Cómete esa rana: la técnica para que tu jornada laboral sea más ligera durante el día

Empezar la jornada laboral puede sentirse cuesta arriba cuando sabes que te espera una tarea incómoda, compleja o que llevas días evitando. Esa sensación suele acompañarte durante horas, incluso aunque estés haciendo otras cosas.
La técnica de la “rana” propone una solución sencilla pero potente, afrontar primero lo que más cuesta para liberar energía mental y avanzar con mayor ligereza el resto del día. A continuación, te contamos cómo funciona y cómo aplicarla de forma práctica.
1. Identifica cuál es tu “rana” real
La “rana” no es cualquier tarea pendiente, sino aquella que más pospones, la que te genera resistencia interna o te incomoda solo de pensarla. Puede ser una llamada difícil, un informe largo o tomar una decisión importante.
Para identificarla, pregúntate ¿qué tarea evitaría hoy si pudiera? ¿Cuál me genera más carga mental aunque no la esté haciendo? Esa suele ser la verdadera rana. Confundirla con tareas urgentes pero simples es uno de los errores más comunes.
2. Empieza el día abordando esa tarea
Una vez identificada, el siguiente paso es claro, empezar la jornada laboral con ella, antes de abrir el correo o entrar en tareas menores. El secreto está en aprovechar las primeras horas del día, cuando la energía y la capacidad de concentración suelen ser mayores.
Dar el primer paso reduce la fricción y hace que el avance sea más rápido de lo que imaginabas. Muchas veces, la dificultad estaba más en anticiparla que en ejecutarla.
3. Ciérrala antes de pasar a tareas menores
La técnica funciona mejor cuando la rana se completa o, al menos, queda claramente avanzada antes de pasar a tareas más ligeras. Esto evita que se quede “abierta” en tu mente mientras haces otras cosas.
Al cerrar la rana, o dejarla en un punto manejable, el resto del día se percibe más fluido, incluso si surgen imprevistos o tareas rutinarias.
¿Por qué esta técnica funciona en la práctica?
Aplicar la técnica de la “rana” tiene efectos claros en cómo se vive la jornada laboral:
- Reduce la carga mental asociada a anticipar una tarea difícil durante horas.
- Disminuye la procrastinación, ya que elimina el mayor foco de resistencia desde el inicio.
- Genera una sensación temprana de logro que mejora la motivación.
- Hace que el resto del día se sienta más ligero y manejable.
En muchos casos, la tarea no era tan compleja como parecía; lo agotador era pensar en ella constantemente.
¿Cuándo se recomienda usar la técnica de la “rana”?
Esta técnica es especialmente útil en días con tareas importantes que requieren concentración y suelen posponerse. Funciona bien cuando hay decisiones incómodas, trabajos complejos o acciones que generan resistencia mental.
Sin embargo, no todas las jornadas necesitan una “rana”. En días muy operativos o con tareas rutinarias, forzarla puede añadir presión innecesaria. La clave está en usarla de forma estratégica, no automática.
Errores comunes al aplicar la técnica
Uno de los fallos más habituales es confundir urgencia con dificultad. No todo lo urgente es una “rana”; a veces, lo más incómodo no es lo que tiene el plazo más corto.
Otro error frecuente es empezar el día sin foco, revisando correos o mensajes antes de abordar la tarea clave. Esto dispersa la energía inicial y hace más difícil enfrentarse a lo importante. También puedes adaptar el momento del día a tu nivel de energía, ya que no todas las personas rinden mejor a primera hora.
Usada con criterio, la técnica de la “rana” no busca hacerte trabajar más, sino ayudarte a trabajar con menos peso mental y mayor claridad. A veces, afrontar lo difícil primero es la forma más sencilla de tener un día más ligero.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.







