¿Cómo dejar de ser una persona pasiva-agresiva?
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Una persona pasiva-agresiva tiene unas características muy claras. Por ejemplo, suele manifestar una resistencia pasiva, que presenta con resentimiento y frustración, le cuesta ser asertiva y, en muchas ocasiones, puede que caiga en el chantaje emocional.
Si notas que la rabia te consume, que no eres capaz de expresar lo que piensas o sientes, que actúas con condescendencia, aunque, al mismo tiempo, muestras una resistencia pasiva, entonces puede que tengas diversos problemas en tus relaciones.
Para resolverlos, es necesario que dejes de ser una persona pasiva-agresiva. Pero, ¿cómo hacerlo? A continuación te lo contaremos.
Abandonar la actitud pasiva-agresiva
Como explica la psicóloga y autora Valeria Sabater: “Hay un hecho curioso, y es que nos es más fácil identificar este comportamiento en los demás antes que en nosotros mismos. Debemos tenerlo presente: todos somos susceptibles de aplicar este tipo de dinámicas tan dañinas”.
En determinadas circunstancias, todos podemos ser pasivo-agresivos. Ahora bien, si notas que este tipo de comportamiento no es puntual, sino más bien regular en tu día a día, el primer paso para cambiarlo (para bien), crecer y mejorar las relaciones interpersonales es reconocerlo.
Incluso puede llegar a considerarse un problema de salud, al considerarse el trastorno de personalidad pasivo-agresiva como parte de la clasificación de trastornos mentales (DSM). Según algunas publicaciones, todavía hay controversia al respecto.
Veamos a continuación otros pasos que te ayudarán a dejar de ser una persona pasiva-agresiva. Aplicarlos te permitirá trabajar tu inteligencia emocional y, al mismo tiempo, mejorar tus relaciones con los demás de una manera muy evidente.
1. ¿Por qué te comportas así?
Esta es una de las preguntas que tienes que hacerte para poder encontrar el motivo de este comportamiento. Quizás no eres capaz de tolerar una negativa, no soportas que te critiquen (aunque sea una crítica constructiva) o tienes un gran miedo al rechazo.
- Es importante que analices tu respuesta ante esta realidad. ¿Optas por el sarcasmo? ¿Utilizas el silencio como una manera de castigar?
- Entender cómo te comportas en diferentes situaciones te permitirá tener un conocimiento más profundo sobre lo que te sucede y qué lo desencadena.
2. Esfuérzate por expresar lo que sientes
Expresar que algo te molesta, que te ha dolido o con lo que te sientes terriblemente ofendido no tiene por qué ser algo malo.
- Puedes expresar lo que sientes o piensas de una manera amable.
- Si no lo haces, los demás no van a saber qué es lo que te sucede y se sentirán perdidos por tu comportamiento pasivo-agresivo.
Para esto, es muy importante empezar a gestionar las emociones. Escribir un diario emocional, incluso acudir a un profesional que te ayude a lidiar con ellas, te permitirá observar tus sentimientos, aceptarlos y soltarlos (expresarlos). Te sacarás un gran peso de encima.
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3. Mejora tus habilidades sociales
Quizás el hecho de que seas una persona pasiva-agresiva tiene que ver con que careces de determinadas habilidades sociales. Esto tiene solución y una de las más importantes es la asertividad, que está muy conectada con el punto anterior.
- La asertividad permite expresar nuestras necesidades y deseos sin reprimirlos.
- También, nos ayuda a dejar de ser condescendientes, para empezar a ser nosotros mismos en toda esencia.
- Muchas personas buscan agradar o la aprobación externa. Esto es algo que hay que superar.
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La relaciones de tu entorno pueden haberte influido
Las relaciones que ha habido en tu entorno, en especial la de tus padres, pueden ser una gran influencia en las relaciones que mantienes en la actualidad. Esto es muy importante tenerlo en cuenta, pues puede que estés actuando por inercia o por imitación.
Si tu padre, madre, o ambos, son personas-pasivas agresivas, es muy posible que tú repitas esa misma actitud sin darte cuenta y sin escoger conscientemente este comportamiento. Sobra decir que es importante no culpar, asumir las propias actitudes y tener una mente abierta.
Ser consciente de lo que nos ocurre empieza por abrirnos a la posibilidad de que no somos perfectos. Muchas personas tienden a negar lo que les pasa. No reconocer que eres una persona pasiva-agresiva no te brindará ningún tipo de avance.
Tus relaciones seguirán siendo las mismas, tu actitud igual… Sin embargo, al final, la única persona que sufre y a la que esto le afecta eres tú. Por eso, es importante tomar conciencia de nuestros actos y no negarnos a verlos.
Cuanto antes te pongas manos a la obra para poder solucionar esta actitud que tanto sufrimiento te puede ocasionar, antes podrás ponerle una solución. Te recomendamos que, si la información que puedas encontrar por tu cuenta no es suficiente y si te sientes perdido, recurras a un profesional.
Los psicólogos siempre te proporcionan herramientas y ejercicios que te ayudarán a avanzar y a que tú mismo seas consciente de ese avance.
¿Estás preparado para dejar de ser una persona pasiva-agresiva y tener relaciones más sanas? ¡Ánimo! ¡Vale la pena trabajar en ello!
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- Wetzler S, et al. Trastorno de personalidad pasiva-agresiva. Revista de toxicomanías 2000;22:3-13. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5515980.
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