Actitud escoliótica: ¿en qué consiste?
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Antes de someternos a un tratamiento para corregir la postura, debemos estar seguros de si la desviación que se observa en la columna se trata de una escoliosis o de una actitud escoliótica. Si bien ambas condiciones pueden parecerse, guardan algunas diferencias.
Las disimilitudes se revelarán con una radiografía. Por ello, es importante acudir con un especialista para hacer el diagnóstico e identificar posibles causas.
Con respecto al tratamiento, la actitud escoliótica puede mejorarse con fisioterapia, educación postural y ejercicio físico para fortalecer la musculatura, entre otras medidas.
¿Qué es la actitud escoliótica?
Si vemos a alguno de nuestros hijos, familiares o personas cercanas con mala postura, de inmediato viene a nuestra mente la palabra escoliosis. Sin embargo, podría tratarse más bien de una actitud escoliótica.
Pero, ¿qué es esto? La respuesta es muy sencilla. Se trata de una desviación de la columna vertebral por causas ajenas o externas a la misma.
Aunque guarda similitud en cuanto a la terminología, con respecto a la escoliosis, la palabra clave aquí es actitud. En este orden de ideas, la actitud escoliótica es producida de manera voluntaria o, más bien, por falta de voluntad.
Con respecto a su incidencia, se estima que se presenta en un 2 % de la población mundial, de acuerdo con los estudios sobre el tema. Es frecuente en los niños y más en los adolescentes.
Ahora bien, la columna vertebral se subdivide en 5 zonas:
- Cervical.
- Dorsal o torácica.
- Lumbar.
- Sacra.
- Coxígea.
De manera particular, este problema se presenta en las 3 primeras zonas, pero es más común en la dorsal y luego en la lumbar.
Causas y síntomas
Se ha establecido una clasificación, de acuerdo con los factores que pueden causar la actitud escoliótica:
- Postural: como el nombre lo da a entender, surge como consecuencia de una mala postura, sobre todo al estar sentados con la computadora o el teléfono.
- Compensatoria o antiálgica: si hay algún dolor, se puede adoptar una mala postura intencionalmente para evitar o paliar el mismo. También sucede cuando hay dismetrías y la persona tiene una pierna más larga que otra, por ejemplo.
- Inflamatoria de vecindad: algunas patologías, como la apendicitis, pueden obligar a la persona a adoptar la mala posición.
- Histérica: aunque no es muy frecuente, puede haber una base o causa psicológica.
En cuanto a otras causas, algunas investigaciones señalan una relación entre la hiperlaxitud y el control postural. De igual modo, la práctica de determinados deportes puede hacer que se desarrolle más un lado del cuerpo (tenis) o que obligue a estar encorvados de manera constante (hockey).
Los síntomas se centran en los dolores de espalda, así como en el desequilibrio muscular. Aunque en la mayoría de los casos no se manifiestan otros signos, aparte de la desviación, se hace visible la actitud en deformidades, gibas, un hombro más alto o dismetría pélvica.
Diferencias entre escoliosis y actitud escoliótica
A pesar de haber similitudes, también existen diferencias notorias entre la escoliosis y la actitud escoliótica. Por ello, el diagnóstico y el tratamiento son distintos.
La diferencia más notable entre ambas es que la desviación en la actitud escoliótica se da en dos dimensiones, con respecto a los ejes horizontal y vertical. Por su parte, en la escoliosis se da en tres.
En esta última, no solo hay una deformidad en la curva, sino que las vértebras están rotadas en relación con el eje de la columna. En la radiografía esto se observa de manera notoria.
Además, también se puede mediar el grado de desplazamiento. De hecho, se considera que es escoliosis cuando hay más de 10 º de desviación con respecto a la línea por donde debería discurrir la columna.
En la escoliosis es posible observar, en los laterales de la columna, una zona que queda cóncava y otra convexa. Esto no ocurre en la actitud escoliótica.
Otra particularidad tiene que ver con la diferencia entre los sexos. El 70 % de las personas afectadas por escoliosis son mujeres, según el consenso de la Sociedad Argentina de Pediatría.
En cuanto a las causas, también difieren. La escoliosis puede ser de origen congénito o producto de patologías, tanto neuronales como musculares; incluso por traumatismos e infecciones.
¿Cómo es el diagnóstico?
Para realizar el diagnóstico de la actitud escoliótica se hace un examen completo del paciente, además de una serie de pruebas. Se incluye aquí a la radiografía de la columna vertebral.
También hay una prueba conocida como test de Adams, que se ejecuta de la siguiente manera:
- El paciente comienza parado, con los pies juntos.
- Al intentar doblarse para tocar los pies, si aparece una joroba lateral se puede sospechar de escoliosis.
- En caso de que esto no ocurra, pudiera haber una actitud escoliótica.
- Adicionalmente, se puede emplear un nivel, una plomada o un escoliómetro, que permite medir el ángulo de rotación.
Acciones para corregir la actitud escoliótica
El diagnóstico temprano es importante para comenzar cuanto antes el tratamiento y evitar que el problema se complique. Con respecto a corregir a la actitud escoliótica, son distintas las medidas que se pueden tomar.
Esto varía en cada caso, según la causa. En líneas generales, se tienen las siguientes opciones:
- Reeducación postural: a través de métodos como el pilates. Suele ser muy beneficiosa. Es lo indicado si el problema tiene que ver con mala postura al trabajar o por la práctica deportiva.
- Fortalecimiento de la musculatura del torso: en zonas como el abdomen y los erectores espinales, que se extienden desde la región lumbar hasta la cervical.
- Desarrollo de la musculatura en el lado deficiente: tal como se mencionó que ocurre en el tenis.
- Uso de plantillas o zapatos ortopédicos: en las personas en las que hay un acortamiento de una pierna.
Pronóstico optimista
El pronóstico de la actitud escoliótica suele ser bueno, sobre todo si no hay trastornos graves de base. En general, este problema no tiene el impacto ni las mismas repercusiones que la escoliosis.
De hecho, no se requiere cirugía nunca para tratarla.
En algunos casos, con el desarrollo de la musculatura y el paso del tiempo, puede corregirse por sí solo. Y en otros, mejora con los tratamientos recomendados. Esto demanda buena voluntad y disposición de parte del paciente.
Si observamos en nuestros hijos una mala postura al sentarse o estar de pie, no está de más acudir al especialista para hacer una evaluación. Descartaremos una escoliosis o algún otro problema de la columna.
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