Acariciar con el alma para alcanzar la intimidad del desnudo emocional
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
Apapachar es una de las palabras más bonitas que existen. Entre muchas razones, por la connotación que ha ido adquiriendo con el paso de los años y la extensión del término al castellano. Idioma que traduce esta palabra en una bella expresión: acariciar con el alma. Esta bella palabra proviene del náhuatl ,”apapachoa”, y ya ha dado la vuelta al mundo. No obstante, tal y como hemos destacado anteriormente, el término original no tenía este significado tan sentimental.
Concretamente ha sido en el proceso de castellanización de la palabra, pues en origen se usaba para hacer referencia a las acciones de amasar, masajear o tocar con suavidad. Con el paso del tiempo ha ido tomando forma ese significado del que hablamos, apapachar como acariciar con el alma para dar lugar al desnudo emocional.
El encuentro emocional a través de los apapachos
Un apapacho es algo más que un abrazo. Es complicidad, conexión emocional, un contacto que va más allá de cualquier otro abrazo. Cada cual le da la intensidad que considera a la definición. Este desnudo emocional del que hablamos no se consigue con cualquiera, ni a la ligera. Pues hace falta tiempo, fuerza y ganas de escuchar, de sentir, de abrazar y de acariciar con el alma.
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En este sentido, no es de extrañar la afirmación de que un buen apapacho comienza por uno mismo. Por la importancia de identificar los sentimientos y las emociones que están al servicio de nuestra piel. Escuchar, conectar y conocer nuestra mochila emocional requiere conocernos a nosotros y a nuestros miedos, conflictos, inseguridades, logros y aprendizajes. Solo si podemos ver y sentir “las prendas que nos visten”, lograremos desnudar esa parte de nosotros cuando se presente la ocasión.
El autoconocimiento de nuestras vulnerabilidades emocionales no hace que estas desaparezcan. Pero tener una concepción más profunda sobre ellas implica que cada vez que aparezcan en nuestra vida podamos identificarlas y actuar, impidiéndoles que ahoguen nuestras conexiones emocionales.
Emociones que surgen al acariciar con el alma
La verdadera seducción no es la que se realiza a través de las palabras o del contacto piel con piel. Necesitamos de nuestras emociones y de nuestros sentimientos para hablar el lenguaje de los abrazos del alma. Somos seres emocionales que pensamos a través del lenguaje de las emociones, pues solo a través de este recibimos el poder de una auténtica conexión.
Con el apapacho, los problemas desaparecen por segundos. Algo se reconecta en nuestro interior. La angustia se aleja y nos vinculamos más allá del tiempo y del espacio. En otras palabras, un apapacho actúa como un bálsamo reparador.
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Sentirse querido, una de las mejores sensaciones que existen
Saber que te quieren es una de las mejores sensaciones. Es placentero, reconfortante y energizante. Ser conscientes de que alguien te aprecia de manera sincera es maravilloso. Pues el amor es siempre un impulso que nos ayuda a recuperar un equilibrio que anhelamos en los malos momentos. Digamos que todo esto funciona como un salvavidas, un flotador que nos saca a la superficie y nos posibilita respirar. Se podría decir que nuestros vínculos son, sin duda, oxígeno psicológico para nosotros.
El palacio de la luna, de Paul Auster
Una preciosa definición de lo anteriormente expuesto, la encontramos en un pasaje de una novela de Paul Auster, “El palacio de la luna”. Aquí se define perfectamente lo que sentimos cuando el amor de los demás nos rescata del pozo en el que nos hemos caído y del que no podemos salir:
“En aquel momento yo lo ignoraba, claro está, pero sabiendo lo que sé ahora, me es imposible ignorar aquellos días sin sentir una oleada de nostalgia por mis amigos. En cierto sentido, eso altera la realidad de lo que experimenté.
Yo había saltado desde el borde del acantilado y justo cuando estaba a punto de dar contra el fondo, ocurrió un hecho extraordinario: me enteré de que había gente que me quería. Que le quieran a uno de ese modo lo cambia todo.
No disminuye el terror de la caída, pero te da una nueva perspectiva de lo que significa ese terror. Yo había saltado desde el borde y entonces, en el último instante, algo me cogió en el aire. Ese algo es lo que defino como amor.
Es la única cosa que puede detener la caída de un hombre, la única cosa poderosa como para invalidar las leyes de la gravedad”.
Acariciar con el alma, reflexiones finales
Tal y como hemos señalado en estas líneas, debemos tener muy presente que el desnudo emocional solo se consigue a través del conocimiento interior y del desnudo personal con uno mismo. Por eso es esencial acariciar con el alma nuestro interior para poder permitir que el proceso de crecimiento socioemocional siga fluyendo.
De esta manera romperemos nuestros miedos y nos entregaremos a la calidez del hogar que somos capaces de crear a través de los apapachos. Este encuentro tan profundo merece, sin duda, una palabra tan bella como lo es apapachar.
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