6 cosas que debes evitar si sospechas que tienes diástasis
Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina
Con el embarazo el abdomen irá abriendo espacio para que tu hijo crezca y, por ende, los músculos se distienden y se separan. Si sospechas que tienes diástasis, ten presente algunas recomendaciones.
Diástasis, como muchas palabras del ámbito médico, proviene del griego antiguo y se compone de días (‘a través’), statos (‘parado, detenido’) y sys (‘acción’). Traduce entonces separación de partes del cuerpo que estaban unidas; en este caso, de los rectos, los músculos del abdomen.
Por cierto, la diástasis no solo ocurre tras el embarazo. El sobrepeso, la ascitis o acumulación de líquido en el abdomen y un exceso de ejercicios en esta zona tienden a provocarla. Descubre aquí cómo reconocerla.
¿Cómo saber si tienes diástasis abdominal?
La diástasis es una afección común que implica la separación de los músculos del abdomen.
Diste a luz y aunque pasa el tiempo sigues con la panza abultada, hay dolor e inestabilidad en la zona lumbar y debilidad en el suelo pélvico. También ha aparecido una inoportuna incontinencia urinaria. A esto se suma la mala digestión, la acumulación de gases e, incluso, hernias de las vísceras abdominales. Todo ello te pone en la pista de la diástasis.
Ahora bien, como puede haber secuelas lesivas, lo más acertado es no autoexplorar y acudir si sospechas que tienes diástasis a un especialista. Pero si pese a todos los síntomas te atreves a adelantar un diagnóstico, prueba a hacer esto:
- Túmbate boca arriba con las piernas flexionadas y la planta de los pies pegada al suelo.
- Pon una mano bajo tu cabeza y la otra en la zona umbilical.
- Inicia con suavidad un ejercicio abdominal levantando la cabeza y los hombros; luego, mira hacia tu ombligo.
- Se haría visible una separación entre los rectos y con tus dedos mide la distancia. De haber diástasis, la separación llegará a ser hasta de una pulgada. Si fuese mayor, de 4 o 5 centímetros, podría ameritar cirugía.
Mas, sin duda, lo mejor es que después del parto vaginal, en dos semanas vayas al médico. Él sabrá valorar el suelo pélvico, los músculos abdominales y la pelvis. Si hubo cesárea, entonces ve pasado el mes en caso de alguna dolencia al respecto.
El médico palpará la zona y después de ajustarse al protocolo, determinará si hay una separación de los músculos del abdomen, es decir: diástasis, y de qué tipo: funcional (cuando el transverso del abdomen contiene las vísceras) o anatómica (cuando protruye o aparece una hernia).
Ver también Diástasis abdominal: ¿qué es y cuáles son sus riesgos?
6 cosas a evitar si tienes diástasis
Si sospechas que tienes diástasis, considera estas recomendaciones que seguro te ayudarán a evitar mayores complicaciones. Por supuesto, sigue al pie de la letra los consejos de tu médico.
1. No hagas abdominales clásicos
Si los rectos se han separado, no serán estos abdominales los que lo harán volver a su lugar; al contrario, empeorarán las cosas. Si conoces ejercicios hipopresivos, practícalos procurando técnicas postulares que provoquen el descenso de la presión intraabdominal.
2. Correr o saltar, déjalo para después
¿Te miras al espejo y no estás conforme con tu figura posparto? Controla la ansiedad y si sospechas de diástasis, los ejercicios de impacto como correr o saltar están por completo desaconsejados. Estos ejercicios aumentan el tono abdominal y arrojan más presión sobre la línea alba, distendiéndola más.
3. Pide ayuda, evita levantar peso
Lo más difícil después de dar a luz es verte en la necesidad de levantar algún peso más allá del bebé. Incluso si te encuentras sola en la habitación y necesitas atender y alzar al pequeño desde la cuna o la cama, este es un esfuerzo importante.
En lo posible, permanece acompañada y advierte a los familiares que te rodean de esta necesidad tan vinculada a tu salud. No levantar peso, entre otros cuidados, te prevendrá en buena medida de las lesiones en el suelo pélvico.
4. Cuidado al usar fajas postparto
La tendencia a buscar alivio es natural, más si a ello se suma la experiencia de madres y abuelas. Esto pasa con las fajas postparto. Si bien no eliminan la distensión de los músculos abdominales, alivian el dolor, brindan estabilidad y mejoran la postura.
Pero considera que amainar el dolor camufla el problema específico de la diástasis. Te recomendamos usarlas luego de obtener una evaluación y un diagnóstico médico. Así, utilizarás la más apropiada para la dolencia específica.
