Congestión mamaria: todo lo que debes saber

La congestión mamaria es una condición frecuente que, de todos modos, se puede prevenir. Es importante estar atentas a la llenura en los senos y vaciarlos de forma continua.
Congestión mamaria: todo lo que debes saber
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 10 julio, 2023

La congestión mamaria es una condición en la que hay una acumulación excesiva de leche en las madres que están amamantando. La principal característica es que los pechos se sienten duros y adoloridos.

Previo a la congestión mamaria, los senos se sienten inflamados, sensibles y pesados cuando baja la leche. A esto se le llama llenura de la mama. Si persiste y se incrementa se produce el trastorno. El proceso suele comenzar en los tres a cinco días posteriores al parto.

El riesgo de la congestión mamaria es que, si progresa, puede convertirse en una enfermedad llamada mastitis. Ocurre porque hay demasiada leche, no se extrae con frecuencia o la madre no está amamantando.

Causas de la congestión mamaria

En los días posteriores al parto hay un aumento del flujo sanguíneo en los senos. Esto contribuye a que las mamas produzcan más leche, pero también provoca dolor e incomodidad.

Lo habitual es que primero haya llenura de la mama y luego se desarrolle la congestión. Aunque lo común es que ocurra en las primeras semanas posteriores al parto, también podría tener lugar en cualquier momento durante la lactancia.

Las principales razones para que esto ocurra son las siguientes:

  • Hay producción sobreabundante de leche.
  • No hay suficiente extracción de leche.
  • Se omite una toma del bebé.
  • Hay dificultad para que el bebé succione.
  • El destete se produce demasiado rápido o no hay lactancia.
Lactancia materna adecuada que evita la congestión mamaria.
En general, si la técnica de lactancia materna es adecuada, el riesgo de congestión mamaria se reduce.

Síntomas de la congestión mamaria

El síntoma más evidente de la congestión mamaria es la inflamación de los senos. A veces esto solo ocurre en uno de ellos y otras veces en ambos. En algunas mujeres la inflamación se extiende hasta el pecho o las axilas.

Otros síntomas habituales son los siguientes:

  • Sensación de dureza o apretamiento en el seno.
  • Pesadez o llenura en las mamas.
  • La piel se siente tirante.
  • El seno se percibe caliente.

Algunas mujeres también experimentan fiebre y fatiga leves durante los primeros días de lactancia. A esta condición se le conoce como fiebre de la leche y suele remitir de forma espontánea. La fiebre no es motivo para interrumpir la lactancia.

De cualquier modo, la temperatura elevada es motivo de consulta médica. Es importante descartar una posible infección, ya que esto puede agravar la evolución.

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¿Cómo puede tratarse?

El tratamiento a seguir depende de si la madre está amamantando o no. En el primer caso, las medidas más adecuadas son las siguientes:

  • Preparación de los senos antes de amamantar: el objetivo es ablandarlos. Para ello puede utilizarse una compresa de agua tibia aplicada por un par de minutos. También se emplean masajes con las manos o sacaleches.
  • Aumentar la frecuencia del amamantamiento: además de vaciarse por completo los senos después de que el bebé coma.
  • Acudir a algunos fármacos: se debe hacer bajo supervisión médica. Lo aconsejable es utilizar un analgésico y antiinflamatorio, siempre con las indicaciones correspondientes.
  • Compresas frías: si ninguna de las medidas anteriores funciona, es buena idea aplicarse una compresa fría o helada durante 15 minutos, cada hora.

En caso de que la madre no esté amamantando, las medidas adecuadas son las siguientes:

  • Moderar la extracción de leche: no se debe emplear el sacaleches con demasiada frecuencia.
  • Compresas frías: aplicar una vez por hora durante 15 minutos, protegiéndose la piel con un paño.
  • Fármacos: el médico indicará los fármacos que debe emplear para reducir el dolor y la inflamación. Por lo general, son de venta libre.
  • Soporte para los senos: se debe utilizar un brasier adecuado.
Brasier para mastitis y congestión mamaria.
Los brasieres adecuados, que no aprietan y que permiten respirar a la piel, evitan las infecciones asociadas a la congestión mamaria.

¿Cómo puede prevenirse?

La mejor manera de prevenir la congestión mamaria es haciendo una extracción regular de leche. Esto se logra cuando se alimenta al bebé o mediante el uso del sacaleches. Lo que se debe tener en cuenta es lo siguiente:

  • Amamantar al bebé: debe hacerse cada vez que él dé muestras de que tiene apetito.
  • Emplear una técnica adecuada: el bebé debe prenderse bien para que la succión sea eficaz.
  • Vaciar los senos: luego de que el bebé se alimente es necesario vaciar el seno por completo. Esto también aplica cuando se cambia al bebé de una mama a la otra.

Es conveniente preparar los senos antes de darle de comer al bebé, en especial si están muy duros. Basta con extraer un poco de leche. Si la madre no está amamantando, debe emplear el sacaleches como se indicó en el apartado anterior.

Consulta si tienes dudas sobre la técnica de amamantamiento

La congestión mamaria es más frecuente en las primeras semanas tras el parto. Es importante estar atentos en esta primera fase para prevenir, en lo posible, esta molesta condición.

Si hay dudas sobre la forma de alimentar al bebé, lo mejor es que el personal médico ofrezca una orientación adecuada. En caso que la congestión mamaria se presente y no desaparezca o esté acompañada de otros síntomas, se debe efectuar consulta con el médico a la brevedad.


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