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Encadenamiento de conductas: ¿qué es y cómo funciona?

5 minutos
Mediante el encadenamiento conductual podemos enseñar a niños y adultos a realizar tareas complejas que conlleven aprender pasos intermedios. Te contamos cómo funciona.
Encadenamiento de conductas: ¿qué es y cómo funciona?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz

Última actualización: 10 julio, 2023

El encadenamiento de conductas es una técnica muy útil para enseñar a una persona a realizar tareas complejas. Esto es, secuencias de acciones que deben ejecutarse una tras otra para completar el objetivo.

Es una herramienta muy utilizada con la población infantil y con personas con capacidades distintas. Pero también puede emplearse en adultos sanos e incluso autoaplicarse para adquirir un nuevo aprendizaje.

Son innumerables las actividades que se pueden aprender siguiendo este método. Desde lo más simple (como ponerse una chaqueta o cepillarse los dientes) hasta memorizar una coreografía o aprender a cocinar una receta. Si quieres saber cómo aplicarla, te invitamos a seguir leyendo.

¿Qué es el encadenamiento de conductas?

El encadenamiento es una técnica que forma parte de la psicología conductista. Según este paradigma, al ofrecer un refuerzo después de cualquier conducta, logramos aumentar su frecuencia de aparición y consolidar el aprendizaje. En el caso del encadenamiento, se busca enseñar una serie de conductas enlazadas que llevan a un resultado final.

En otras palabras, se genera un comportamiento complejo a partir de una serie de respuestas simples. Y esto se logra reforzando cada paso, lo que a su vez constituye un estímulo discriminativo (una señal) para dar inicio al siguiente.

Por poner un ejemplo, para aprender a cepillarse los dientes se requiere seguir una serie de acciones: tomar el cepillo, colocar el dentífrico, cepillar los dientes de arriba, los de abajo, limpiar la lengua, llenar un vaso con agua, enjuagarse… Mediante el encadenamiento se enlazan estos pasos para generar el aprendizaje completo.

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Aprender a cepillarse los dientes es una tarea que reúne distintos pasos, todos encadenados entre sí.

¿Cómo aplicar el encadenamiento de conductas?

Para poner en práctica el encadenamiento, el primer paso será realizar un análisis de tareas. Esto es, dividir la conducta compleja en pequeños pasos simples a seguir; tal y como hemos hecho en el caso de cepillarse los dientes. Serán esos pasos intermedios los que iremos encadenando para completar el aprendizaje.

A continuación, has de decidir cuáles serán los reforzadores. Como hemos comentado, para que una conducta se aprenda, se consolide y se repita, ha de ir seguida de un refuerzo.

Este constituye un estímulo agradable o positivo para la persona, un premio que sigue al cumplimiento de la tarea. Puede ser de índole social (como halagos o felicitaciones) o material (como una pegatina o una golosina).

En tercer lugar, tendrás que escoger qué tipo de encadenamiento de conductas vas a poner en marcha. Y es que existen varias formas diferentes de aplicar esta técnica.

Hacia adelante

Consiste en comenzar enseñando el paso inicial y continuar progresivamente con los siguientes. El reforzador o premio se entrega cada vez que la persona complete un paso.

Por ejemplo, para enseñar a un niño a ponerse un pantalón, se sigue la siguiente secuencia:

  1. Primero se le enseña a sujetar el pantalón con ambas manos por los extremos de la cintura.
  2. A continuación, se le enseña a meter el pie derecho en la pernera derecha.
  3. Seguimos metiendo el pie izquierdo en la otra pernera.
  4. Ahora se tira del pantalón hacia arriba hasta ajustarlo a la cintura.
  5. Se abrocha el botón.
  6. Se sube la cremallera.

Estos pasos se enseñan uno a uno, tomando un ensayo por cada paso a aprender. Además, se refuerza cada ítem completado.

Enseñas 1, luego 1-2, después 1-2-3… finalmente 1-2-3-4-5-6.

Hacia atrás

En este caso, se comienza por el final y se va retrocediendo progresivamente, mostrando los pasos previos. Por ejemplo, si enseñamos a un niño a escribir la palabra “perro”:

  1. Comenzamos escribiendo toda la palabra, menos la última letra. El niño tendrá que completar la “o” que falta.
  2. A continuación, escribimos la palabra faltando las dos últimas letras: “per”. El niño tendrá que completar la r y la o.
  3. Seguimos restando letras sucesivamente, hasta llegar al final. En este momento, ya escribirá él la palabra completa.

En este caso, estamos encadenando también una serie de pasos a aprender, pero comenzamos por el final hasta llegar al inicio.

Enseñas 3, luego 3-2, finalmente 3-2-1.

Encadenamiento de tarea total

En esta modalidad se enseña toda la secuencia de acciones completa, sin entregar un refuerzo tras cada paso completado. A continuación, se le pide a la persona que ejecute la tarea entera en un solo ensayo. El reforzador solo se obtiene cuando la secuencia se complete.

Su esquema sería enseñar directamente 1-2-3-4.

Parcial puro

En este caso, los pasos se enseñan uno por uno y siguiendo un orden progresivo (al igual que ocurre en el encadenamiento hacia adelante). Sin embargo, para conseguir el reforzador solo es necesario realizar el paso concreto que se está practicando y no los anteriores.

Enseñas 1, luego 1-2, después 1-2-3… finalmente 1-2-3-4-5-6.

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Las escuelas aplican variantes de estos métodos en diferentes procesos.

Parcial progresivo

En este caso, el reforzamiento es más gradual. Se enseñan los pasos por separado y también la combinación entre ellos.

Enseñas 1, luego 2, después 1-2, luego 3, después 1-2-3, ahora 4, finalmente 1-2-3-4.

Un proceso supervisado

El encadenamiento de conductas es una herramienta muy útil para todo tipo de aprendizajes, pero han de tenerse en cuenta algunas variables. Por ejemplo, es preferible que los reforzadores sean variados y de tipo social. Además, debe comenzarse a enseñar a la persona por una conducta que ya domine, para que sea más sencillo.

El proceso de aprendizaje se supervisa para evitar errores y puede ser necesario ofrecer algunas ayudas, que se desvanecerán a medida que la persona ya no las necesite. Por último, es importante practicar en diferentes contextos y con distintos materiales.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Cooper, J., Heward, W., Heron, T. (2019). Análisis Aplicado de la conducta. 2da ed. ABA España.
  • Ruiz Fernández, M. A., Díaz García, M. I., & Villalobos Crespo, A. (2012). Manual de técnicas de intervención cognitivo conductuales. Madrid: Desclée de Brouwer.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.