Anatomía de la demencia: ¿cómo es la vida de un paciente demente?
Revisado y aprobado por el biotecnólogo Alejandro Duarte
Un paciente demente puede sufrir diferentes enfermedades: Alzheimer, Parkinson, Binswanger… Todas ellas tienen en común la demencia, es decir, la pérdida o debilitamiento de las facultades mentales que se produce de manera progresiva.
Las enfermedades que provocan la demencia son difíciles de sobrellevar tanto para el propio paciente como para los familiares. Las alteraciones en la memoria y en la razón, así como algunos trastornos de conducta, pueden hacer que la situación se vuelva exasperante.
Hoy vamos a descubrir qué aspectos debemos tener en cuenta cuando tratemos con un paciente demente. Pues, con algunas claves, podemos hacer que su vida sea mucho mejor.
La depresión en el paciente demente
La depresión es una enfermedad que suele afectar al paciente demente, según sugiere este estudio del Dr. H Gutzmann. Debido a la incomprensión por no saber qué le ocurre, las pérdidas de memoria que lo desorientan, así como la falta de tacto que pueden tener las personas de su entorno, le conducirán al desánimo y la melancolía.
Muchas familias no saben cómo lidiar con un paciente demente. Es entonces cuando cometen algunos de los errores que vamos a mencionar a continuación:
- Lo tratan como si fuera un niño: hablan delante de él como si no estuviera y no se enterase de nada. Asimismo, no mantienen una conversación de adultos con él.
- Le gritan e increpan: gritarle a una persona con demencia porque hace algo que ni siquiera ella misma sabe por qué lo hace la hará sentirse culpable y no le ayudará a entender qué es lo que realmente le ocurre.
- No le hacen caso: no hablar de adulto a adulto, gritarle e ignorar muchas cosas de las que dice hará que el paciente demente se sienta solo. Esta soledad le puede llevar a una depresión.
El paciente demente debe sentirse acompañado y recibir cariño. La familia tiene que hacer un esfuerzo por intentar ponerse en el lugar de la persona con demencia y comprender que las circunstancias son duras para todos.
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Necesitan sentir que son independientes
A un paciente demente le ayudará mucho sentir que puede ser independiente. Porque la demencia no implica que la persona que la sufre necesite de todos nuestros cuidados. Hay muchas cosas que puede hacer por ella misma, pero para ello tenemos que ayudarle.
Por ejemplo, si le cuesta abrocharse los botones de la camisa, probemos a comprarle ropa sin botones. Si es incapaz de atarse los cordones, unos zapatos sin ellos serán ideales.
En el caso de que la persona empiece a tener pérdidas de memoria severas, podemos tomar algunas medidas. Por ejemplo, indicarle dónde está el baño sin tener que decírselo mediante unas letras que indiquen “baño” en la puerta del aseo.
La persona con demencia se puede sentir desorientada y confusa ante las pérdidas de memoria y la incapacidad repentina de no poder hacer algo tan sencillo como atarse los zapatos. Por lo tanto, brindarle este tipo de ayudas la hará sentirse mucho mejor y capaz.
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Salir a la calle es necesario
Muchas veces los familiares tienen miedo de que la persona demente salga a la calle por si se puede perder. No obstante, la solución no está en mantenerla en casa, vigilada y sin que haga nada. Esto la llevará a una depresión.
En el caso de que nadie pueda estar mucho tiempo pendiente del paciente demente, se podría contratar a alguien que sí lo hiciese. La persona con demencia puede perderse con facilidad y, si se queda sola en casa, salir a la calle por cualquier motivo y no saber, después, cómo regresar.
Sin embargo, es importante que la persona con demencia disfrute de tiempo de calidad con su familia. Ir a dar un paseo, al parque o tomar el sol tranquilamente en el jardín son actividades que disfrutará muchísimo.
Para la persona demente es primordial sentir que tiene el apoyo de sus familiares y notarlos cercanos. Esto le ayudará a prevenir el aislamiento y no se sentirá tan sola.
Una opción muy buena, además de todo lo mencionado, es llevarla a algún grupo donde se estimulen a los pacientes con este problema y, así, la pérdida de memoria se ralentice y los trastornos de la conducta mejoren.
En estos centros denominados “de día”, la persona con demencia interactuará con otras con su misma condición. Así, se sentirá acompañada, podrá compartir con personas que la entenderán sus problemas y frustraciones, y hará nuevas amistades.
La vida de un paciente demente no es fácil. Sufre muchas limitaciones que no puede controlar y, menos aún, entender. Por este motivo, brindarle todo nuestro apoyo y hacer lo posible para ayudarle será esencial.
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