Escribe una "lista de preocupaciones" y guárdala en un cajón, esto es lo que ocurrirá

¿Sientes que las preocupaciones dan vueltas en tu cabeza por horas y no consigues llegar a ninguna solución? Hay una manera sencilla y efectiva de gestionarlas. Consiste en escribirlas en un papel y luego guardarlo en un cajón.
Al anotar lo que te agobia y dejar esa información en un sitio específico, tu cerebro entiende que esas preocupaciones se encuentran en un lugar seguro y no es necesario rumiar constantemente sobre ellas. Esta práctica usa un mecanismo llamado cognitive offloading, que te puede ayudar a reducir la carga mental.
Externaliza tus preocupaciones para que tu mente descanse
El cognitive offloading busca disminuir la carga mental a través de acciones físicas como escribir información. Así, cuando llevas tus preocupaciones al papel, liberas en tu mente recursos cognitivos que antes estaban ocupados repasando una y otra vez la misma información.
Esta externalización sirve para mejorar tu rendimiento, porque reduces el ruido mental que interfiere con tu concentración. La lista actúa como un contenedor temporal que te permite enfocarte en lo que realmente importa en el momento presente.
Guardar la información en un cajón añade un componente físico al proceso. No basta con escribir las preocupaciones en cualquier sitio, necesitas una barrera simbólica que te separe de ellas. Para hacer tu lista, solo debes hacer lo siguiente:
- Escribe de modo concreto cada preocupación: describe en frases cortas lo que te inquieta, sin detalles o dramatizaciones.
- Guarda la lista en un lugar específico: elige un cajón, carpeta o caja que uses solo para esto. El lugar debe estar asociado exclusivamente con tus preocupaciones contenidas, no con otros papeles o tareas pendientes.
- Fija una hora del día para revisar la lista: establece un momento específico del día con una duración breve, como 20 minutos. Durante el resto del día, cuando aparezca una preocupación, recuérdate que tiene su momento asignado y vuelve a lo que estabas haciendo.
Qué hacer cuando llegue el momento de revisar
Abre tu cajón y revisa cada preocupación para determinar si requiere una acción concreta o si es algo fuera de tu control. Para las preocupaciones sobre las que puedes actuar, anota un paso específico que puedas dar. No necesitas resolver todo el problema, solo identificar la siguiente acción. Si la preocupación está fuera de tu control, reconócelo y déjala ir conscientemente.
La mayoría de las veces, descubrirás que las preocupaciones pierden intensidad cuando las revisas con calma. Es probable que, con este método, descubras que lo que te agobia no necesita la atención urgente que tu cerebro le daba.
Hacer una lista de preocupaciones no las elimina de tu vida, pero sí modifica la manera como interactúas con ellas. Te ayuda a no cargar con todo ese peso en tu cabeza, sino a darles un espacio y momento para procesarlas. El resto de tu tiempo recuperas la claridad mental para descansar, disfrutar o trabajar sin que el ruido mental te siga a todas partes.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.






