Byung-Chul Han, filósofo, "todos nosotros deberíamos jugar más y trabajar menos, entonces produciríamos más”

Vivimos en una sociedad obsesionada con la eficiencia, de modo que pensar en trabajar menos parece, a primera vista, ilógico. Creemos que cada minuto que pasa debe ser productivo y que todo lo que hacemos debe tener un resultado tangible. Sin embargo, la filosofía del surcoreano Byung-Chul Han ofrece una mirada crítica a este modelo de vida acelerado.
En La sociedad del cansancio, afirma: “Deberíamos jugar más y trabajar menos, entonces produciríamos más”. No se trata de un elogio a la pereza, sino más bien de una crítica a la autoexigencia que nos está llevando a un límite.
De la “sociedad disciplinaria” a la “sociedad del cansancio”
Para entender nuestra fatiga en la actualidad, Han diferencia cómo era la sociedad antes, a la que denomina como “sociedad disciplinaria” de la hoy en día, la “sociedad del rendimiento” o “sociedad del cansancio”.
- La sociedad disciplinaria: se caracterizaba por la negatividad y el “no puedes” o “no debes”. El control lo ejercían las fábricas, los jefes, las prisiones, entre otras, y las personas eran reprimidas por un poder que ponía límites.
- La sociedad del cansancio: ahora vivimos llenos de positividad tóxica con lemas como “tú puedes” y “nada es imposible”. El control ya no es externo, sino interno: la voz interior que insiste en que nunca somos lo bastante productivos.
Este cambio ha logrado que seamos nuestros propios amos, pero también nuestros propios esclavos. Es así que ya no tenemos una autoridad que nos explote, sino que lo hacemos nosotros mismos.
Esta autoexplotación del trabajo moderno nos vuelve “ciegos”. Y es la causa de las “enfermedades neuronales” que, según Byung-Chul Han, definen esta época, como el burnout, la ansiedad y la depresión.
La solución de Byung-Chul Han: el juego
En esta situación, en la que estamos enfocados solo en la producción y la multitarea, nuestra mente opera de una manera reactiva y superficial. Por eso, produce más de lo mismo, sin generar algo que sea nuevo.
Allí es donde entra la idea de jugar. Para Han, jugar no es tan solo entretenimiento, sino que es cualquier actividad que se realiza sin un fin productivo. Jugar es también el espacio para la contemplación y el “no hacer nada” que le permite a la mente descansar.
Entonces, solo gracias a este estado de calma contemplativa del juego es que puede surgir la verdadera creatividad y la innovación. Esto porque la mente se relaja lo suficiente como para dar lugar a lo nuevo y original.
Cómo aplicar esta filosofía en la vida diaria
Integrar la filosofía de Byung-Chul Han en la rutina no requiere de cambios radicales, sino de gestos constantes que te den calma.
- Practica la “inactividad activa”: con acciones como pasear o salir a caminar sin rumbo fijo, mirar por la ventana más a menudo o escuchar música sin hacer nada más.
- Deja tiempo libre para el aburrimiento: programa espacios en tu agenda para “no hacer nada” sin remordimiento por estar perdiendo el tiempo. Por ejemplo, programa 15 minutos al día para sentarte en silencio o para observar tu entorno sin mirar el móvil.
- Olvídate de la productividad: disfruta de tus actividades o pasatiempos por el simple placer de hacerlo, sin pensar en que debes ser el mejor o monetizarlo. Puedes retomar una afición, como hacer un deporte, pintar, escribir o tocar un instrumento, solo por diversión.
La propuesta de Byung-Chul Han sobre “jugar más y trabajar menos” no es un rechazo al esfuerzo, sino una crítica a la autoexigencia constante. La verdadera creatividad no se mide con base en las horas de trabajo, sino teniendo en cuenta nuestra capacidad de crear ideas. Para desplegar esa capacidad, es imprescindible descansar y permitirse, de vez en cuando, el aburrimiento
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- Byung-Chul Han. (2024). La sociedad del cansancio. Herder Editorial.
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