Ailurofilia: amor por los gatos
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
La ailurofilia o amor por los gatos define un sentimiento presente en millones de personas. Los gatos han sido admirados e incluso venerados desde hace miles de años. Ahora bien, esta atracción por los felinos también tiene ese lado menos saludable que se deriva hacia comportamientos patológicos.
Todos hemos oído hablar, por ejemplo, de esa persona que acumulan un gran número de animales en sus casas en malas condiciones. El síndrome de Noe, en este caso, se asocia a la ailurofilia. Son hombres y mujeres que empiezan recogiendo algún que otro gato callejero, para más tarde acoger a todos los que se encuentran sin proceder ni a la esterilización ni al correcto cuidado de los mismos.
Asimismo, este amor por los gatos puede manifestarse también de forma obsesiva, de manera que la persona no puede centrar su atención ni su vida en otro aspecto que no sea el propio animal. Son situaciones extremas, es cierto, pero las filias tienen ese polo más negativo que no siempre conocemos.
Ailurofilia: tipos y dimensiones problemáticas
El ser humano siente, por término medio, una fascinación por los gatos. En el 2004 se descubrió una tumba en Chipre en la que los restos de una persona yacían junto a los de un felino. Esos huesos tenían 7000 años de antigüedad. En Egipto los veneraban, hasta el punto de que la consagración de su figura llegó con la aparición de la diosa Bastet.
Ese amor por los gatos también estuvo presente en la India y en el presente en Japón. Así, desde su domesticación, pocas veces ha pasado inadvertido, bien por la admiración a su personalidad y figura o por las leyendas e historias asociadas a ellos. En la Edad Media los temían por ver en los felinos a seres diabólicos, fieles compañeros de brujas y demonios.
Ahora bien, más allá de su historia y fascinación en nosotros, la ailurofilia puede tener una variante menos positiva y saludable. Esta admiración entra dentro de un espectro que va desde la convivencia enriquecedora hasta otras situaciones más problemáticas detrás algún trastorno psicológico.
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Cuando el amor por los gatos resulta catártico y sanador
La ailurofilia o amor por los gatos puede actuar como una dimensión sanadora para el ser humano. Los animales tienen siempre ese componente afectivo y emocional capaz conferirnos múltiples beneficios psicológicos:
- Más allá de la idea de que los felinos son fríos, despegados e independientes, pueden regalarnos su fidelidad y compañía cotidiana.
- Ocupan espacios con su figura y original personalidad; son los inquilinos del sofá, de los escritorios y las camas. Alivian soledades y nos inspiran con su comportamiento.
- Los gatos pueden transmitirnos valores muy simples sobre cómo disfrutar de la vida. Dormir, jugar, actuar con astucia y elegir bien a las personas a quien querer.
La ailurofilia y los comportamientos asociados a las parafilias
La ailurofilia puede manifestarse en una vertiente patológica e, incluso, obsesiva. Estamos hablando de las parafilias, un comportamiento asociado a un interés sexual fuera lo común o lo aceptable. Es importante señalar que el ser humano puede manifestar más de 500 tipos de parafilias y la zoofilia es una de ellas.
Por otro lado, podemos encontrar dinámicas vinculadas a los trastornos obsesivos-compulsivos. En este caso, la sintomatología asociada a la ailurofilia obsesiva sería la siguiente:
- Imposibilidad de pensar en otra cosa que no sea en los gatos: en su atención, en su comida, en su cuidado.
- La persona siente malestar y elevada preocupación al salir de casa y dejar solo a su animal.
- Esa preocupación obsesiva puede hacer que reduzca o evite socializar, salir con amigos o familiares. Asimismo, el mayor problema lo puede tener en el área laboral. El hecho de pasar entre 8 o más horas desempeñando su trabajo fuera de casa implica un gran sufrimiento.
- La persona puede manifestar conductas compulsivas para aliviar esa carga de ansiedad: lavarse muchas veces, obsesión por el orden.
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¿Cuál es el tratamiento para estas condiciones psicológicas?
El abordaje terapéutico para las parafilias es la terapia cognitiva-conductual. Con ella podemos identificar distorsiones de pensamiento y obsesiones sexuales para desactivarlas, razonarlas, manejar el componente ansioso y favorecer conductas más ajustadas. En algunos casos puede recurrirse a los tratamientos farmacológicos.
Por otro lado, en lo referente a la ailurofilia en su manifestación obsesiva, es muy efectiva la técnica de exposición con prevención de la respuesta (EPR). Consiste en manejar los pensamientos y compulsiones con el estímulo obsesivo delante (en este caso, los gatos).
El síndrome de Noé y el amor por los gatos
La mayoría hemos oído hablar o conocemos el caso de alguien que tenía en su casa a decenas de gatos. Son situaciones de insalubridad, tanto para la propia persona como para los animales, puesto que acaban sufriendo desnutrición, enfermedades infecciosas y una reproducción descontrolada de crías.
La ailurofilia se relaciona con el síndrome de Noé, una variante del síndrome de Diógenes. Estudios, como el realizado en la Universidad del Valle en Colombia, nos señalan que los detonantes son siempre el estrés psicosocial, la soledad y determinadas enfermedades mentales como la esquizofrenia. La acumulación suple la sensación de desamparo y sufrimiento, en general en personas de edad más avanzada.
¿Cuál es el tratamiento para esta condición psicológica?
El abordaje psicológico de la persona con síndrome de Noé es compleja. Estamos ante una patología psiquiátrica asociada con la depresión psicótica, los delirios y, en ocasiones, con la esquizofrenia. Son pacientes que no suelen dejarse ayudar y, por ello, se recurre a la hospitalización o ingreso en un centro sociosanitario.
Las múltiples formas de la ailurofilia
Para concluir, tal y como vemos, el amor por los gatos puede manifestarse de múltiples maneras. No obstante, la más común es aquella integradora y saludable; esa que nos permite hacer de los felinos unos buenos aliados para el bienestar psicológico.
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