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¿Por qué cuando nos rascamos nos da más picor?

5 minutos
Cuando desaparece la necesidad de rascarnos no quiere decir que haya cesado el picor, sino que el cerebro ha dejado de mandar la señal de alerta
¿Por qué cuando nos rascamos nos da más picor?
José Gerardo Rosciano Paganelli

Revisado y aprobado por el médico José Gerardo Rosciano Paganelli

Escrito por Yamila Papa Pintor
Última actualización: 01 junio, 2023

Seguramente no te hayas dado cuenta, pero cada día te rascas unas cuantas veces en diferentes zonas del cuerpo. Deslizar las uñas o algún elemento por donde tenemos picor puede ser una de las sensaciones más placenteras que existen, pero también la causa de mayor irritación e infección.

En este artículo te contaremos por qué nos pica la piel, cuáles son las razones por las que nos rascamos, cómo disfrutamos del alivio al reducir el picor y qué puede provocar rascarnos demasiado. ¡No te lo pierdas!

¿Por qué la piel nos pica y qué sucede cuando nos rascamos?

Tenemos cerca de 2 metros cuadrados de piel, de pies a cabeza. Cada milímetro de dermis está expuesto (en mayor o menor medida) a diferentes materiales, microorganismos, texturas, etc. De la misma manera que ocurre con el sistema inmunitario en nuestro interior, la piel cuenta con un efectivo equipo de defensas para prevenir cualquier amenaza.

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El prurito (término médico usado para la picazón) es un aviso que nos da el cuerpo para que estemos alerta ante ese agente que quiere ingresar o permanecer en nuestra piel. Existen diversos estímulos que pueden provocar picazón. Los más habituales son:

  • Polvo
  • Cabello
  • Ropa
  • Insectos

Cuando estos tienen contacto con la dermis, los receptores ubicados en la superficie envían un mensaje desde la médula espinal hasta el cerebro y eso provoca la sensación de picor.

En el caso de que el prurito sea leve es probable que nos rasquemos un poco y aliviemos la picazón. Existen otras razones por las cuales nos rascamos, desde una reacción alérgica a estar nerviosos o angustiados.

Rascarse es una reacción automática que no podemos controlar. Al tratarse de una respuesta inmediata de nuestro cuerpo hacia una amenaza externa no contamos con la autonomía para dejar este hábito.

El cerebro manda una señal para que podamos deshacernos del agente que provocó la irritación o el peligro. Terminar de rascarnos no significa que la causa del picor haya desaparecido, sino que el cuerpo ya no envía más la señal de alerta a esa zona.

El problema radica en que, al pasar las uñas, los dedos o un bolígrafo (por dar un ejemplo de algún elemento empleado) podemos estimular áreas que antes no estaban comprometidas y extender el prurito y, además, provocar una infección o irritación mayor.

¿Por qué cuando estamos nerviosos nos rascamos más?

El estrés tiene muchas consecuencias negativas en nuestro organismo. Y no solo a nivel interior, sino también exterior. En lo que se refiere a la piel, está comprobado que el estrés nos produce mayor picazón. O, mejor dicho, más ganas de rascarnos.

Esto se debe a que activa el sistema inmunitario y aumenta las señales enviadas al cerebro a través de las terminaciones nerviosas de la piel. Muchas personas estresadas, con preocupaciones o presiones han experimentado picores insoportables que desencadenan dermatitis, eccemas e infecciones.

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El estrés incrementa la cantidad de células inmunológicas en la piel y las activa. Por ello es más probable sufrir ciertos desequilibrios, como los granitos o la resequedad, cuando estamos muy nerviosos.

Justamente la alergia nerviosa es otra de las consecuencias de no estar tranquilo o relajado. Las emociones y los pensamientos pueden influir en la cantidad de veces que nos rascamos.

Algunos médicos indican que tenemos necesidad de rascar ciertas áreas de la piel como solución para quitarnos los problemas de la cabeza. Es una manera que tiene el ser humano para intentar aliviar el estrés (como puede ocurrir al comernos las uñas, por ejemplo).

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Cuanto más nos rascamos, más picor tenemos

Asociado a la sensación de picazón viene acompañada la de alivio. Pero eso solo por algunos momentos. El ciclo picar/rascar podría fácilmente relacionarse con el de dolor/placer o el de acción/reacción.

Las investigaciones científicas están avanzando en este tema y se han identificado fibras nerviosas que tienen la función de transmitir la sensación de picor a las zonas cerebrales las cuales posteriormente mandan la señal a las manos para que nos rasquemos.

Básicamente con esto se intenta explicar por qué algunas personas se rascan continuamente y otras no. Muchos piensan que la causa puede ser la falta de higiene, pero la picazón o las ganas de rascarse se producen debido a los mensajes que envía y recibe el cerebro a través de las terminales nerviosas.

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Ese instinto primario que no podemos controlar a veces se vuelve un trastorno que no permite hacer ninguna otra actividad. Incluso mientras dormimos podemos llegar a clavarnos las uñas con tal de quitar una picazón.

Entonces… ¿por qué cuanto más nos rascamos más nos pica?

Esta pregunta ha desvelado el sueño a muchos científicos, hasta que un grupo de investigadores de la Escuela Universitaria de Medicina de Saint Louis, en Whasington D.C (Estados Unidos) ha podido responder a este dilema.

Al parecer, la clave está en el neurotransmisor llamado serotonina, que el cuerpo segrega cuando frotamos cualquier elemento contra la piel con el objetivo de reducir el picor. Según los estudios, este es el responsable de que nos rasquemos constantemente o que una vez que un área empieza a picar no podamos dejar de fijar nuestra atención en ella.

Rascarse alivia el picor, pero crea dolor. El cuerpo responde a ese estimulo liberando serotonina y por ello la sensación de picazón aumenta. Estos descubrimientos sirven para tratar a pacientes con picores crónicos.

Si se bloquea la comunicación entre la serotonina y las células nerviosas de la médula espinal (encargadas de transmitir la sensación de picazón desde la piel hasta el cerebro) las personas no sentirían esa necesidad imperiosa de rascarse continuamente.

Si bien aún no está disponible esta cura usada en el laboratorio, se sigue trabajando para romper con ese “círculo vicioso” de picar y rascar que tanto nos molesta o quisiéramos evitar.


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