8 estrategias cotidianas para prevenir un derrame cerebral
Escrito y verificado por el fisioterapeuta Abel Verdejo
El derrame cerebral o ictus es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Es una de las patologías que más suelen afectar a las personas con hipertensión y sobrepeso, de ahí la importancia de cuidarse en cada etapa, mediante el mantenimiento de un estilo de vida saludable.
Hay dos tipos de ataques cerebrales: el isquémico o infarto cerebral y la hemorragia cerebral, esta última más grave y con una mortalidad más elevada.
Podemos prevenirlos en gran medida a través de unas sencillas estrategias, las cuales nos permitirán tener una mejor calidad de vida y protegernos de los derrames cerebrales. Te invitamos a ponerlos en práctica, por tu salud y bienestar.
1. ¿Cuándo fue la ultima vez que te tomaste la tensión?
No importa la edad que tengas. En ocasiones, algo tan aparentemente trivial como tener la tensión descompensada o sufrir en un momento dado una subida de tensión puede traernos graves consecuencias, si no prestamos la debida atención.
Hay que tener en cuenta que la hipertensión hace que el corazón deba trabajar más de la cuenta, y todo ello deriva en graves consecuencias capaces de favorecer la aparición de un ictus. Así pues, si tienes antecedentes familiares de este problema o ya has sido diagnosticado con hipertensión, cuídate y atiende a las recomendaciones de tu médico.
Si no deseas acudir de forma regular al centro de salud para que te tomen la tensión, puedes adquirir un tensiómetro y llevar un registro diario de cómo están tus valores. Luego, podrás comentarlos con el profesional cuando te toque hacerte un chequeo.
2. Ojo con los niveles de azúcar en la sangre
Los chequeos médicos periódicos no son una mera formalidad. En realidad, son una forma de saber cómo está nuestro estado de salud, qué debemos mejorar, qué debemos mantener y a qué hay que prestar más atención para mantener una buena calidad de vida. Esto es algo que debemos cada vez más presente a medida que nos hacemos mayores.
La diabetes no controlada puede conducir a consecuencias tan graves como un derrame cerebral. Esto es porque producimos menos insulina, los vasos sanguíneos se resienten y todo el organismo sufre las consecuencias.
Como indica el Dr. Jaume Roquer González, “los pacientes con diabetes tienen entre 2-3 veces más riesgo de sufrir un ictus isquémico y 1.56 más riesgo de sufrir una hemorragia cerebral que la población general”.
La próxima vez que te hagas un análisis de sangre, si te indican que tus niveles de azúcar en la sangre no están dentro de lo normal, asegúrate de tomar las medidas adecuadas para empezar a cuidarte como corresponde. Además, no olvides hacerte revisiones periódicas con tu médico de cabecera.
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3. Alimentos que te ayudan a reducir el colesterol
Aunque pueden presentarse a cualquier edad, por lo general, a partir de los 40 años es cuando más pueden los problemas con el colesterol. Cuando se acumula en exceso, este puede crear una placa arteroesclerótica que impide la correcta circulación de la sangre. Es entonces cuando pueden formarse obstrucciones en las arterias que riegan el cerebro.
Ante un problema de colesterol alto, es fundamental mejorar los hábitos de vida y seguir la estrategia pautada por el médico. En lo que respecta a la dieta, será imprescindible minimizar el consumo de comestibles industriales (ultraprocesados, embutidos, golosinas, snacks de bolsa, etc.) y darle más prioridad al consumo de alimentos frescos y saludables, tales como:
- Ajos.
- Nueces.
- Cebollas.
- Granadas.
- Té blanco.
- Alcachofas.
- Legumbres.
- Carnes magras.
- Semillas de lino.
- Aceite de oliva.
- Pescado azul.
4. 30 minutos de caminata y 20 minutos de ejercicios aeróbicos
Debemos hacer ejercicio moderado y ajustado siempre a las particularidades físicas. Si tienes problemas de rodilla, por ejemplo, basta con que camines 15 minutos diarios en una superficie plana y que lo combines con un poco de natación, sin cansarte.
Como bien señalan los expertos, mantener una vida activa es indispensable para gozar de buena salud en líneas generales, pero también para prevenir un derrame cerebral. Gracias al ejercicio regular, el cuerpo entero se oxigena, las arterias se vuelven más flexibles, el corazón se fortalece y la circulación sanguínea fluye mejor al cerebro.
¿Has salido hoy ya a caminar? ¿Qué tal si pones tu lista de reproducción favorita y mueves un poco el esqueleto al ritmo de la música?
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5. Beber agua
Como ya sabes, mantener una buena hidratación es beneficioso para todo el organismo, en especial, para el sistema cardiovascular. Así pues, asegúrate de beber suficiente cantidad de agua a diario. Y si no pasas de dos o tres vasos, trata de buscar estrategias que te ayuden a aumentar la cantidad de vasos.
“La deshidratación hace que la sangre se espese, dificultando el flujo hacia el cerebro. Cuando la sangre intenta atravesar los vasos sanguíneos bloqueados, puede producirse un ictus” explican los expertos en neurología.
6. Nuevas aficiones para dejar de fumar
Es importante recordar que el tabaco aumenta de una forma exponencial el riesgo de sufrir un ictus y muchas enfermedades más, tanto del sistema cardiovascular como de otros. Es muy peligroso.
Márcate objetivos realistas, sírvete de las técnicas que creas que a ti te puedan ser útiles y ante cualquier duda, consulta con tu médico de cabecera. Adicionalmente, ten en cuenta también que una forma de hacer frente a una adicción o a un hábito perjudicial es encontrar nuevos intereses:
- Apúntate a algún curso, a clases de baile, pintura…
- Apóyate en los tuyos. El acompañamiento es refuerzo positivo que ayuda a dejar de lado los vicios.
- Ponte un propósito. Por ejemplo: “si estoy dos meses sin fumar, haré un viaje que me hace ilusión”.
7. Conoce las señales de alarma de un derrame cerebral
Mantener unos hábitos de vida saludables es importante para prevenir múltiples problemas de salud, incluyendo un derrame cerebral. Adicionalmente, es importante que conozcas los síntomas que podrían ponerte en alerta. Toma nota:
- Adormecimiento de la mitad del cuerpo, no sentir una mano, un brazo.
- Ser incapaz de poder hablar de pronto con normalidad. La lengua se traba, no salen las palabras…
- Tener dormida la mitad del rostro.
- Sentir mucho sueño de pronto.
- Notar un dolor de cabeza muy intenso acompañado de vómitos.
8. Cuida de tu reserva cognitiva y de tus emociones
Las emociones positivas son pilares de salud de los que no debemos prescindir. Al mismo tiempo, es fundamental entender el valor de las emociones negativas y la importancia de aprender a gestionarlas adecuadamente, así como el estrés emocional.
Priorízate un poco más, atiéndete como corresponde cuando tu cuerpo y tu mente noten malestar, disfruta de lo que te hace feliz regularmente, busca tus propios espacios donde disfrutar de tus aficiones, gustos… Todo ello crea nuevos aprendizajes y fortalece la salud del cerebro.
Cuanto mejor estés tanto en términos de salud cerebral como en términos de salud integral, mayor protección tendrás frente a derrames cerebrales y muchos otros problemas de salud. ¡Cuídate siempre y disfruta de cada etapa de tu vida a plenitud!
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.