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Estudio revela cómo el uso del móvil antes de los 13 años puede afectar la salud mental de los niños

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El uso temprano del móvil somete a los niños a sobreestimulación y comparaciones sociales que, con el tiempo, dañan su desarrollo emocional.
Estudio revela cómo el uso del móvil antes de los 13 años puede afectar la salud mental de los niños
Última actualización: 26 agosto, 2025

La pregunta de a qué edad es apropiado darle a un niño su primer teléfono móvil es un debate constante en millones de hogares. Aunque no hay duda de que esta herramienta se ha vuelto imprescindible para la comunicación, a muchos padres les preocupa temas de seguridad, uso excesivo y acceso a contenidos inadecuados.

A pesar de esto, cada vez es más común encontrar que los menores reciben su primer smartphone a edades muy tempranas. ¿El problema? La evidencia creciente advierte que esto trae consecuencias sobre la salud mental. Tras hacer un estudio global, expertos de Sapien Lab exponen que es necesario implementar una “acción urgente” para proteger a las generaciones futuras.

Una correlación preocupante y progresiva

En la investigación divulgada a través de Journal of Human Development and Capabilities, el equipo analizó los datos de más de 100 000 jóvenes, entre los 18 y 24 años. A estos se les preguntó a qué edad recibieron su primer móvil y se utilizó el Cociente de Salud Mental (MHQ), una herramienta de autoevaluación integral que mide el bienestar en múltiples áreas (social, emocional, cognitiva y física).

La información obtenida dejó ver un patrón alarmante; aquellos que recibieron su primer teléfono a los 12 años o antes, tuvieron un puntaje más bajo de salud mental en la edad adulta. Los síntomas asociados con el uso temprano de dispositivos móviles abarcaron lo siguiente:

  • Pensamientos suicidas.
  • Sentimientos de agresividad y hostilidad.
  • Desapego de la realidad y alucinaciones.
  • Mala regulación emocional y baja autoestima.

La evidencia también dejó ver diferencias de género. En las mujeres, el acceso temprano al móvil se asoció con una mayor disminución de la autoimagen, la autoestima y la resiliencia emocional. En los hombres, se vinculó con una menor estabilidad, calma y empatía.

Las redes sociales aumentan la vulnerabilidad

Los investigadores plantean que la entrada anticipada a las redes sociales tienen mucho que ver con esta correlación (un 40 %). Los niños son una población particularmente vulnerable a estos entornos digitales, debido a su percepción del mundo y su falta de experiencia.

El cerebro infantil y adolescente está en una etapa crítica de desarrollo, sobre todo las áreas asociadas con la identidad, autoestima y regulación emocional. Los algoritmos de las redes sociales, diseñados para maximizar el tiempo de pantalla, a menudo amplifican contenidos dañinos y fomentan una constante comparación social.

Además, el riesgo tiende a aumentar debido a los siguientes factores:

  • Malas relaciones familiares (13 %): el tiempo frente a la pantalla a menudo reemplaza la interacción cara a cara, debilitando los lazos familiares en un momento crucial.
  • Interrupción del sueño (12 %): la luz que emiten las pantallas de los dispositivos afecta la producción de melatonina y la calidad del descanso, lo que repercute en el desarrollo cognitivo y la salud emocional.
  • Acoso cibernético (10 %): la exposición temprana aumenta el riesgo de sufrir ciberacoso, una forma de intimidación que puede ser constante y de la que es difícil escapar.

Algo que preocupa a los científicos es que no solo son síntomas típicos de ansiedad y depresión, sino problemas más profundos como agresividad y desapego de la realidad, que a veces pasan desapercibidos en las evaluaciones estándar de salud mental.

Aplicar reglas de consumo responsable igual que otras sustancias

Debido a su naturaleza correlacional, el estudio no prueba una causalidad directa. A pesar de esto, los autores sugieren que “la magnitud del daño potencial es demasiado grande como para ignorarla”. Por eso, instan a los legisladores a adoptar un enfoque preventivo, similar al que se aplica con productos regulados como el alcohol o el tabaco.

Las cuatro áreas de acción urgentes implican:

  • Educación obligatoria: es decir, promover y enseñar programas de alfabetización digital y salud mental en las escuelas que los niños aprendan a usar la tecnología con responsabilidad y criterio.
  • Responsabilidad corporativa: fortalecer la identificación de violaciones de edad en las redes sociales y aplicar consecuencias significativas a las empresas tecnológicas que no protegen a los menores.
  • Restringir el acceso a redes sociales: limitar el uso de estas plataformas a menores de edad, con una aplicación más estricta de las normas.
  • Acceso gradual a los smartphones: implementar restricciones progresivas en los teléfonos para niños, en lugar de darles acceso total a internet y a las tiendas de aplicaciones desde el principio.

Aunque a menudo las plataformas establecen una edad mínima de 13 años, esta norma es inconsistente y fácil de ignorar. Mientras tanto, la edad media de adquisición del primer móvil sigue bajando, y se hace más evidente la distancia entre las medidas regulatorias y la realidad familiar.

Cabe apuntar que el objetivo de este estudio no es demonizar la tecnología, sino abrir un debate necesario sobre cómo proteger la salud mental de las generaciones que están creciendo en un mundo cada vez más digital.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.