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6 errores de los que las personas inteligentes aprenden siempre

5 minutos
Errar es humano. No te tortures por los errores que puedas haber cometido. Úsalos a tu favor.
6 errores de los que las personas inteligentes aprenden siempre
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz

Escrito por Equipo Editorial
Última actualización: 06 julio, 2023

Uno de los rasgos de la inteligencia es la capacidad para aprender de las diferentes experiencias. En este sentido, existen algunos errores de los que las personas inteligentes aprenden siempre, sin excepción.

La palabra que elegimos para definir la actitud de las personas inteligentes frente a los errores es oportunidad. Oportunidad porque ven en cada una de sus equivocaciones la chance de aprender y transformarlas en nuevos intentos, pero teniendo el aprendizaje como guía y sostén.

Como expresó el abogado activista estadounidense Ralph Nader: “tu mejor maestro es la última equivocación que tuviste”. Veamos entonces cuáles son los errores que los más inteligentes materializan en nuevas oportunidades.

Errores de los que las personas inteligentes aprenden

Equivocarnos nos caracteriza como seres humanos y es algo que todos hacemos en mayor o menor medida. La diferencia radica en cómo seguimos después del error.

¿Lo ocultamos e ignoramos o lo revisamos para analizar qué hicimos mal? Te contamos cuáles son los 6 errores que las personas inteligentes deciden no cometer dos veces. Como bien dijo el escritor Paulo Coelho: “cuando se repite un error ya no es un error: es una decisión”.

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Aprender de los errores implica no quedarse pensando en lo malo, sino capitalizarlo para mejorar.

1. Creer que la misma fórmula dará resultados distintos

Si siempre actúas de la misma manera, los resultados que obtendrás serán siempre los mismos. Solo si cambias la forma de hacer las cosas atraerás experiencias diferentes. No hace falta tener cubiertos todos los frentes ni barajados todos los escenarios posibles de una situación.

Las personas inteligentes analizan el error y cuáles fueron los pasos que las condujeron a obtener resultados que no eran los esperados. Se recuperan con rapidez y cambian la forma de proceder para cambiar el desenlace. Sabemos que el dolor del aprendizaje puede ser muy intenso, pero entendemos también que muchas veces es necesario para salir fortalecidos.

2. Esperar resultados inmediatos

Parece que la inteligencia y la ansiedad no son compatibles. Al menos no desde el punto de vista del error que cometen muchas personas cuando no logran manejar las ansias de que todo llegue rápido.

Si nos planteamos un objetivo y comenzamos a trabajar en él, es normal que deseemos que el resultado llegue pronto. Sin embargo, cuando todo se demora, la frustración aparece.

¿Cómo hacen las personas inteligentes para no caer presas de la ansiedad? Disfrutan cada paso del camino, encuentran motivación en la certeza de que lo bueno llega siempre, tarde o temprano.

3. Querer quedar bien con todos

Para avanzar en cualquier ámbito de la vida es necesario tomar decisiones. En cada decisión que tomamos estamos eligiendo una persona, un trabajo, una oportunidad. A su vez, estamos desechando otras alternativas.

En este proceso es imposible que lo que decidamos para hacer frente a determinada circunstancia agrade a todo el mundo. Lo importante es que sea bueno para ti y que no dañe a quienes te rodean. Necesitas convicción y seguridad en tus acciones.

4. Fingir ser una persona diferente

En relación con el punto anterior, pretender ser alguien que no eres a la larga no es una buena idea. No cambies tu esencia solo por quedar bien con todos, ya que es un error que puede costar muy caro.

En tu originalidad yace la creatividad que necesitas para salir adelante luego de haber cometido errores. Las personas inteligentes se hacen cargo de sus errores y obran en consecuencia.

5. Errar las prioridades

Es común que las personas se enfoquen en los detalles y pierdan de vista el panorama general de todo lo que sucede. Muchas veces le dedicamos demasiado tiempo a situaciones que no son tan relevantes y dejamos de lado lo que sí lo es.

En este sentido, las personas inteligentes conocen muy bien cuál es su lista de prioridades y se ajustan a ella. Una vez que te has dado cuenta de que cometiste el error de haber puesto toda tu energía en un proyecto poco relevante, queda en ti aprender de esta situación.

6. Confiar siempre en el azar

Seguramente te ha pasado que decidiste embarcarte en determinada situación sin tener la suficiente preparación. Puede haber sido una presentación laboral o académica o una entrevista. Aunque el resultado haya sido positivo y hayas conseguido lo que estabas buscando, es importante reconocer que la suerte estuvo de tu lado.

Y como la suerte depende del azar y no de tu preparación y conocimiento, no es algo en lo que debes fiarte siempre. Es por esto que las personas inteligentes entienden que por más que la suerte les guiñó el ojo una vez, esto no siempre será así.

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El aprendizaje permite llegar a los objetivos. Pero para eso se necesita la constancia que tienen las personas inteligentes.

La importancia de ser personas inteligentes que aprenden de los errores

Es necesario que seamos personas inteligentes que aprenden de sus errores para allanar el camino que nos toca seguir andando. Si no sabemos aceptar que nos equivocamos, que somos humanos y que está bien que así sea, nos sumergimos en un mar de lamentos y culpabilidad que nos condicionará.

Sentiremos miedo de emprender nuevos proyectos por temor a la frustración, sin saber que el peor fracaso es no intentarlo. Tenemos que trabajar nuestra autoestima y ser compasivos con nosotros. Hay que volver a probar, sabiendo que hemos aprendido del error.

Y este es el quid de la cuestión: intentar una y otra vez, pero con el aprendizaje como soporte para que el dolor y la pena de haber fallado valgan la pena. Equivocarse duele. Ya conoces la piedra, no vayas tras ella nuevamente.

Lo bueno de equivocarse

Lo que no podemos hacer con los errores es revivirlos a cada rato o recordarlos todo el tiempo. Tampoco tenemos que esconderlos y hacer de cuenta que no sucedieron, porque entonces no habremos aprendido nada y el sufrimiento del error no serviría en absoluto.

Lo que sí necesitamos hacer es analizarlos, estudiarlos para saber qué fue lo que sucedió, qué hicimos mal y no olvidar el camino que no debemos tomar otra vez. La idea sería tenerlos presente, pero de forma constructiva y no destructiva con nuestra persona. Recuerda esta frase… la próxima vez será mejor.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


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