¿Cómo afecta el lupus a los riñones?
Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto
El lupus eritematoso sistémico o, simplemente, lupus, es una enfermedad autoinmune crónica. Sucede porque el sistema inmunitario ataca a los tejidos y órganos propios. Entre ellos, unos de los afectados son los riñones.
Cuando los riñones son dañados por culpa del lupus aparece una condición que recibe el nombre de nefritis lúpica. En definitiva, es una inflamación de estos órganos que, si no se trata adecuadamente, deriva en insuficiencia renal.
En España, se calcula que hay 210 casos de lupus eritematoso sistémico cada 100 000 habitantes. Sin embargo, la distribución de los pacientes no es uniforme: algunas etnias y poblaciones rurales tienen más proporción de diagnósticos.
¿Qué es la nefritis lúpica?
Cuando el sistema inmunitario ataca los riñones, se genera inflamación en estos órganos. Una de las consecuencias más inmediatas es que se alteran los pequeños vasos sanguíneos que están involucrados en el filtrado para formar orina.
Por lo tanto, los riñones se vuelven más ineficientes en la tarea de eliminar desechos y exceso de líquidos. Lo cual no siempre sucede de manera lineal. Es decir, muchas veces, los pacientes con la enfermedad tienen períodos sin síntomas y otros en los que pareciese que se acelera el problema.
Otro mecanismo de daño en el lupus es la formación de complejos inmunes anormales. Son acúmulos de proteínas y anticuerpos que se adhieren a los glomérulos de los riñones y les impiden trabajar. Los glomérulos son las unidades de filtrado, por lo que el bloqueo causado por los complejos impide la producción normal de orina.
El resultado se conoce como nefritis lúpica. Podría decirse que es una complicación grave del lupus.
La nefritis lúpica es un tipo de glomerulonefritis. Suele aparecer, en la mayoría de los pacientes, dentro de los primeros 5 años luego de recibir el diagnóstico de lupus eritematoso sistémico.
Características
La nefritis lúpica se caracteriza por los siguientes eventos:
- Inflamación en los riñones: no es detectable a simple vista, pero se manifestará con menor capacidad de los riñones para cumplir sus funciones.
- Proteinuria: es la presencia de proteínas en la orina, ya que el filtrado renal funciona mal y las deja pasar. Se detecta con un análisis de laboratorio y, si es muy evidente, podría formar espuma al orinar.
- Síndrome nefrótico: es un cuadro clínico en el que se combinan altos niveles de proteínas en la orina, baja concentración de proteínas en la sangre, hinchazón en todo el cuerpo (edemas) y elevación del colesterol sanguíneo.
Tipos de nefritis lúpica
No hay una única forma en la que el lupus daña los riñones. De acuerdo a los diversos grados de afectación y a los resultados de las biopsias renales, la International Society of Nephrology/Renal Pathology Society clasificó a la nefritis lúpica así:
- Mínima mesangial o clase I: hay cambios mínimos en los glomérulos, sin signos de inflamación o daño estructural significativo.
- Proliferativa mesangial o clase II: con depósitos de inmunocomplejos en la matriz. La función renal se mantiene normal.
- Focal o clase III: se observan áreas focales de inflamación en algunos glomérulos. Puede haber cicatrización y daño más pronunciado.
- Difusa o clase IV: forma más grave con necrosis (muerte celular) y cicatrización extensa en los riñones.
- Membranosa o clase V: hay cambios en la membrana basal de los glomérulos, con engrosamiento y depósitos de inmunocomplejos. Puede presentarse con síndrome nefrótico.
- Esclerosante o clase VI: la más grave y avanzada de las nefritis lúpicas. Puede llevar a la insuficiencia renal terminal.
¿Cuáles son los síntomas de que el lupus afecta los riñones?
La nefritis lúpica puede ser silenciosa. Quizás, un paciente tiene afectación de sus riñones, pero solo se descubre el problema a través de un examen de orina que revela alteraciones en la filtración y en la composición del líquido.
En caso de haber signos y síntomas, los más comunes son los siguientes:
- Espuma en la orina: por la proteinuria.
- Sangre en la orina: se llama hematuria. Puede ser visible al orinar o microscópica.
- Menor cantidad de orina: la disminución en la producción urinaria revela que los riñones no están trabajando a la velocidad que deberían.
- Fatiga y cansancio: el lupus no solo afecta a los riñones. La presencia de la enfermedad favorece que haya un abanico de síntomas y un proceso de inflamación constante que altera los niveles de energía.
