Aferrarse a alguien es más doloroso que dejarlo ir
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Aferrarse a alguien por miedo a la soledad, por temor a perder aquello que parece mantener el hilo conductor de la vida podría causar mucho más dolor que dejar ir a esa persona e iniciar una nueva etapa.
Muchas personas tienen la idea de que debe esforzarse al máximo por una relación, aún cuando no se sientan bien en ella, porque “tienen que tener una pareja para estar felices y completos”, “para darle sentido a su vida”, y por ello al final terminan tristes, agotadas, perdidas y rodeadas de limitaciones.
Pero, ¿de qué sirve esforzarse por cumplir esas ideas si en el fondo no dan sentido a nada y no traen bienestar? ¿Acaso no sería mejor dejarlas ir? ¿Para qué quedarse aterrado en una esquina de la habitación y dejarse comer el coco por el miedo al cambio?
Reflexionemos más al respecto a continuación.
3 razones por las que aferrarse a alguien puede ser más doloroso que soltarlo
1. Resistirse a los cambios siempre provoca dolor
Los cambios suponen un nuevo orden e implican poner un pie fuera de la zona de confort para poder seguir el rumbo. A veces son sutiles, pero otras veces son radicales y por ello mismo dan mucho miedo. Sin embargo, sea cual sea su naturaleza, no necesariamente tienen que tener un impacto exclusivamente negativo.
De nosotros depende por completo apreciar su impacto positivo y aprovecharlo para seguir adelante y sumar aprendizajes y experiencias.
Aferrarnos a lo mismo, pensar en frases como “mejor malo conocido que bueno por conocer”, sin detenernos a pensar en cómo esto nos puede afectar no es saludable. Dicho en otras palabras: dejarnos paralizar por el miedo y estancarnos puede hacernos mucho daño.
En este mismo orden de ideas, aferrarnos a alguien por miedo a lo que pueda pasar cuando estemos solos podría ser señal de que estamos con esa persona para no hacerle frente a nuestros temores. Esto, querámoslo o no, es una situación injusta tanto para ti como para la otra persona. Por ello mismo, hay que reunir valor, poner las cosas en perspectiva y resolver las cosas de la mejor manera posible.
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2. Aferrarse a las idealizaciones impide vivir la realidad plenamente
Aferrarse a alguien sin estar enamorado a veces es una señal de que no supimos interpretar las moralejas de los cuentos de hadas y que idealizamos el famoso “vivieron felices y comieron perdices”. Fuimos demasiado literales y nos grabamos en la mente una fórmula que va más o menos así: vida plena = vida con pareja.
Debido a ello, quizás hoy en día inconscientemente seguimos soñando con ese final feliz, por eso evitamos cambiar, soltar y tocar algo en nuestras relaciones.
A veces, nuestro temor es tan grande que incluso podemos ser capaces de encadenar unas relaciones con otras para no sentirnos solos o fracasados. Todo sea por lograr ese final (malinterpretado) de cuento de hadas, así como también, esa idea de que “no estamos completos si no estamos con alguien”.
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3. Soltar da miedo, pero hacerlo ayuda a no depender de nadie más
Aunque nos dé miedo, debemos aprender a soltar ciertas relaciones y situaciones para poder estar bien con nosotros mismos. No exageremos las consecuencias ni hagamos de los efectos positivos de cada elección un cero a la izquierda. ¿De verdad vale la pena perdernos a nosotros mismos solo para quedarnos junto a alguien que ni siquiera nos suma y nos impide valorarnos y ser mejores personas?
Podemos estar solos, sin una pareja al lado, y aún así, sentirnos bien, progresar en la vida y desenvolvernos a plenitud. Soltar los nudos y elevar anclas es parte de la vida. Además, supone un aprendizaje valioso en muchos aspectos.
Si somos lo suficientemente fuertes para dejarlo entrar, somos los suficientemente fuertes para dejar ir todo.
(Fragmento de la letra traducida de Let it all go, de Birdy)
¿Quién te puede ayudar a dejar ir y cerrar procesos correctamente?
Si estás pasando por una situación difícil a nivel emocional, te recomendamos que te animes a asistir a una consulta psicológica. El profesional podrá ayudarte a canalizar tus pensamientos y emociones, y a gestionar todo lo que sientes de manera que no te ates al malestar.
Recuerda que cualquier persona puede aprovechar la consulta del psicólogo cuando así lo considere. No necesariamente cuando está triste o está pasando por una situación difícil. La idea es aprovechar los servicios del profesional para poner las cosas en perspectiva, aprender a utilizar herramientas de gestión eficaces y pasar página, sin dejar de valorar la enseñanza.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.