Eczema y estrés: ¿cómo se relacionan?
Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto
Eczema y estrés conforman un binomio problemático para cualquier persona. Son dos condiciones de salud que suelen ir de la mano y que se retroalimentan mutuamente. Es, sin duda, una combinación muy molesta para la que no hay una solución fácil.
La piel es el órgano más extenso del cuerpo y uno de los que más fácilmente refleja los estados de la mente. Esto se debe a que la piel está directamente relacionada con el sistema nervioso a través de terminales sensitivas que envían información al cerebro y viceversa.
Al mismo tiempo, el estrés hace que se libere una serie de sustancias que terminan afectando a la piel. Se originan así varias anomalías, entre las cuales se encuentra el eczema. Como se ve, la relación entre eczema y estrés es directa y muy estrecha.
El eczema
La palabra eczema es un término genérico para denominar cualquier inflamación de la piel. Tal inflamación se cataloga como dermatitis, siendo dermatitis atópica la que es generada por el estrés. En mejores términos, cuando hablamos de eczema y estrés, en realidad estamos hablando de dermatitis atópica y estrés.
El eczema aparece cuando la barrera de protección externa de la piel ha sufrido algún daño. Es entonces cuando surge la inflamación; la piel se ve enrojecida y presenta picazón en la zona afectada. Lo más frecuente es que aparezca en los brazos, las rodillas, la ingle y el rostro.
En el 85 % de los casos, el primer episodio de eczema se presenta antes de los cinco años de edad. Asimismo, se estima que hasta el 20 % de los niños y entre el 1 y el 2 % de los adultos han sufrido uno de estos episodios en algún momento de su vida. Hay casos en los que el eczema se convierte en un trastorno crónico y recurrente.
El estrés y la piel
Hay varios mecanismos mediante los cuales el estrés influye en la piel. Todo se origina en el hecho de que el estrés modifica el funcionamiento del sistema inmunitario. Esto lleva a que se produzcan dos efectos: por un lado, disminuyen las defensas cutáneas; por el otro, se inflama la piel.
Asimismo, en condiciones de estrés hay mayor producción de adrenalina y corticoides. Estos actúan sobre los receptores de la piel y provocan cambios en la misma. De otro lado, se ha constatado que todas las enfermedades inflamatorias tienden a empeorar con el estrés.
Un estudio llevado a cabo por la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC) ha señalado que al menos el 50 % de las personas que tienen dermatitis atópica, también padecen episodios de depresión y ansiedad. También señalaron que en los últimos años han aumentado los casos de eczema asociado al estrés.
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La relación entre eczema y estrés
El estrés afecta a la piel de muchas maneras. Provoca trastornos que van desde la urticaria hasta la dermatitis atópica, pasando por el acné, la psoriasis, la dermatitis seborréica y la rosácea. Actualmente se sabe que hay una relación entre eczema y estrés, pero aún no se comprende del todo ese nexo.
Como ya se ha anotado, hay una conexión muy directa entre el sistema nervioso y la piel. Adicionalmente, eczema y estrés logran configurar un círculo vicioso del cual es muy difícil escapar. La presencia del trastorno aumenta el nivel de estrés, especialmente en situaciones de orden social.
Al mismo tiempo, al aumentar el nivel de estrés puede producirse un incremento del eczema. Todo esto en conjunto origina una dosis importante de sufrimiento y genera sentimientos de frustración, inseguridad y desesperanza. Esto se incrementa por el hecho de que no hay un tratamiento definitivo para el eczema.
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Datos a tener en cuenta
El eczema por estrés indica que una persona está siendo sometida a grandes presiones y exigencias que no logra gestionar. Se trata de una señal de alerta que no se debe pasar por alto. Significa que existe un problema al que no se le ha dado solución y desborda las herramientas con las que contamos.
En tanto no hay un tratamiento específico para el eczema por estrés, más allá de hidratar las zonas afectadas, la solución está en abordar su causa, es decir, el estrés mismo. Lo más recomendable en estos casos es introducir algunos cambios en el estilo de vida.
La práctica regular de ejercicio físico suele ser muy efectiva para controlar el estrés. Asimismo, actividades como el yoga o las prácticas de meditación también son muy recomendables. Es conveniente consultar con un psicólogo, quien puede entrenarnos en el manejo de las situaciones tensionantes.
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García, R. R., Hernández, D. P. J. A., Viera, A. O., Miyares, J. H. H., Pavón, M. D. L. Á. A., Lafargue, B. F., & Mesa, M. A. (2002). ESTRÉS Y MANIFESTACIONES DERMATOLÓGICAS EN UNA POBLACIÓN TRABAJADORA BAJO EXIGENCIAS PSÍQUICAS. Revista Cubana de Salud y Trabajo, 3(1-2), 55-61.
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