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¿Qué es un emoliente y cómo beneficia la salud de la piel?

9 minutos
Cuando hay una afección de la piel, la sequedad se vuelve un problema difícil de controlar. Te contamos cómo ayuda un emoliente en la solución.
¿Qué es un emoliente y cómo beneficia la salud de la piel?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto

Última actualización: 29 diciembre, 2023

El término ’emoliente’ se usa de forma general para referirse a una variedad de sustancias que tienen la propiedad de crear una barrera para proteger la piel ante diversos elementos que pueden resultar irritantes.

De esta manera, resultan útiles para mantener la hidratación, así como la elasticidad y la suavidad. Incluso, ayudan a calmar irritaciones debido a sus efectos antiinflamatorios. A continuación, te contamos en detalle qué son, cuáles son los más conocidos y cómo actúan para beneficiar la salud cutánea.

¿Qué es un emoliente y para qué se usa?

De acuerdo con su etimología, la palabra emoliente proviene de ‘ēmolliēns’, que en latín significa «que suaviza o ablanda». Para ser más precisos, su función apunta a proveer una barrera protectora al crear una película aceitosa.

Por lo anterior, es una sustancia que contribuye con el cuidado de la piel, ya que ayuda a mantener la humedad, reducir la sequedad y aumentar la suavidad. Sumado a esto, protege de elementos que pueden resultar irritantes.

No hay que olvidar que cuando en la capa externa de la piel —conocida como epidermis— no hay suficiente humedad, esta se reseca y tiende a agrietarse, descamarse y sufrir heridas que dejan la puerta abierta a posibles infecciones. Sin embargo, los emolientes sellan dichos espacios con grasas.

Por lo anterior, son ideales para personas con tipos de pieles delicadas o que sufren alguna afección (por ejemplo, eczema o psoriasis). En sí, ayudan a mejorar síntomas como la comezón, el enrojecimiento, la irritación y la inflamación.

Una investigación divulgada a través de Drugs in Context destaca que los emolientes ayudan a retener agua en la piel con dermatitis atópica, además de ejercer efectos antiinflamatorios. 

Ahora bien, aunque con frecuencia se confunde humectante con emoliente, es importante aclarar que se trata de sustancias distintas. Los primeros aportan agua, mientras que los segundos impiden que esta salga.

Por lo tanto, si la piel no está dañada o no ha estado sometida a algún factor que provoque irritación o resequedad, es mejor usar una crema hidratante. De hecho, en un humectante hay emolientes.

Distintos tipos de emolientes

Es importante señalar no todos los emolientes protegen la piel de la misma forma, ya que algunos contienen más grasas. Al respecto, se señala que existen dos tipos básicos de formulación:

  • Hidrófilos: su base es más acuosa, con alcoholes o glicerinas; por ende, es más rápida la absorción.
  • Lipófilos: son más oleosos y, por tanto, lentos de absorber, aunque su efecto es más persistente.

Por otra parte, en el mercado se encuentra una gran variedad de productos que contienen emolientes. A su vez, estos pueden venir en varias formas y presentaciones, tales como:

  • Aerosoles: por lo general, son más fáciles de aplicar en zonas difíciles del cuerpo, así como en aquellas partes donde no se debe tocar, para evitar infecciones.
  • Lociones y cremas: son de uso tópico, por supuesto; mientras más líquidas, más fácil se aplican y se absorben, por ejemplo en áreas en las que hay mucho vello.
  • Ungüentos: son de consistencia espesa y proveen una mayor capa protectora.
  • Jabones: se usan como limpiadores alternativos para brindar protección. Evitan el uso de productos que pueden resecar, sobre todo en pieles sensibles ya afectadas.

Emolientes naturales

En los diferentes productos cosméticos o farmacéuticos antes mencionados, los ingredientes suelen ser la glicerina, la parafina o la vaselina, así como aceites de origen vegetal o animal. Por ende, también hay distintos productos naturales que tienen propiedades emolientes. Veamos cuáles son los más utilizados.

