Cómo establecer límites para una relación saludable
Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña
Establecer límites no es fácil. Entre otras cosas, porque muchas veces ni siquiera somos plenamente conscientes de qué son los límites o dónde establecerlos. ¿Existe una forma de verlos con claridad? ¿Pueden establecerse por igual en todas las situaciones? Estas y otras preguntas nos las hacemos con frecuencia, pero no siempre tenemos respuesta para ellas, o al menos no de la forma que quisiéramos.
Sin embargo, sabemos que los límites son fundamentales para establecer y mantener una relación sana, sea de la naturaleza que sea (de amistad, compañerismo, pareja, familia, etc.). Y sabemos que, para que cumplan su función, no solo deben procurarnos cierto bienestar a nosotros, sino también a la otra persona.
Profundicemos un poco más en esto a continuación.
Los límites y sus beneficios para el bienestar personal y social
Muchas personas, por ejemplo, confunden poner límites con expresar sin tapujos lo que opinan o lo que quieren, sin tener en cuenta a la otra persona ni sus circunstancias. Otros, por otra parte, utilizan sus propios problemas para “obligar” a los demás a adaptarse a ellos. En cualquier caso, esto no es poner límites para una relación saludable.
Por el contrario, poner límites significa hacerle saber a la otra persona que, aunque existen necesidades, deseos y preferencias personales diferentes a la suyas, la relación puede ser plena mediante el respeto mutuo.
En este sentido, no se trata de una imposición de uno sobre otro, ni de ver quién tiene más o menos razón en esto o lo otro. Por el contrario, se trata de poner en conocimiento -de manera asertiva- la realidad propia a los demás y viceversa, de modo que esto permita llegar a un lugar común de respeto, consenso y equilibrio.
Poner límites de manera saludable es algo realmente beneficioso para todos:
- Ayuda a evitar caer en chantajes y manipulaciones.
- Ayuda a comunicar ideas, pensamientos y emociones adecuadamente y a gestionar los de la otra parte de forma asertiva.
- Favorece la autoestima, la sociabilidad, la asertividad y la espontaneidad.
- Ayuda a reducir el estrés y la frustración.
- Promueve la autenticidad en ambas partes. Esto a su vez ayuda a que el conocimiento mutuo se dé de manera más fácil y agradable. También ayuda a que el vínculo sea más auténtico y transparente.
- Ayuda a establecer y mantener conexiones sanas.
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Decir “no” es difícil
Ser asertivos y expresar adecuadamente nuestras emociones serán los pilares básicos a la hora de establecer límites.Poner límites no es algo fácil. En efecto, muchos factores influyen en que seamos más o menos asertivos.
Por ejemplo, muchas personas son incapaces de decir “no” en determinado tipo de relaciones por miedo a ser rechazados por la otra persona. Del mismo modo, otros sienten verdadero estrés ante la posibilidad de que se inicie un conflicto, de modo que rehúyen expresar sus emociones, sentimientos y necesidades para evitarlo a toda costa.
En muchos casos, el que no podamos o no sepamos poner límites es algo aprendido desde la infancia. La conducta se ha conformado a partir de una educación para la complacencia. De este modo, incluso en la edad adulta, nos es difícil decir “no” o establecer límites personales.
En efecto, al no complacer al otro, algunas personas pueden incluso sentirse culpables, prefiriendo ignorar sus propios sentimientos y necesidades.
¿Cómo establecer límites?
Aunque no existe una guía definitiva sobre cómo establecer límites de manera saludable, podemos tener en cuenta las siguientes pautas que vamos a exponer. Cabe destacar que, dependiendo de las personas y la situación, habrá que ser más o menos flexible en unas u otras.
1. Encuentra el momento oportuno
Establecer límites es un momento de respeto mutuo, por lo que debemos evitar hacerlo en situaciones de enfado o discusión.Hay momentos adecuados y momentos nada indicados para poner límites. Por ejemplo, no es aconsejable “lanzar” cuáles son nuestras necesidades y límites en plena discusión.
Por el contrario, debemos encontrar un momento en el que ambas partes estén relajadas y sean capaces de expresarse sin arrebatos, sopensando sus palabras, con ánimo de cooperación y entendimiento, evitando el decir cosas que puedan herir al otro.
Debemos recordar que poner límites debe tener un beneficio para los dos. Por tanto, lo ideal es encontrar un momento en el que no estemos cansados y que el ánimo no fluctúe, es decir, que no estemos enfadados ni alterados.
2. Los límites se ponen por amor y respeto en todos los sentidos
Debemos olvidar la idea de que establecer límites significa ser egoístas. Por el contrario, es una acción que nace de la necesidad y el deseo de mantener esa relación lo más sana posible.
De este modo, cuando establecemos ciertos límites personales, debemos tener en mente que lo que estamos haciendo es ayudar a que la relación se mantenga equilibrada y saludable. Es un acto de amor y respeto hacia uno mismo, la otra persona y la relación en sí. Por tanto, debemos desechar los sentimientos de culpa por ser asertivos.
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3. Desapego
Muchas veces somos incapaces de decir “no” o establecer límites porque existe un vínculo afectivo. En efecto, tememos herir a la otra persona, le tenemos un tipo de respeto especial, tememos que no nos comprenda…
Para ello, lo mejor es ejercitarse en el “desapego”. Es decir, hay que establecer una distancia entre los sentimientos por esa persona y las necesidades reales. Sólo entonces podremos establecer límites sanos y necesarios.
4. Honestidad y consecuencia
Debemos ser sinceros y honestos a la hora de establecer límites. Se trata de algo obvio. No obstante, debemos también ser consecuentes. Así, por ejemplo, si deseamos que se respeten nuestros límites, debemos también nosotros respetar los de los demás. Como es lógico, si atacamos, nos atacarán y si no respetamos, no nos respetarán.
En cualquier caso, debemos siempre tener en cuenta que todos estos consejos han de tomarse desde el respeto y el deseo a que la relación sea saludable y duradera. No debemos partir nunca de rencores o de momentos de rabia.
Se trata de un momento mágico en el que se establecen las bases de una relación que queremos que continúe, de modo que debemos hacerlo siempre respetando también los límites del otro. Todos ganarán en salud mental, y la relación en honestidad y verdad.
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