Enseña a tu hijo a ser generoso
Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña
¿Por qué deberías enseñar a tu hijo a ser generoso? ¿Vale la pena hacer el esfuerzo? Nuestra respuesta es definitiva es que sí deberías inculcarle a tu hijo la generosidad. Hay muchas razones para ello,
Vivimos en una sociedad abierta, tolerante y basada en el intercambio económico, cultural y social. Por ello, enseñar a compartir es fundamental para socializarse adecuadamente.
Además, las personas generosas son mejor vistas por los demás, como más abiertas y amigables, y también más dignas de confianza. En esta línea se expresan las últimas investigaciones al respecto.
¿Cómo aprende tu hijo a ser generoso?
Antes de dar o compartir es importante conectar con los demás. Solo conociendo a la persona podremos identificar sus necesidades y ayudarla a satisfacerlas en el grado que nos sea posible. No obstante, si deseas enseñarle a tu hijo a ser generoso necesitarás paciencia.
El artículo “La generosidad en los niños: educar para compartir” señala que los niños no tienen la capacidad de compartir de manera voluntaria sus pertenencias, puesto que están aprendiendo sobre el sentido de la propiedad y el egoísmo natural.
La generosidad en la infancia
Desde los 4 años los niños aprenden a compartir por recompensas, pero no es hasta los 5 o 6 años cuando los pequeños comienzan a reconocer el valor de lo que poseen, así como el valor de las pertenencias de los demás.
A esta edad los niños también comienzan a desarrollar el sentimiento de pertenencia a un grupo en particular. Notarán que, si juntan todos sus bienes, tendrán más.
A la edad de 7 años el niño tendrá una mayor apertura emocional que le permitirá reconocer las necesidades de las demás personas. Asimismo, podrá experimentar el sentirse satisfecho y bien consigo mismo por ayudar a alguien con algo que es valioso para él. Puede decirse que esta última edad es el periodo clave para acentuar el valor de la generosidad en la vida del niño.
La adolescencia y la generosidad sincera
Desde el inicio de la adolescencia, el joven empieza a sentir lo que realmente es la generosidad y la solidaridad. Su sentido de la justicia y de la empatía fortalecerán sus convicciones cívicas y, además, disfrutará de la satisfacción de ayudar a los demás de manera plena.
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¿Por qué debes enseñar a tu hijo a ser generoso?
Un proverbio antiguo que afirma que “hay más felicidad en dar que en recibir”. Una persona que es generosa experimenta gusto, placer y alegría en compartir con los demás lo que tiene.
Compartir desinteresadamente nos hace ser ricos por dentro a la vez que ayudamos y consolamos a otra persona para sentirse mejor. Pero no solo eso, pues cultivar buenas cualidades le permitirá a tu hijo ser un adulto comprometido con la sociedad y su bienestar.
La generosidad puede expresarse de diversas formas. Puede compartirse tiempo, dinero, compañía, objetos, conocimientos, habilidades… Sin embargo, compartir no es dar lo que nos sobra o no nos gusta. Más bien, ser generoso nos permite buscar el equilibrio dando lo mejor de nosotros para construir una sociedad armoniosa.
Enseña a tu hijo a ser generoso, pero con equilibrio
Por otra parte, hay que intentar no deformar el concepto de generosidad. Ser generoso implica compartir gustosamente lo que tenemos, pero sin sobrepasar nuestros límites y sin afectar el bienestar propio.
Es preciso cuidar de nosotros mismos y de nuestras necesidades. Esto nos permitirá compartir un poco de nuestra abundancia con los demás y que ambas partes disfrutemos de la magia que produce la generosidad.
Tu ejemplo es importante
Como en muchos otros casos, los padres son el primer referente y modelo en cuanto a comportamiento. Por lo tanto, si tú eres generoso, ellos querrán imitarte desde pequeños.
En cada una de las etapas de su vida, debes ser constante con respecto al servicio a los demás para crear hábitos en tus hijos. Así, cuando tu pequeño actúe de manera contraria, brotará en él un sentimiento de culpa. Este sentimiento le dará la oportunidad de pensar en lo ocurrido y cambiar de comportamiento por cuenta propia.
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Actividades que entrenan la generosidad
Tal vez enseñar a un hijo a ser generoso puede ser todo un reto. Sin embargo, es importante señalar objetivos para notar avances. Como padre o madre, eres la mejor persona para evaluar el nivel de generosidad en tus hijos, así que puedes probar con cada una de las siguientes actividades:
- Compartir pertenencias a los demás.
- Jugar con todos, no únicamente con amigos.
- Prestar ayuda en los estudios a quien lo necesite.
- Escuchar con interés a quien habla y necesita ser escuchado.
Medidas para ser generoso
De acuerdo con especialistas dedicados a la educación y buenas prácticas en los niños, cultivar la generosidad requiere un gran esfuerzo. No obstante, recomiendan algunas medidas que ayudarán a los padres e hijos a ser generosos.
- Procura ser positivo y sonreír pese a situaciones poco favorables, tanto individuales como ajenas.
- Sé accesible y razonable con respecto a tus gustos personales. Esto te permitirá hacer excepciones y ceder cuando los demás elijan cierta actividad que a ti no te agrade.
- Trata de cumplir con tu palabra y responsabilidades a pesar del cansancio. Esto será una muestra del compromiso con los demás.
- Escucha a las personas que necesiten tu ayuda. A veces ayuda bastante el solo acto de escuchar con el corazón.
- Utiliza tus habilidades y lo que sabes para ayudar a los demás.
En definitiva, los seres humanos tenemos una vida llena de oportunidades para ser felices y ayudar a los demás a serlo. De hecho, la generosidad es una de las semillas que hace germinar la amistad y el amor que tanta falta hacen en la sociedad. Si has decidido enseñar a tu hijo a ser generoso, no solo le ayudarás a hacer el bien, sino que también le dejarás en herencia una llave en la vida para sentirse pleno y feliz.
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