y la diplomacia? Cuando discutimos dejamos de lado cualquier enseñanza de buenos modales que nos han enseñado en casa o en la escuela.
Piensa que la persona que está frente tuyo se merece el mismo respeto que tú; no le interrumpas, no grites, préstale atención. Y es más que probable que recibas un tratamiento similar de su parte.
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6. No discutan en la habitación
Ese ambiente debería ser como un santuario, algo sagrado, donde todo es felicidad, amor y complicidad. Busquen otro sitio para limar sus diferencias. Puede ser la cocina, el coche, una cafetería o la terraza.
Pero recuerden que desde el momento en que cruzan la puerta de la habitación, las peleas no están permitidas. ¡Solo las reconciliaciones!
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.