Aloe vera

Las propiedades del aloe vera son ampliamente reconocidas. Dado que contiene ácidos grasos y es hidratante, se incluye en productos para el cuidado de la piel. Asimismo, se puede emplear de manera directa para el tratamiento de irritaciones, gracias a sus enzimas antiinflamatorias.

Un estudio divulgado en Indian Journal of Dermatology destaca que el gel de esta planta es hidratante y coadyuva a la prevención de signos del envejecimiento. En sí, estimula los fibroblastos que producen colágeno y elastina, lo que permite una piel más elástica y joven.

Manteca de karité

El karité es un árbol de origen africano, de cuyo fruto se extrae un aceite con gran aplicación en la industria cosmética. Es un ingrediente muy utilizado en cremas para el cuerpo, así como mascarillas para el cabello, dado que contiene un ácido oleico con propiedades emolientes.

Una investigación en International Journal of Molecular Sciences destaca que esta manteca es fuente de ácidos grasos oleico, esteárico, linoleico y palmítico. Debido a esto, tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes que benefician la salud cutánea.

Aceite de coco

Otro producto vegetal bastante apreciado en cosmética. Sus ácidos grasos (cáprico, caprílico y láurico) tienen propiedades antioxidantes y antimicrobianas, además de que ayudan a reforzar la barrera protectora de la piel para prevenir la pérdida de humedad.

Rosa mosqueta

El aceite de rosa mosqueta es abundante en grasas, vitaminas y antioxidantes, por lo que es beneficioso para la piel. La protege del efecto de los radicales libres y contribuye con el proceso de regeneración celular.

Manteca de cacao

Es bastante conocido el uso de la manteca de cacao como emoliente, sobre todo para prevenir la resequedad de los labios durante los días de invierno. Además contiene polifenoles, lo que ayuda a reducir los signos visibles de envejecimiento y a mantener la elasticidad de la piel.

Cera de abejas

Se destaca por su abundante contenido de vitamina A. Asimismo, se le atribuyen efectos hidratantes y antibacterianos. Debido a sus propiedades, tiene distintos fines para la piel; por ejemplo:

  • Dermatitis.
  • Acné.
  • Estrías.
  • Cicatrices.
  • Arrugas y signos de expresión.

Jojoba

El aceite de jojoba contiene grasas que ayudan formar una capa protectora en la piel para conservar su humedad. Además de hidratante, se usa en el tratamiento de la caspa y para ayudar en la cicatrización de heridas.

Escualano

Este es un compuesto orgánico natural. Se obtiene a partir del aceite de hígado de tiburón, así como de fuentes vegetales como el salvado de arroz, el germen de trigo y las aceitunas. Tiene un alto contenido de ácidos grasos.

Un estudio compartido en la revista Molecules detalla que esta sustancia tiene cualidades hidratantes, emolientes, antioxidantes y antitumorales. De ahí que sea bastante valorada en dermatología.

Cómo usar un emoliente para cuidar la piel

Como se mencionó, los emolientes son de uso tópico, por lo que se aplican de manera directa sobre la piel. Por lo general, no requieren de ningún producto adicional. Aunque sí hay algunas recomendaciones para tener en cuenta, como las siguientes:

  • Si se tiene alguna condición en la piel, lo más aconsejable es contar con la aprobación del dermatólogo antes de comenzar a usar el emoliente.
  • Hay que leer atentamente la etiqueta o el prospecto del producto para conocer la composición y evitar algún error al usarlo.
  • La frecuencia de aplicación varía, aunque lo ideal es hacerlo por lo menos una vez al día; todo depende de la condición de la piel. Al respecto, también se deben tomar en cuenta las indicaciones del médico.
  • Para las manos, se recomienda aplicar después de haberlas lavado bien.
  • A menudo, funcionan mejor cuando la piel está un poco húmeda.
  • En las rozaduras, como la dermatitis del pañal, hay que limpiar el área, aplicar y esperar que seque un poco antes de colocar alguna prenda.
  • Aplicar con suavidad, siguiendo la dirección del vello.
  • No se debe frotar en exceso.
  • Hay que evitar el contacto con las mucosas (ojos, boca, nariz o zona íntima).
  • Se puede aplicar para prevenir irritación en tareas como albañilería.

