El poder del afecto: beneficios de besar a tu bebé
Revisado y aprobado por la pediatra Marcela Caffulli
Los beneficios de besar a tu bebé son muchos, este gesto es esencial para establecer un vínculo emocional sano con los hijos. Hay quienes los catalogan como «medicina para el alma», ya que propician a una sensación de calma ante el llanto, el miedo y algunas dolencias leves. ¿Por qué se le da tanta importancia a este gesto?
Desde la antigüedad, la literatura popular ha descrito que los besos de mamá «pueden curar casi todo». Esto haciendo referencia al bienestar que aportan principalmente durante la infancia.
Para ser más precisos, se han vinculado con una mejor salud, un aumento de la felicidad, una disminución de la ansiedad y más seguridad personal. Para saber más al respecto, te invitamos a continuar con la lectura.
Los besos de mamá: ¿una cura para casi todo?
De manera romántica, se ha señalado que los besos de mamá son «la mejor medicina». Al fin y al cabo, son ese calmante natural en momentos angustiantes de la infancia, como episodios de enfermedad, golpes, miedos, entre otras circunstancias.
Lo cierto de todo es que la cercanía con la figura materna en los primeros años de vida —y en especial las muestras de afecto como los besos— sí repercuten en el bienestar de los niños. Por supuesto, no son habilidades curativas formales, sino los efectos que se obtienen mediante la transmisión de emociones positivas.
Es decir, aunque besar a tu bebé no calma los dolores o ni aceleran el alivio de las enfermedades de forma directa, uno de los principales beneficios es funcionar como un recurso para brindar sensación de calma y seguridad en los menores. Y si bien muchos lo ignoran, esto colabora en gran medida con los procesos de recuperación.
La tranquilidad, la seguridad y la felicidad que transmite esta conexión madre-hijo se ven reflejadas incluso en la edad adulta.
Besar a tu bebé tiene beneficios para su salud
Uno de los beneficios de besar a tu bebé se relaciona con el fortalecimiento del sistema inmunitario, sobre todo durante los primeros meses de vida. Un estudio compartido a través de International Research Journal of Multidisciplinary Scope (IRJMS) sugiere una hipótesis para explicar estos efectos.
Según esto, las madres suelen besar la cara de los bebés recién nacidos. Al hacerlo, podrían estar absorbiendo algunos patógenos que habitan en la piel del pequeño. Luego, estos son transportados por los órganos linfoides secundarios (como las amígdalas), donde estimulan la actividad de las células B de memoria.
Dichas células son empleadas posteriormente para la producción de anticuerpos contra los patógenos, los cuales se transmiten al bebé durante la lactancia. La investigación determinó que besar a tu bebé tiene beneficios, que no obtiene con los besos de otro familiar. Estos últimos, de hecho, pueden ser perjudiciales.
Por ahora, no hay suficientes evidencias que respalden esta teoría. Hacen falta estudios más amplios y completos para corroborarlo.
Sistema inmunitario y oxitocina
Los besos están relacionados con un aumento de la liberación de oxitocina, también llamada ‘hormona del amor’. Esta se asocia con el placer y el afecto, pues interviene para que el cerebro pueda experimentar cariño hacia las personas del entorno. Por supuesto, desempeña un papel relevante en la relación madre-hijo.
Dicho esto, se postula que otro de los beneficios de besar a tu bebé es su efecto en la segregación de oxitocina, lo que también fortalece el sistema inmunitario. Y es que como lo detalla una divulgación en Pharmacological Reviews, esta hormona funciona como una molécula que ayuda a afrontar el estrés y la enfermedad.
En particular, tiene potencial como antiinflamatorio y antioxidante. Se le atribuyen cualidades protectoras, sobre todo ante la adversidad y el trauma. Además, incide sobre el sistema nervioso autónomo y el sistema inmunitario.
Los besos de la madre ayudan al desarrollo intelectual
Por muchos años —y hasta el día de hoy— se difundió la creencia de que si una madre (o un padre) manifestaba demasiado afecto por su hijo podía ‘malcriarlo’ y desarrollarle problemas de dependencia y conducta. No obstante, esto no ha sido demostrado.
Contrario a esto, se ha observado que la muestra de afecto de la madre al bebé (a través de gestos como las caricias, los abrazos y los besos) contribuye a su desarrollo intelectual y cognitivo. Una revisión compartida en Sociology of Health & Illness asocia estos efectos con el desarrollo de un estilo de apego seguro.
De acuerdo con la publicación, los niños que reciben atención y muestras de afecto por parte de sus progenitores tienden a desarrollar una forma de apego seguro, lo que a su vez se vincula con la formación de conexiones cerebrales más fuertes asociadas a la competencia emocional y cognitiva.
