7 cosas que no sabías sobre la ansiedad y que te ayudarán a afrontarla
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Ahogo, palpitaciones, nerviosismo extremo, bloqueo mental, tensión muscular… ¿Quién no ha sufrido ansiedad en alguna ocasión? Nuestra realidad del día a día nos pone a veces ante situaciones que no sabemos cómo afrontar y que nos superan.
La ansiedad tiene la forma de ese ser invisible que se adhiere a nosotros cuando tenemos que hablar en público, cuando subimos a un avión, cuando vamos a una entrevista de trabajo o nos enfrentamos a una oposición.
Ansiedad es también esa sombra que se instala de forma permanente en nuestro cuerpo y nuestro enfoque mental. Es entonces cuando el diálogo interno se vuelve negativo, cuando anticipamos fatalidades, nos abrazamos al miedo y al sentimiento constante de angustia.
No es fácil lidiar con este tipo de condiciones psicológicas. De ahí la importancia de contar siempre con apoyo especializado y experto.
Por otro lado, y para transitar mejor por dichas realidades emocionales, siempre es adecuado profundizar al máximo en ellas, comprenderlas, entenderlas y hacer de ese “enemigo” desconocido un “incómodo amigo” conocido.
Un modo de lograrlo es teniendo claro estos aspectos que definen a la ansiedad y que no siempre tenemos presentes. Veamos más datos sobre el tema a continuación.
1. Evitar o no saber reconocer las emociones deriva en una ansiedad posterior
Empezaremos poniéndote en dos situaciones concretas que pueden serte conocidas. Estás en una reunión familiar y, debido a un malentendido y una posterior discusión, acabas teniendo un problema con una figura cercana a ti.- No le das importancia, no quieres pensar en ello pero, a partir de entonces, evitas radicalmente acudir de nuevo a esas reuniones y, más aún, desarrollas cierta incomodidad y pensamientos negativos hacia algunos miembros de tu familia.
- Pongamos otro ejemplo. Has empezado un trabajo nuevo. Estás ilusionado y quieres dar lo mejor de ti para esa empresa. No obstante, en un momento dado, uno de los directivos te increpa y critica tus competencias.
- Tú no deseas darle importancia, tu objetivo es mantener el empleo y quieres quitarte de la mente ese incidente. Sin embargo, a partir de ese día ya no te sientes igual. Experimentas incomodidad, angustia y tensión.
En esas dos situaciones hay tensión emocional y ansiedad. Sin embargo, no queremos verlo. Es un mecanismo de defensa que solemos utilizar en las primeras fases. Intentamos continuar, sobrevivir… Sin embargo, llegará un momento en que la ansiedad nos dejará paralizados con su sintomatología.
2. Diferencias en nuestra química cerebral
Seguro que habrás conocido a personas que apenas demuestran ansiedad. Personalidades serenas que rara vez se inquietan o que afrontan sus problemas con gran equilibrio.
En cambio, hay quien, ante el más mínimo problema, desarrolla de inmediato una gran ansiedad, pensamientos negativos e incluso evitación.
¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué somos tan diferentes unos de otros? La dopamina y la serotonina son los neurotransmisores que generan estos procesos de ansiedad, y hay personas que padecen una sobreexcitación en estos circuitos cerebrales que les hacen reaccionar de una forma más intensa en comparación con otras personas.
Es más, según nos explica un estudio llevado a cabo en la Universidad de Evory, nos demuestra que en la ansiedad hay un componente genético. Hay personas con mayor predisposición.
3. Señales de advertencia
Hay quien no lo percibe, hay quien no es consciente de que está dejando que la ansiedad se instale en su vida de un modo gradual y hasta peligroso. ¿Cuáles serían esos primeros síntomas de advertencia?
- Migrañas.
- Cansancio.
- Irritabilidad.
- Dolor de cabeza.
- Problemas para dormir.
- Problemas para hacer la digestión.
- Calambres musculares, temblor de manos.
4. La ansiedad se relaciona con otros problemas
La mayoría de las veces la ansiedad no aparece sola. De hecho, podríamos decir que está claramente relacionada con otras situaciones que debes tener en cuenta:
- Algún problema emocional, una decepción, una pérdida… Todo ello hace que tengamos más dificultades para enfrentarnos al día a día y que cualquier aspecto nos produzca ansiedad.
- Depresiones: No siempre es fácil diagnosticar una depresión, de ahí que, en muchas ocasiones, las personas deriven en otro tipo de problema, sin tener el conocimiento de que la raíz del problema es una depresión.
5. El poder del ejercicio físico
Puede que te sorprenda, pero muchos médicos y psiquiatras recomiendan el ejercicio físico como mecanismo para reducir la sintomatología de la ansiedad.
Salir a caminar, dar un largo paseo para poner en marcha nuestro corazón, para liberar toxinas, donde se generen cambios químicos en nuestro organismo, nos permite afrontar este problema de un modo un poco más adecuado.
Vale la pena tenerlo en cuenta, estudios como el llevado a cabo en la Universidad de Wisconsin, avalan esta relación.
6. Todos vamos a sufrir en nuestra vida algún episodio de ansiedad
La ansiedad forma parte del ser humano. Todos somos “falibles”, todos tenemos miedo a alguna cosa y, lo más importante, la vida a veces nos pone ante situaciones que no sabemos muy bien cómo enfrentar al principio, de ahí que aparezca la ansiedad.
No obstante, debemos pensar en ella como en un mecanismo de defensa o de “alerta”, como una señal de alarma que nos indica que hay algo que debemos hacer, algo que debemos cambiar o afrontar.
Si huyes, el problema se hace más grande, así que mira frente a frente a esa situación de estrés y resuélvela.
7. La ansiedad afecta más a las mujeres
Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México, el estrés y la ansiedad recaen en mayor grado en las mujeres, sobre todo entre las edades comprendidas entre los 15 y los 50 años.
¿La razón? Solemos tener muchas responsabilidades, nos anticipamos más a las cosas, les damos muchas vueltas, priorizamos a los demás antes que a nosotras mismas…
Todo ello deriva en esos estos estados que pueden almacenarse durante meses o años.
Sin embargo, hay un aspecto que diferencia a las mujeres de los hombres: ellas afrontan mejor el estrés y la ansiedad porque presentan mayor facilidad para hablar de las emociones y reconocerlas.
No olvidemos por tanto dar respuesta lo antes posible a estas condiciones. No dudemos en pedir ayuda especializada para manejar mucho mejor dichas situaciones.
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