7 síntomas que nos alertan de una posible lumbalgia
Revisado y aprobado por el médico Gilberto Adaulfo Sánchez Abreu
La lumbalgia es una condición que se produce en la parte baja de la espalda debido a una alteración de la estructura de la columna vertebral que, a su vez, implica el estímulo de los nervios que transmiten el dolor. ¿Sabes reconocer los síntomas de una posible lumbalgia?
En este artículo te contaremos todo al respecto.
¿Qué es la lumbalgia?
La lumbalgia consiste en un dolor local que suele venir acompañado con sensación de rigidez, problemas de movilidad y otras incomodidades que, en ocasiones, generan incapacidad.
Su aparición puede estar relacionada con factores genéticos, un traumatismo o el desarrollo de algunas patologías infecciosas y neurológicas, indican los expertos.
Los casos más frecuentes tienen que ver con malos movimientos o sobresfuerzos físicos que conducen a la distensión de un ligamento o músculo de la espalda. No obstante, es necesario que cada caso sea diagnosticado por un experto, dado que muchas veces el dolor alerta de una hernia discal o el deterioro prematuro de la articulación intervertebral.
Debido a esto, es primordial aprender a reconocer los síntomas de una posible lumbalgia. Por supuesto, debes tener en consideración que en cada caso pueden manifestarse con diversos grados de intensidad.
¿Cuáles son los síntomas de una posible lumbalgia?
1. Dolor en la zona lumbar
Un dolor fuerte y punzante en la parte inferior de la espalda es uno de los síntomas iniciales de una posible lumbalgia. Este tiende a ser más intenso tras realizar un movimiento brusco o un esfuerzo físico importante, debido a la sensibilidad de la zona afectada.
Conforme se va desarrollando produce espasmos musculares y sensación de rigidez, casi siempre irradiado hacia la ingle y el glúteo.
2. Entumecimiento y dificultad de movimiento
La sensación de entumecimiento y las dificultades en la habilidad del movimiento en la parte inferior del cuerpo son una señal contundente de esta condición.
Su aparición suele darse cuando la afección compromete el nervio ciático, casi siempre por el desarrollo de una hernia discal o una discartrosis. A medida que se intensifica, el dolor se hace progresivo y bilateral, es decir, afecta las dos piernas.
La consulta médica es fundamental, no solamente para recibir un diagnóstico preciso, sino también para brindarle un tratamiento oportuno a la afección.
3. Inflamación e inestabilidad
La lumbalgia relacionada con la degeneración de los discos intervertebrales tiende a desarrollarse con síntomas leves pero persistentes.
A menudo, aumenta la respuesta inflamatoria del cuerpo y se genera una inestabilidad en la zona que se manifiesta con incomodidades tanto al hacer movimientos como en estado de reposo.
Las molestias suelen calmarse con un poco de descanso y la práctica regular de ejercicios de estiramientos supervisados.
4. Pérdida de la flexibilidad
La pérdida de la flexibilidad en la espalda baja puede producirse cuando la lumbalgia ha avanzado en nivel de gravedad. A menudo, tiene lugar por un trastorno de carácter degenerativo, como es el caso de la artrosis de columna u osteoporosis.
Es más común en los adultos mayores, aunque también puede darse en personas jóvenes debido a una lesión o accidente grave.
El dolor se intensifica al estar de pie o permanecer mucho tiempo en la misma posición, aunque se calma con facilidad con un poco de reposo.
5. Fiebre y escalofríos
Los estímulos que recibe el sistema nervioso cuando se produce este tipo de dolor pueden conducir a episodios de fiebre y escalofríos.
Aunque ambos síntomas pueden originarse por múltiples condiciones, también es necesario analizar si tienen que ver con complicaciones de esta dolencia en la zona lumbar. De hecho, si ambos síntomas aumentan junto con el dolor, es primordial recibir atención médica porque podrían alertar de una lesión grave.
6. Sensación de debilidad en las piernas
La tensión en la zona baja de la espalda, la irritación del nervio ciático y el entumecimiento pueden originar una incómoda sensación de debilidad en las piernas que, algunas veces, impide caminar con normalidad.
Si bien puede originarse por un problema circulatorio o la retención de líquidos, no hay que descartar otras afecciones asociadas con una posible lumbalgia.
7. Pérdida de peso inexplicable
Si al fuerte dolor en la zona lumbar se le suma una pérdida excesiva de peso, es necesario solicitar una revisión inmediata para descartar enfermedades más graves.
Este síntoma no es tan común como los anteriores, pero puede darse cuando hay deficiencias nutricionales por una mala alimentación o dificultades en el proceso de absorción de los nutrientes. Y, aunque perder peso puede reducir la recurrencia del dolor en los pacientes con sobrepeso, es necesario hacerlo de forma saludable y equilibrada.
En definitiva, una buena higiene postural, las terapias con ejercicios de estiramiento y una alimentación balanceada son claves para controlar los síntomas de esta afección.
Si su aparición tiene que ver con una patología de mayor cuidado, el médico se encargará de recetar el tratamiento más conveniente.
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