Causas y tratamientos del trastorno delirante
Escrito y verificado por la psicóloga Montse Armero
El trastorno delirante es un trastorno psicótico que se caracteriza por la presencia de una o varias ideas delirantes. Esto quiere decir que las personas están convencidas de hechos que no son ciertos.
Por ejemplo, pueden tener la creencia de que alguien los persigue, que quieren envenenarles o que su pareja les es infiel. Incluso, hay quienes afirman que han ganado un premio Nobel o un reconocimiento importante, convencidos de ello.
Son situaciones que podrían darse en la vida real, no son inverosímiles. No obstante, el problema está en que la persona sigue defendiendo que la idea delirante es cierta, pese a que todas las evidencias indiquen lo contrario.
En algunas ocasiones, la persona cree firmemente en ideas casi imposibles, como que es la protagonista de una novela o que ha sido elegida para salvar el mundo. Este tipo de ideas se conocen como ideas delirantes extrañas.
Criterio diagnóstico para el trastorno delirante
Según el «Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5)», para que haya un diagnóstico de trastorno delirante la persona ha de cumplir los siguientes criterios:
- Presencia de ideas delirantes que persisten como mínimo un mes de duración.
- La persona no cumple criterios para ser diagnosticada de esquizofrenia. No suele haber alucinaciones, y si existen, están relacionadas con el tema del delirio.
- El comportamiento de la persona es relativamente funcional y no acostumbra a ser extraño en otras áreas de su vida.
- Si se han producido episodios afectivos simultáneos a las ideas delirantes, su duración total ha sido breve en relación con la duración de los períodos delirantes.
- El trastorno no se debe al consumo de algún tipo de sustancia o a una afectación médica.
Entre otras cosas, cabe destacar que el trastorno delirante puede ser de diferentes tipos:
- Erotomaníaco.
- De grandeza.
- Celotípico.
- Persecutorio.
- Somático.
- Mixto.
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Causas del trastorno delirante
Hasta la fecha, las causas de este problema mental siguen sin ser claras. Los recientes avances en genética molecular han permitido postular nuevas hipótesis que podrían llegar a esclarecer el origen, aunque no pueden dar explicación a todos los casos.
De entrada, la genética se considera un factor de riesgo, ya que hay una mayor prevalencia del trastorno delirante y de rasgos de personalidad como desconfianza y celos en parientes de las personas diagnosticadas con este trastorno.
Después de décadas de estudio, se da por válida la hipótesis dopaminérgica como explicación biológica de la aparición de la esquizofrenia. Partiendo de esa idea, los estudios actuales sobre el trastorno delirante van en la misma dirección, ya que ambos trastornos comparten polimorfismos genéticos.
Otras posibles causas se relacionan con la personalidad del sujeto. Así, el trastorno de la personalidad paranoide puede evolucionar, en sus casos más graves, hacia el desarrollo de un trastorno delirante crónico. También los niveles elevados de neuroticismo junto a un estilo cognitivo con tendencia a la preocupación pueden aumentar el riesgo de desarrollar el trastorno.
El trastorno delirante orgánico, debido a una enfermedad o consumo de sustancias, puede causar ideas delirantes en algunas enfermedades cerebrales, metabólicas, endocrinas y autoinmunes. Las ideas pueden ser las mismas que en el trastorno psicótico, sin embargo, son originadas por la propia enfermedad.
Tratamiento del trastorno delirante
Los pacientes con trastorno delirante acostumbran a rechazar cualquier tipo de tratamiento de entrada. La razón principal es que la mayoría no son conscientes de su enfermedad, pues asumen su delirio como cierto.
Pese a ello, existen varias opciones terapéuticas para mejorar su sintomatología. Estos se basan, sobre todo, en dos opciones principales:
- El tratamiento farmacológico.
- El tratamiento psicoterapéutico.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico es la base del tratamiento del trastorno delirante. Los medicamentos más recetados son los neurolépticos y todos, de una manera u otra, actúan sobre las vías dopaminérgicas. Algunos de los más utilizados son los siguientes:
- Pimozida. Hasta hace pocos años era el tratamiento de elección en el trastorno delirante de tipo celotípico.
- Butirofenonas. La más conocida es el haloperidol, un bloqueador no selectivo de los receptores dopaminérgicos. Es el medicamento de elección, en especial para los primeros días de tratamiento del trastorno delirante.
- Fenotiazinas. La más conocida es la clorpromazina. Otras fenotiazinas, como la tioproperacina (Majeptil), la trifluoperazina (Eskazine), la periciazina (Nemactil) o la perfenacina (Decentan) también son tratamientos por vía oral muy utilizados.
- Risperidona. Es el antipsicótico atípico más utilizado para tratar el trastorno delirante crónico.
- Clozapina. Se usa para tratar la esquizofrenia, el trastorno delirante, trastornos bipolares y depresivos. También en caso de enfermedades neurológicas en las que hay presencia de síntomas psicóticos.
- Quetiapina. Se debe prescribir con cautela en enfermos con hipotensión arterial, enfermedad cerebrovascular y antecedentes de epilepsia.
Los antidepresivos son también una buena opción de tratamiento. Esto se debe a que en ocasiones los pacientes manifiestan sintomatología depresiva, así como síntomas de ansiedad o irritabilidad.
Es importante que no se suspenda la administración de los medicamentos recetados aunque la persona que está en tratamiento mejore su sintomatología. Para cualquier cambio en la dosis, será conveniente contactar con el profesional que la prescribió.
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Tratamiento psicoterapéutico
El objetivo fundamental de la psicoterapia es reducir las ideas delirantes más persistentes y potenciar la adaptación del paciente a su entorno. Para ello, cualquier terapia debería tener en cuenta los siguientes puntos:
- Crear un buen vínculo terapéutico entre terapeuta y paciente.
- Reducir la experiencia centrada en el paciente.
- Limitar el aislamiento social.
- Fomentar expresiones emocionales positivas.
- Promover la adquisición de nuevas estrategias de afrontamiento.
Las terapias más utilizadas actualmente son las siguientes:
- Terapia cognitivo-conductual. Es, quizá, la más usada. Su mayor logro consiste en aliviar los síntomas, crear una mayor adherencia al tratamiento y fomentar las habilidades sociales.
- Terapia sistémica. Las terapias familiares son adecuadas para mejorar la adaptación del paciente a su grupo familiar. También facilitan que los familiares entiendan mejor al paciente y tengan mejores recursos para interactuar con él.
- Psicoterapia de grupo. Este tipo de terapia potencia la adaptación del paciente a la realidad, por lo que puede resultar muy beneficiosa.
El tratamiento psicológico en el trastorno delirante es bastante recomendable, ya que en él se trabaja la adherencia al tratamiento farmacológico y se ayuda al paciente a entender mejor sus pensamientos.
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