5. Toma precauciones al toser o estornudar
Al toser o estornudar, toma con tus manos los abdominales de modo que puedas contener las vísceras contra la línea alba afectada por la sospecha de diástasis. En el mismo tono de estas precauciones, antes de levantarte de la cama, ponte de lado y, al agacharte, flexiona las rodillas y no el tronco.
6. Evita el estreñimiento
Haz todo lo que tengas al alcance para evitar el estreñimiento. Los primeros días del puerperio es normal, pero no lo dejes avanzar. Los músculos abdominales están distendidos y no funcionan como lo hacían habitualmente. Sientes molestias e, incluso, temor. Todo ello es comprensible.
Para facilitar las cosas, lleva una hidratación adecuada, consume alimentos ricos en fibra, descansa, pero no descuides el movimiento y cuando sientas ganas, no las retengas. Relájate. Y para complementar, los ejercicios hipopresivos y los de Kegel te ayudarán a controlar el estreñimiento y las hemorroides.
6. Practica las recomendaciones del terapeuta
Llegar a una cirugía que reduzca la separación de la línea alba mayor a 3 centímetros o más es una opción si falló la fisioterapia. De modo que la primera opción es, una vez diagnosticada la diástasis, inscribirse en un plan de fisioterapia apropiado al caso concreto.
Ejercicios recomendados
Si sospechas que tienes diástasis, no hay el mejor ejercicio universal, sino el mejor para cada mujer. Permite que tu caso sea evaluado por un especialista y sigue sus recomendaciones. Con mucha probabilidad te ahorrarás una cirugía y ayudarás a tu cuerpo a tomar de manera natural el camino a la restitución de sus funciones.
Y como la fisioterapia rinde excelentes resultados, los estudios recientes apuntan a rutinas en los músculos estabilizadores locales, lo que aumenta la estabilidad lumbopélvica:
Gimnasia abdominal hipopresiva
Son ejercicios posturales, repetitivos y rítmicos que parten del control de la respiración y el diafragma, con lo que se consigue elevar el útero, la vejiga y los intestinos. No se recomiendan antes de los tres meses después del parto. Están diseñados para introducir cambios en el esquema corporal.
Disminuyen la presión intraabdominal e intratorácica y procuran activaciones automáticas de los músculos del periné y la faja abdominal. Reducen y tonifican la cintura y los músculos del suelo pélvico, y disminuyen los problemas de espalda al mejorar las posturas.
Ejercicios de activación voluntaria del músculo transverso abdominal
Con la repetición de estos ejercicios se busca que el músculo transverso abdominal se refleje cuando necesitas levantar pesos, toser, reír, correr o saltar. En este sentido, genera las condiciones biomecánicas que favorecen la ejecución de los movimientos, ya que controla la presión intraabdominal.
Ejercicios de activación de la musculatura oblicua del abdomen y del recto anterior
Una vez lograda la activación del transverso, se practica la de los oblicuos, los músculos antero-laterales que realizan las rotaciones del tronco y sostienen las vísceras. Es importante lo primero porque el transverso garantiza la estabilidad del raquis lumbar al evitar la compresión de las estructuras lumbares y la aparición de dolor.
En general, antes de las rutinas ve al baño porque puedes observar cambios en el llenado de la vejiga al trabajar el sistema nervioso autónomo. La apnea produce cierre de glotis y, por tanto, la sequedad en la garganta: pendiente entonces de la hidratación. Importante: haz los ejercicios en ayunas o después de la digestión.
Con ellos se conseguirá una adecuada estabilización del eje axial del esqueleto que garantiza un óptimo equilibrio y movimiento de los miembros superiores e inferiores en el desarrollo de tu vida cotidiana.
Te sugerimos Diástasis abdominal: qué es y cómo se trata
¿Cuándo es necesario ver a un médico?
Cuando el dolor lumbar, los gases y el vientre abultado exceden la octava semana postparto, es prudente hacerte una evaluación médica. Una vez conocido el grado de la diástasis, podrás entrar en control con el fisioterapeuta, quien sabrá cuáles son los mejores ejercicios llevar los rectos a su lugar.
Si sospechas que tienes diástasis…
No te angusties, pues se trata de algo muy común. Al menos una de cada dos mujeres la llega a padecer y en muchos casos remite sola. Con todo, antes y después del parto toma precauciones.
Es propio del embarazo que los músculos se distiendan; cuídate de hacer movimientos y trabajos que la compliquen. Si, en cambio, te estás preparando para salir embarazada, haz ejercicios y fortalece los músculos abdominales. La separación de los rectos no será una molestia para ti.
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