Propiedades y beneficios de los emolientes

Las cremas con emolientes ayudan en el manejo de algunos síntomas como la sequedad, la descamación o la comezón. También hidratan y nutren la piel para mantener su elasticidad y suavidad.

Por ello, se emplean en el tratamiento de condiciones como el eczema, la psoriasis, la xerosis, la ictiosis, las quemaduras, entre otras. Con respecto a sus beneficios, en las investigaciones se señala lo siguiente:

  • Tienen efectos beneficiosos en los pacientes con dermatitis atópica.
  • Mejoran la función de barrera de la piel.
  • Revierten la resequedad en la piel envejecida.
  • Mejoran los signos clínicos (arrugas, hiperpigmentación) y gravedad general del fotodaño.
  • Ayudan a mejorar la hidratación y el pH de la piel, por lo que se considera puede ser útil para la xerosis senil.
  • Según un estudio de 2018, pueden ayudar a prevenir dermatitis atópica en niños con riesgo de desarrollar esta afección.
  • En otra investigación se encontró que reducen el engrosamiento epidérmico, tienen actividad antiinflamatoria y también alivian la irritación.

Hay que aclarar que un emoliente por sí solo no garantiza la cura de afecciones como la dermatitis atópica, la psoriasis o la xerodermia. Solo ayuda en su tratamiento y en el manejo de los síntomas.

Posibles riesgos y efectos secundarios

En la mayoría de los casos, los emolientes son seguros de usar, ya que sus ingredientes son inertes y poco reactivos. Sin embargo, existe la posibilidad de que aparezcan algunos efectos secundarios.

Esto puede ocurrir al aplicarlos en pieles sensibles, por la interacción con medicamentos, por otros ingredientes presentes en productos a los cuales la persona es alérgica (como conservantes y fragancias), o por exposición al sol.

Entre las reacciones indeseadas se señalan irritación, enrojecimiento, escozor, sensación de calor, erupciones y foliculitis. También se pueden observar cambios inusuales, como palidez o piel húmeda.

Si se manifiesta alguno de estos síntomas, se debe suspender el uso del producto de inmediato y acudir al médico. Por otra parte, con el fin de prevenir reacciones indeseadas, se pueden tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Siempre consultar las etiquetas de los productos para conocer las advertencias de posibles interacciones y las precauciones que hay que tomar en caso de reacción.
  • Suministrar al médico información acerca de los medicamentos que se usan, incluso si se trata de extractos naturales.
  • Informar de antecedentes de otros problemas en la piel o si hay heridas, infecciones o llagas.
  • Si se tiene propensión al acné, hay que optar por productos que sean no comedogénicos.
  • Usar protector solar y ropa que cubra la zona de la piel en la que se aplica el producto, si se tiene que exponer durante horas de alta radiación.
  • Por último, en caso de embarazo o lactancia, no usar ningún producto sin autorización del médico.

El mejor emoliente para tu piel

Mantener la piel hidratada es un aspecto clave dentro de una rutina de belleza básica para el cuidado de la piel. Aunque siempre se piensa en las cremas humectantes, es posible que en algunos casos sea más necesario un emoliente.

Ahora, debido a que hay gran variedad de productos con tales fines, o que incluyen emolientes en sus ingredientes, hay que saber elegir el adecuado para cada tipo de piel y necesidad. Pero, ¿cómo hacerlo?

Lo idóneo es acudir al especialista —en este caso el dermatólogo— quien orientará en la elección, en función del grado de resequedad, afección, alergias y otros cosméticos que se usan. Por supuesto, son preferibles los productos que ayudan a sanar la piel sin causar reacciones o problemas adicionales.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


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