Las 7 cosas que nunca debes hacer en un baño público
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Hay muchos momentos en los que acudir a un baño público es la única opción para atender a los llamados de la naturaleza. Ya sea porque estás en un centro comercial, en el aeropuerto, en algún almacén u otros lugares fuera de casa, te ves en la obligación de usar un retrete de este tipo.
Por supuesto, es una experiencia desagradable, pues muchas personas pasan por allí todo el tiempo y no suelen ser sitios higiénicos, incluso si aparentan estar limpios. De ahí la importancia de tomar algunas medidas preventivas y evitar ciertas acciones que aumentan el riesgo de infecciones.
Lo que nunca debes hacer en un baño público
La idea de utilizar un baño público suele despertar, entre las personas, cierta ‘germofobia’, y es que el miedo a contraer posibles infecciones llega a ser tan alto, que muchos toman medidas desesperadas como abrir la puerta del cubículo con los codos o cubrir el asiento con un montón de papel higiénico.
Pero, aunque es cierto que estos sitios albergan microorganismos como los estreptococos, los estafilococos, la bacteria E. coli, el virus de la hepatitis A, los virus del resfriado común, entre otros; la ansiedad por un posible contagio suele ser exagerada.
Como lo explica Judy Daly, profesora de patología de la Universidad de Utah, la mayoría de estos gérmenes mueren rápido y no representan la amenaza que muchos creen. Incluso si se entra en contacto con ciertos virus o bacterias, habría que contraer una cantidad muy grande para enfermarse.
De todos modos, es importante tener ciertas precauciones, sobre todo con la implementación de algunas medidas de higiene. ¿Cuáles son esas cosas que debes evitar? A continuación, las detallamos.
1. No sentarse en la taza del inodoro
A menudo, se suele recomendar evitar el contacto directo con la taza del inodoro, ya que en su superficie se acumulan microorganismos infecciosos. No obstante, el riesgo real en torno a esta acción es tema de discusión.
A través del diario The New York Times, Erica Donner —profesora de ciencias ambientales en la Universidad de Australia del Sur— explica que ubicarse por encima del asiento del inodoro representa un riesgo para los demás si no se tiene buena puntería, ya que suelen producirse derrames accidentales en la superficie.
Además, el no tener suficiente equilibrio al estar en cuclillas puede dificultar el vaciado de la vejiga, lo que tiende a aumentar el riesgo de cistitis y la necesidad de acudir de nuevo al baño, en poco tiempo.
Entonces, ¿debería sentarme en el retrete? Esto depende. Por ahora, las evidencias apuntan a que entrar en contacto con el asiento de un inodoro no conduce a contraer infecciones. Es muy poco probable que los patógenos causen una «enfermedad de transmisión por nalga».
De todos modos, hay que considerar lo básico: qué tan higiénico luce el baño. De ser posible, hay que limpiarlo con una toallita desinfectante antes de utilizarlo. Aun así, si no se tiene una a mano y la superficie luce limpia, no debería haber problema.
La decisión de sentarse o no en un retrete es más bien personal. Los estudios apuntan a que el riesgo de contagio por tener contacto directo con esta superficie es muy bajo. En cambio, hacer las necesidades con maniobras para no sentarse puede traer problemas si no hay un vaciado adecuado de la vejiga o si se producen derrames.
2. Poner papel higiénico en el asiento
Considerando que el contacto con la superficie del baño rara vez supone un verdadero riesgo, colocar tiras de papel higiénico sobre el asiento es una acción inútil. De hecho, además de desperdiciar papel, puedes estar aumentando el riesgo de sufrir infecciones.
¿El motivo? Este papel tiene un material y una textura diseñados para absorber, lo que facilita que los microorganismos se adhieran y se traspasen hacia la piel. Esto se agrava si el papel disponible en el baño no está dentro de una cubierta que lo proteja de los gérmenes externos.
3. Pensar que otros elementos del baño son inofensivos
A menudo, se pasa por alto que otros elementos del baño también son foco de contaminación. Las puertas, los grifos, los secadores y otras superficies también son fuente de virus y bacterias que pueden causar enfermedades.
De ahí la importancia de lavarse bien las manos antes y después de entrar a estos baños. Si el agua no sale con sensor, una buena opción es agarrar el grifo con una toalla de papel o algo de plástico. Además, al utilizar los secadores de calor, hay que evitar que las manos toquen las rejillas de ventilación.
4. Usar el smartphone dentro del baño
En la actualidad, se ha normalizado el uso del smartphone en muchos espacios; uno de los más habituales es el baño. Sea en el del hogar o en un baño público, existen varios riesgos. Estos suelen contaminarse con facilidad con virus y bacterias que causan infecciones, ya sea por dejarlos en alguna superficie dentro del baño o por manipularlos con las manos sucias.
Por otro lado, especialistas advierten que permanecer sentados por tiempo prolongado mirando el celular en el baño aumenta el riesgo de hemorroides.
5. Tirar de la cadena con las manos
Hay mayores probabilidades de contraer infecciones cuando las manos tienen contacto con las diversas superficies del baño. Por eso, en lugar de tirar de la cadena con las manos, es preferible que lo hagas con el zapato.
Asimismo, procura bajar la tapa (también con el zapato o ayudándote con papel) antes de realizar esta acción. Esto con el fin de evitar que la potencia del agua arroje microsustancias por fuera del retrete.
6. Poner tus cosas en el piso del baño
Aunque el piso del baño luzca limpio a simple vista, procura evitar colocar tu bolso u otros elementos sobre este. Los gérmenes y partículas de mugre pueden adherirse en su superficie, y luego se transfieren a tus manos.
Busca el gancho y mejor cuélgalo. Si es posible, pídele a alguien que sostenga tus cosas mientras entras al baño.
7. Usar papel higiénico expuesto
Como hemos comentado, el papel higiénico es un elemento que tiende a contaminarse con facilidad, debido a su característica absorbente. Si este no está protegido con una cubierta, o si no te lo entregan dentro de una bolsita o caja, evita utilizarlo.
Cuando el rollo está puesto sobre una de las superficies del baño —o en un dispensador, pero descubierto— es muy probable que no esté tan limpio como aparenta. Para evitar este inconveniente, procura llevar siempre en tu bolso tu propio papel o toallitas húmedas.
Lavado de manos: el hábito más importante para protegerte de los riesgos de usar un baño público
Siempre y cuando el sistema inmunitario esté saludable, los riesgos de contraer enfermedades por el uso de baños públicos son mínimos. Sin embargo, aunque el cuerpo tenga buenas defensas, el lavado de manos es un complemento esencial.
A veces, en el afán por salir de estos baños, muchas personas pasan por alto el lavado de manos. ¡Error! Es más probable contraer una infección por el contacto de las manos con estos espacios que por sentarse en el retrete.
Lo correcto, entonces, es dedicarle algunos segundos a esta acción. No se vale hacerlo rápido bajo el chorro de agua y sin usar jabón. Procura lavarlas durante 20 o 30 segundos, frotando también las muñecas y las áreas entre los dedos y debajo de las uñas.
Si el baño no funciona con sensores, recuerda emplear una toalla de papel para manipular el grifo o los dispensadores de jabón.
Por seguridad, también puedes tener a mano un gel desinfectante. De este modo, si el baño no tiene espacio para el lavado de manos, o si no quieres hacer contacto con el grifo, puedes hacerles una limpieza rápida hasta que puedas tener acceso a agua y jabón.
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