Erupción cutánea: tipos y principales causas

Las erupciones cutáneas se deben a múltiples causas, como la genética, las infecciones, las alergias, los factores ambientales, entre otros. El tratamiento depende ampliamente del agente causal.
Erupción cutánea: tipos y principales causas
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 06 julio, 2023

Una erupción cutánea, también conocida como «eflorescencia», es cualquier lesión eruptiva en la piel. Dicho de otra forma, se trata de un cambio en la epidermis que puede afectar la coloración, la apariencia, la forma o la sensación al tacto. Este evento se puede dar en el cuero cabelludo, el rostro, el cuello, el pecho, la espalda y otros lugares del cuerpo.

Estudios epidemiológicos indican que la prevalencia de una de las enfermedades que causan erupciones cutáneas, la dermatitis atópica, es del 15 % al 30 % de los niños en países de alto ingreso. Esto indica que las patologías dérmicas están al alza y a la orden del día.

La piel es la primera barrera —junto con la saliva, las lágrimas y las mucosas— que nos protege de posibles patógenos del exterior. Por ello, tener en cuenta los procesos que pueden dañarla es esencial. En esta oportunidad te contamos todo lo que debes saber sobre las erupciones cutáneas, desde los tipos más comunes hasta sus causas.

¿Cuáles son los tipos de erupciones cutáneas?

La definición del término erupción cutánea es muy difusa, por lo que entran dentro de él múltiples patologías. La Clínica Mayo nos muestra los tipos de erupciones cutáneas más comunes.

  • Dermatitis atópica: se trata de una afección permanente que produce enrojecimiento y picazón en la piel. No se ha encontrado una cura para ella, pero los tratamientos pueden mitigar la picazón y la aparición de nuevos brotes.
  • Dermatitis de contacto: es una erupción causada por el contacto directo con sustancias a las que la persona no responde bien. Esta puede ser de naturaleza irritante —la más común— o alérgica.
  • Erupción cutánea por calor (miliaria): se debe a la acumulación de sudor en los conductos de la piel, habitualmente debido a un clima muy caluroso. Se manifiesta en forma de pequeñas pústulas que producen mucho picor.
  • Intertrigo: común en personas obesas. Se produce por el rozamiento de pliegues de la piel y la acumulación de bacterias y sudor.
  • Psoriasis: es una enfermedad inflamatoria de la piel de origen autoinmune. Produce lesiones escamosas engrosadas.

Te hemos presentado algunos de los ejemplos de erupciones cutáneas, pero existen muchos más: la tiña corporal, la rosácea o la culebrilla —causada por el herpes zóster— son claros ejemplos de ello. La etiología de este grupo de afecciones es inabarcable.

Dermatitis alérgica.
Las erupciones cutáneas pueden tener su origen en diversas enfermedades cutáneas. Entre estas, la dermatitis es una de las más comunes.

¿Cuáles son sus principales causas?

Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, las erupciones cutáneas simples —en especial la dermatitis de contacto— se producen por tocar cosas que dañan a la piel, como los químicos, los cosméticos, los tintes y algunos vegetales con potencial venenoso.

Por otra parte, algunas erupciones se producen por una invasión vírica, fúngica o bacteriana intraepidérmica. Un ejemplo de ello es el impétigo en niños, causado por una infección por la bacteria Streptococcus pyogenes.

También puede ocurrir por microorganismos como la tiña o los dermatofitos, que se asientan como colonias de hongos en la piel y se alimentan de la queratina; en consecuencia, ocasionan perjuicios a nivel tisular. Por último, no podemos olvidar que muchas erupciones cutáneas se deben a alergias.

Pautas para cuidar una erupción cutánea

Desde luego, el tratamiento dependerá en gran medida del agente causal. La tiña se trata con antimicóticos, el herpes zóster se aborda con antivirales y vacunas, y el impétigo con ungüentos con antibióticos. La naturaleza del patógeno invasor determinará en cada caso el protocolo que se debe seguir, por lo que la automedicación no se contempla en estos cuadros.

Por otro lado, las enfermedades crónicas, como la dermatitis atópica o la psoriasis, no tienen una cura absoluta. En estos casos se indican las siguientes estrategias:

  • Evitar restregarse la piel en exceso.
  • Usar prendas de ropa cómodas.
  • Usar cremas, soluciones y lociones recetadas por el dermatólogo para aliviar el picor.
  • Dejar la zona afectada expuesta al aire tanto como sea posible.
  • Utilizar la menor cantidad de jabón posible y sustituirlo por geles de pH neutro.
  • En general, la crema de hidrocortisona al 1 % trata de manera efectiva el enrojecimiento, la hinchazón y el dolor en la piel. Esta familia de fármacos se puede conseguir sin receta en las farmacias.
Pautas para cuidar una erupción cutánea
Los tratamientos contra las erupciones cutáneas varían en función de su causa. Sin embargo, en general, hay productos de uso tópico que calman el picor y la irritación.

¿Cuándo acudir al médico?

Algunos tipos de erupciones en la piel se resuelven sin necesidad de un tratamiento específico. No obstante, es necesario consultar, sobre todo si hay otros síntomas como dolor en las articulaciones, dificultad para respirar, cara hinchada, áreas demasiado sensibles y dolorosas o líneas de enrojecimiento. 

Como hemos dicho anteriormente, muchas erupciones cutáneas tienen su origen en trastornos crónicos que no suponen mayor problema —como la dermatitis—. Por desgracia, en otros casos la solución no es tan sencilla, pues el detonante resulta ser una infección vírica, fúngica o bacteriana que requiere un tratamiento inmediato.

Para saber más: La dermatitis seborréica en el lactante

¿Qué hay que recordar sobre las erupciones cutáneas?

Como hemos detallado, una erupción cutánea puede estar causada por herencia genética, infecciones, condiciones ambientales, alergias y muchos otros factores —o una combinación de varios—.

En general, resulta conveniente acudir al médico ante cualquier duda o malestar. Dado que es una condición con múltiples causas subyacentes, no es bueno caer en la automedicación.

El profesional será quien evalúe las lesiones y determine qué opciones terapéuticas son adecuadas según el caso. Además, podrá orientar hacia otros cuidados para evitar complicaciones.


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