Por otro lado, una investigación de publicada por Washington University in St. Louis demostró que las muestras de amor de la madre también afectan de forma física el volumen del hipocampo de su hijo, al aumentarlo en un 10 %. Esto es importante, ya que esta estructura interviene tanto en el aprendizaje, como en la memoria y en la respuesta al estrés.
Los besos de mamá forman adultos más resilientes
Fortalecer el vínculo emocional entre madre e hijo, con muestras de amor como los besos, también tiene ciertos beneficios para la salud emocional a largo plazo. Para ser más precisos, favorece la disminución de la ansiedad en la edad adulta e incrementa la resiliencia.
Un estudio compartido en Journal of Epidemiology and Community Health respalda estas afirmaciones. La publicación informó que las personas que disfrutaron de un mayor afecto de sus madres cuando eran bebés tenían niveles más bajos de ansiedad, así como una disminución de la angustia en etapas posteriores.
El estudio concluyó lo siguiente:
«La crianza temprana y la calidez tienen efectos positivos duraderos en la salud mental hasta bien entrada la edad adulta».
¿Besar a tu bebé es riesgoso? Esto debes saber
No cabe duda de que los besos son una de las principales manifestaciones de afecto entre las madres y sus hijos. Como hemos mencionado, acarrea beneficios para su salud y su desarrollo. Aun así, es una práctica que debe hacerse con precaución.
No hay que ignorar que los besos se pueden convertir en una vía para transmitir gérmenes y enfermedades, sobre todo en los bebés, cuyo sistema inmunitario no se ha desarrollado por completo. Tal y como lo recopila una publicación en Pediatrics East, algunos riesgos de besar a los bebés son los siguientes:
- Infecciones respiratorias. Los adultos suelen portar gérmenes que resultan inocuos para ellos mismos, sin embargo, pueden generara afecciones peligrosas en los bebés. Un ejemplo de ello es el virus sincicial respiratorio, un germen que causa una enfermedad potencialmente mortal en los bebés, pudiendo causar bronquiolitis.
- Enfermedad de manos, pies y boca. Ocurre por la transmisión del virus Coxsackie. Se trata de una infección que se manifiesta con úlceras en la boca y erupciones en los pies y las manos. No suele ser grave, pero puede resultar problemática en los bebés dado que su sistema inmune es más débil.
- Herpes labial. Un fuerte riesgo de besar a los bebés es la transmisión del virus del herpes simple tipo 1 (HSV 1) que provoca ampollas febriles alrededor de su boca.
- Alergias. Varios factores pueden provocar una reacción alérgica en el bebé luego de un beso; por ejemplo, sustancias irritantes de lápices labiales, restos de comida, productos para el cuidado de la piel, entre otros.
Es importante aclarar que las afecciones mencionadas no necesariamente se dan por la acción de besar a los bebés. Pese a esto, los besos son un factor de riesgo que hay que considerar.
¿Cómo evitar estos riesgos?
Los besos son una parte importante a la hora de estrechar el vínculo entre la madre y el bebé. Pero para no pasar por alto sus riesgos, hay que tener precaución. En este sentido, el sentido común desempeña un papel muy importante.
¿Qué quiere decir esto? Pues básicamente es evitar esta forma de afecto si se están atravesando episodios de enfermedades o infecciones que puedan contagiarse al bebé. Incluso, conviene dejar pasar varios días desde el alivio de los síntomas antes de volver a tener este tipo de contacto.
Ahora bien, esta recomendación es en cuanto a la madre o al padre, quienes son los únicos que deberían gozar de este privilegio. El resto de familiares o amigos no deben tener este tipo de contacto con el bebé bajo ninguna circunstancia.
Así pues, hay que educar a las personas del entorno y trazar el límite de que no pueden besar al bebé. De hecho, se les debe solicitar que se abstengan de visitas si recientemente han estado enfermos. En dichas circunstancias, cualquier contacto —y no solo los besos— suponen un riesgo.
Otras medidas para besar a los pequeños de manera segura es cerciorarse de tener una buena higiene. Lavarse las manos de forma constante, al igual que el aseo personal y del bebé, son claves para evitar la transmisión de gérmenes.
En general, se recomienda limitar los besos madre e hijo a la mejilla; los niños no deben besarse en la boca.
Los besos de mamá aumentan el bienestar
Que se afirme que los besos de mamá «curan casi todo» o que son «medicinales» son maneras de exaltar el poder de esta muestra de afecto sobre el bienestar. Literalmente no pueden curar problemas de salud o dolencias, pero sí son calmantes y repercuten en la salud emocional y cognitiva desde las primeras semanas de vida.
Se ha observado que este tipo de contacto fortalece el vínculo madre e hijo, ayuda a reforzar la salud inmunitaria, contribuye con el desarrollo intelectual y reduce la ansiedad. Lo importante es hacerlo con precaución, sin obviar que los besos pueden ser una vía de transmisión de enfermedades.
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