Eritema solar: recomendaciones y cuidados
Escrito y verificado por la farmacéutica Sara Viruega
El eritema solar es la típica quemadura por exposición al sol que sufrimos cuando estamos sometidos mucho tiempo a las radiaciones ultravioletas. En general, los síntomas más intensos se manifiestan en las primeras 24 horas y después empiezan a descender.
Lo que se conoce como eritema solar es un conjunto de entidades con distinta gravedad. Hay lesiones leves, con apenas una descamación de la capa superficial de la epidermis. Sin embargo, otras veces, la quemadura desprende una porción de piel y genera ampollas.
En cualquiera de las situaciones, la zona afectada se enrojece por la congestión sanguínea. No siempre hay inflamación, pero puede suceder que el flujo de líquidos en los tejidos aumente su volumen.
Como hemos dicho, este eritema solar proviene de la acción de los rayos ultravioleta del sol. Aunque existen diferentes longitudes de onda en los rayos solares, las radiaciones que más afectan a la piel son la UVB y la UVA.
La radiación UVA es muy penetrante, pudiendo llegar hasta la dermis, que se encuentra por debajo de la epidermis. Su efecto negativo se manifiesta a largo plazo. Acelera el envejecimiento celular y favorece el desarrollo de cáncer de piel.
Por otro lado, la radiación UVB es la culpable directa del eritema solar. La piel se broncea y se quema por esta radiación. También es capaz de alterar las células volviéndolas cancerosas. Por tanto, ambas radiaciones son un factor de riesgo oncológico.
Grupos de riesgo para sufrir eritema solar
Todos podemos padecer eritema solar si nos exponemos de manera inadecuada a la radiación del sol, en horarios que no son los recomendados y sin protección. De todas formas, ciertos grupos poblacionales son más propensos a estas quemaduras; entre ellos se encuentran los siguientes:
- Quienes tienen que trabajar, sí o sí, en ambientes sin techo, en el horario del mediodía.
- Las personas de tez muy clara.
- Los que realizan actividades deportivas acuáticas o de montaña, ya que el reflejo del agua y de la nieve es capaz de quemar con la misma intensidad que la luz directa.
- Habitantes de las zonas tropicales, donde la dirección del sol es más perpendicular a la tierra y el horario de la radiación es más extenso.
- Pacientes medicados con algunos antibióticos, como la doxiciclina.
- Enfermos crónicos de patologías autoinmunes con afectación dérmica, como el lupus.
¿Qué hacer ante un eritema solar?
Una vez que el eritema solar se ha establecido, las medidas a tomar deberán ser de alivio de la lesión. No suele ser necesaria una visita médica en estos casos. Sin embargo, si se generan dudas sobre la evolución de la quemadura, conviene consultar.
Si sabemos que estuvimos muy expuestos al sol y que, seguramente, nos aparecerá el eritema, deberíamos ducharnos con agua fría al regresar a nuestra casa. También se pueden apoyar objetos fríos sobre la piel afectada para comenzar a controlar la inflamación que se va a generar.
La ropa deberá ser holgada durante los días que dure el eritema. El roce de las remeras y los pantalones lastima y duele, además de favorecer la descamación, lo cual puede ser peligroso si hay ampollas.
En el caso de tener ampollas con líquido, es conveniente no reventarlas. Hay que dejar que evolucionen sin demasiada intervención. Se pueden colocar cremas alrededor con analgésicos y refrigerantes, así como sellar las vesículas con un vendaje estéril para que no se infecten.
Respecto a la medicación, el artículo “Aproximación al tratamiento del envejecimiento cutáneo” de la revista Ars Pharmaceutica propone el uso de centella asiática en cremas. Esto estimularía la producción de colágeno para reparar la piel. Por vía oral, estaría indicado el paracetamol para controlar el dolor.
Cuidarse con protectores solares
Las cremas protectoras solares son una herramienta fundamental en verano y durante todo el año. Las asociaciones dermatológicas recomiendan su uso al exponerse al sol de forma directa y con más razón en los grupos de riesgo.
Lo que hace el protector solar es reflejar la radiación o absorberla para obstaculizar su llegada a la piel. La unidad de medida que se utiliza para estos preparados es el factor de protección solar (FPS). Cada FPS se vincula a un porcentaje de filtración de la radiación UV.
En la práctica, un protector solar con FPS 30 es suficiente para la mayoría de los casos, ya que boquea el 96,7 % de la radiación. Utilizar un número mayor es útil en el rostro, en los niños o en personas con la tez muy clara.
La forma de aplicarlo y mantenerlo es clave. Evitar el eritema solar depende de que la crema se distribuya de manera uniforme en el cuerpo y de que se alcance a formar un capa de, al menos, 2 miligramos por cada centímetro cuadrado de piel.
Cuidarse del eritema solar es un hábito saludable
Aunque no lo parezca, cuidarse de la radiación solar es un hábito que repercute en nuestra vida futura. Podemos evitar la mayoría de los casos de cáncer de piel si respetamos las medidas mínimas de exposición al sol y empleamos protectores solares adecuados.
Ante la duda por una lesión dérmica, ya sea un eritema solar o una quemadura más grave, conviene consultar a un médico. Es preferible asesorarse sobre la gravedad del cuadro y actuar en consecuencia.
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