- Edema: es la hinchazón en diferentes partes del cuerpo, especialmente en los tobillos y alrededor de los ojos, por retención de líquidos. Es común que los pacientes despierten con la hinchazón y la misma se reduzca a lo largo del día, a medida que se orina y se realizan las actividades cotidianas.
¿Qué consecuencias tiene la nefritis lúpica?
El daño en los riñones por lupus puede comenzar de forma muy incipiente y leve. Sin embargo, el paso del tiempo incrementa el riesgo de complicaciones si no hay un tratamiento adecuado.
El síndrome nefrótico es uno de los escenarios posibles a mediano plazo. También la insuficiencia renal, cuando los órganos pierden la capacidad de realizar sus funciones y es necesario pensar en aplicar diálisis o un trasplante para solventar la situación.
Hay complicaciones de la nefritis lúpica que no se manifiestan con síntomas en los riñones. Por ejemplo, es usual la hipertensión arterial por el daño renal y otros mecanismos subyacentes. Ello deriva en mayor riesgo cardiovascular y en la posibilidad de que ocurran eventos adversos, como un infarto de miocardio o un ictus.
El mal funcionamiento renal también altera la regulación de los electrolitos (sodio, cloro y potasio). Al perder el equilibrio de las sustancias dentro de la sangre, las células de diferentes tejidos no funcionan del modo adecuado. Es lo que sucede cuando aparece hipokalemia (potasio bajo en la sangre).
¿Cómo saber si los riñones están dañados por el lupus?
El diagnóstico de la nefritis lúpica se realiza mediante una combinación de historia clínica, análisis de laboratorio y pruebas de imagen. Sin embargo, el parámetro indiscutible es la biopsia del tejido de los riñones, que mostrará cambios propios de la enfermedad.
El proceso, en general, comienza con la solicitud de análisis de sangre y orina. Se podrían hallar resultados como la creatinina elevada, presencia positiva de proteína C reactiva, proteinuria y hematuria. A la par, es habitual solicitar un examen de orina de 24 horas para medir el filtrado glomerular y la cantidad de proteínas que se expulsa en un día completo.
Aunque no siempre sea necesario, se pueden utilizar pruebas de imagen, como ecografías o tomografías computadas. No mostrarán el daño en el glomérulo, pero podrían revelarse otras alteraciones.
Finalmente, la biopsia renal se reservará para los pacientes que tienen muchos elementos indicativos de nefritis lúpica. Al hacer el procedimiento, se buscará la confirmación final del diagnóstico.
¿Tiene cura la nefritis lúpica?
No hay un tratamiento curativo para el lupus ni para ninguna de sus complicaciones. El objetivo del abordaje es controlar los síntomas y reducir los efectos severos a largo plazo, con el fin de mejorar la calidad de vida.
Hay diversos medicamentos que se pueden prescribir para el manejo de la nefritis lúpica:
- Inmunosupresores: corticosteroides, como la prednisona, en dosis altas. Además, micofenolato de mofetilo, ciclofosfamida y azatioprina, según el protocolo por el que se opte. El objetivo es suprimir la respuesta inmunitaria y reducir la inflamación en los riñones.
- Antihipertensivos: debido a que la hipertensión arterial es frecuente, podrían recetarse inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina o antagonistas de los receptores de angiotensina II.
- Diuréticos: para descargar líquidos que se acumulan en exceso por el edema.
Los cambios en el estilo de vida y la dieta también son importantes para los pacientes con lupus. Aunque se necesitan los fármacos sí o sí, podría existir una mejor calidad de existencia entre aquellos que consumen menos sal, no fuman ni beben alcohol, se exponen muy poco al sol o lo hacen con protección elevada y recortan la cafeína de sus infusiones.
Aprender a vivir con el lupus
Las personas con nefritis lúpica necesitan monitoreo médico frecuente para evaluar la función renal, controlar los niveles de medicamentos y ajustar el tratamiento. Esto significa que la convivencia con la enfermedad, con los profesionales y con los síntomas será para toda la vida.
Gran parte del éxito del abordaje está en la consciencia que se pueda tener sobre la realidad del lupus como problema autoinmune crónico. Si bien habrá meses de respiro, sin síntomas, siempre volverán los signos de insuficiencia y de daño en los riñones.
Los avances con nuevos medicamentos son prometedores. Sin embargo, sigue siendo una patología sin cura. Aprender a vivir con el lupus y sus complicaciones es uno de los pilares del tratamiento. Por ello, el apoyo psicológico y social juega un papel central y es recomendable tener un círculo íntimo de sostén para afrontar la enfermedad.
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