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Admirar a los demás te permitirá aprender
Cuando se admira a una persona, se sienten tanto emociones de devoción tanto como de atracción. En ocasiones, se llega a la perplejidad, al reconocimiento de cualidades que a veces pueden estar magnificadas.

Preguntarse a quién se admira es algo muy importante, especialmente porque admirar a alguien hoy en día puede resultar sumamente difícil.
La admiración es una fuerza casi irresistible que se presenta muchas veces en tantas personas. Hace sentir una consideración especial hacia algo o alguien a quien no necesariamente se tiene que conocer.
Cuando se admira a una persona, se sienten tanto emociones de devoción tanto como de atracción. En ocasiones, se llega a la perplejidad, al reconocimiento de cualidades que a veces pueden estar magnificadas.
Envidiar no tiene nada que ver con admirar. Porque admirar permite a la persona aprender de los demás. Así como a impulsarse hacia todo lo que uno mismo desea conseguir.
Admirar puede convertirse en una motivación
Hay niños que, cuando crecen, buscan seguir los pasos de sus progenitores. Porque les gusta lo que hacen, porque aprecian su esfuerzo, lo felices que son, lo dichosos que se sienten.
Por eso, admirar a los padres puede ser un buen comienzo de esta increíble acción. Porque admirar a los demás no hace sentirse inferior, sino que permite ver con curiosidad los pasos seguidos por otros. De este modo se puede aprender y mejorar las propias cualidades.
Paso a paso, lentamente, se puede conseguir estar donde se encuentra esa persona que admirada. Siendo consciente de las propias limitaciones, pero también de las fortalezas. La admiración es fácilmente convertible en una motivación que puede impulsar a la persona a luchar.
El camino hacia los propios objetivos no siempre puede resultar fácil. Hay que luchar y esforzarse. Hay que llorar, caer y después levantarse. Muchas veces todo aquello que cuesta es lo que finalmente vale la pena.
Por eso admirar a alguien puede resultar de ayuda. Convertirse en una motivación. Especialmente porque te sentirás comprendido. Pues esa persona que admiras también pasó situaciones semejantes y es capaz de dar consejo y apoyo al respecto.
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Rodéate de personas a las que admires
Ahora, piensa un momento en las personas que tienes a tu alrededor. ¿Las admiras? Si no es así, es muy importante que empieces a rodearte de personas en las que puedas encontrar una fuente de inspiración.
Las personas optimistas, alegres, con buenos sentimientos contagian su positivismo. Es muy recomendable pasar tiempo, escuchar y aprender de todos aquellos que representan un ejemplo a seguir. Ya sean amigos, familiares o conocidos.
Personas a las que admires ya sea por su seguridad, su constancia, o su fuerza de voluntad. Cuando hayas llegado a tu meta, se puede continuar admirando a otras personas que te impulsen a adquirir nuevos objetivos.
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Personas trabajadoras, luchadoras, con sueños, con ilusiones, ¡que viven! Personas que son felices, que han superado mil y una barreras. Personas que saben reconocer sus errores y, aún mejor, aprender de ellos. Estas son las personas a las que se suele admirar, de las que se puede aprender.
Es importante tener en cuenta
Se debe tener en cuenta que la admiración no es lo mismo que la idealización. Esto es su octava narcisista y sometida por tanto a la imagen irreal de algo o alguien. El narcisismo incluye una idea de grandiosidad que puede encontrarse alejada de la realidad.
De hecho, esta idea puede ser proyectada en otros objetos o personas como una prolongación del propio yo. Por supuesto, en la mayoría de los casos, de forma equivocada.
Pero esta idealización no suele tener en cuenta a las demás personas. De modo que se gasta innecesariamente muy pronto y da lugar a su opuesto, la devaluación. Esto es una envidia narcisista que puede resultar patológica.
Graduada en Estudios de Gallego y Español por la Universidad de Vigo (2013). Máster en Lingüística Aplicada, Lenguas y Tecnologías (Universidad de Vigo, 2015). Título de Experto en Herramientas de Marketing de Google y Social Media Marketing (Universidad Rey Juan Carlos, 2017). Raquel Lemos Rodríguez es redactora, correctora y ha sido editora responsable del equipo de traducción de la Editorial Voz y Alma. En la actualidad, colabora con diferentes empresas como redactora y con algunas editoriales como correctora. Además, realiza trabajos esporádicos relacionados con la gestión de redes sociales. Es profesora de letras en Avanza Formación. Está estudiando el Grado en Psicología en la UNED.