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Acrocordones: causas y factores de riesgo

4 minutos
La presencia de acrocordones no debe ser motivo de preocupación, ya que se trata de lesiones que no revisten ningún peligro. Si de todos modos se opta por retirarlos, lo adecuado es poner el caso en manos de un dermatólogo.
Acrocordones: causas y factores de riesgo
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 07 octubre, 2024

Los acrocordones son protuberancias que crecen en la piel en distintas zonas del cuerpo. Al principio son pequeños y tienen la forma de una cabeza de alfiler aplastada. Son marrones y pueden crecer hasta alcanzar hasta los 5 centímetros.

Hay muchas personas que confunden los acrocordones con las verrugas porque tienen un aspecto similar. Sin embargo, mientras que los primeros son suaves, lisos y se levantan por encima de la piel, las verrugas son ásperas, duras y apenas si tienen volumen.

También conocidos como fibromas blandos, no son contagiosos. Algunos tipos de verrugas sí lo son, cuando son causadas por el virus del papiloma humano (VPH). Lo que sí tienen en común es el hecho de que se trata de lesiones cutáneas benignas.

Causas de los acrocordones

La ciencia no tiene claros los motivos por los que aparecen los acrocordones. Estos se manifiestan con mayor frecuencia en las zonas donde la piel hace pliegues, como el cuello, las axilas y la ingle. También se encuentran en la cara, en especial en los párpados.

Por lo anterior, se cree que la posible causa de estas protuberancias sea el roce de piel con piel. No se descarta la idea de que estén vinculados al virus del papiloma humano, pero no hay evidencia suficiente de ello.

También es posible que surjan en función de una cierta una predisposición genética, ya que se los ha encontrado presentes en miembros de la misma familia.

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La posibilidad de que el VPH se relacione a los acrocordones existe, pero la hipótesis más fuerte es el roce de piel con piel.

Sigue leyendo: Tipos de verrugas y tratamientos

Síntomas de los acrocordones

Los acrocordones tienen la apariencia de un lunar colgante, aunque suelen presentar un color más oscuro. Se detectan a simple vista, pero en algunas ocasiones se requiere de una biopsia si existen dudas acerca del diagnóstico.

Lo habitual es que estos fibromas blandos no generen ningún síntoma apreciable. Pueden surgir molestias porque se enganchan a la ropa o se irritan por el roce. Si el tallo se tuerce, es posible que lleguen a necrosarse (el tejido muere). Esto provoca dolor, inflamación y riesgo de sobreinfección.

Factores de riesgo

Se ha detectado que este tipo de fibromas son más frecuentes en el género masculino y que rara vez aparecen antes de los 30 años. La mayor incidencia se presenta después de los 50 y los casos aumentan de forma simultánea con la edad.

Además de los factores de edad y género, hay otras condiciones que parecen estar relacionadas con la aparición de acrocordones. Entre ellas están las siguientes:

  • Obesidad.
  • Embarazo.
  • Acromegalia o gigantismo.
  • Resistencia a la insulina y diabetes tipo 2.
  • Enfermedad de Crohn.

Lee también: Tumores benignos en la piel: ¿cómo se manifiestan?

¿Qué tratamientos existen para quitarlos?

En principio, los acrocordones no requieren de ningún tratamiento, pues no implican riesgo para la salud. Sin embargo, algunas personas sienten la necesidad de eliminarlos por las molestias que ocasiona el roce o por motivos estéticos.

Según cada caso, existen varias alternativas para lograr el cometido de eliminarlos. Dentro de las técnicas están las siguientes:

  • Ligadura: es una técnica manual que consiste en atar un trozo de hilo de sutura en la base del acrocordón, de modo que se corte la circulación. El hilo se deja allí por varios días. La lesión se seca y se desprende por sí sola.
  • Extirpación quirúrgica: se hace mediante pinzas y tijeras. Suele requerir anestesia local y nitrato de plata para controlar el sangrado. Si la lesión es muy grande, requiere de sutura.
  • Crioterapia: es un método en el que se utiliza nitrógeno líquido o gas argón para crear un frío intenso. De este modo se congela la lesión y se retira. Es la técnica más utilizada en dermatología.
  • Electrocirugía: es mínimamente invasiva y consiste en aplicar corriente eléctrica sobre la lesión para quemarla y desprenderla. Es más rápido que otros métodos, provoca menor sangrado y garantiza una buena asepsia.
  • Láser CO₂ fraccionado: este es uno de los sistemas más modernos. Se realiza con anestesia local y se vale de minúsculos haces de luz. Estos forman pequeñísimos cortes y permiten que se desprenda el acrocordón.
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Distintas técnicas son válidas para la extracción de los acrocordones, dependiendo la ubicación y el tamaño.

Los acrocordones son benignos

Los acrocordones pueden tener una apariencia extraña, pero en realidad son inofensivos. Algunas personas emplean líquidos antiverrugas para eliminarlos, aunque esto es incorrecto, ya que se trata de una lesión diferente.

Es importante aclarar que, aunque el método de ligadura es sencillo y en apariencia al alcance de cualquier persona, lo mejor es que lo lleve a cabo alguien entrenado para el efecto. De lo contrario, pueden surgir complicaciones innecesarias.

Por más que los acrocordones sean una lesión benigna y que no revistan peligro, es ideal poner la situación en manos de un dermatólogo. Este es el profesional competente para evaluarlo y decidir lo que se debe hacer.


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