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¿Cómo evitar la formación de trombos?

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Evitar la formación de trombos es algo que depende del estilo de vida. Aunque pueden influir algunos factores genéticos, lo habitual es que los coágulos se formen por sedentarismo, tabaquismo o incumplimiento de las órdenes médicas tras una cirugía.
¿Cómo evitar la formación de trombos?
Leonardo Biolatto

Revisado y aprobado por el médico Leonardo Biolatto

Escrito por Edith Sánchez
Última actualización: 10 julio, 2023

Evitar la formación de trombos es posible si se cuenta con la información adecuada y se toman las medidas pertinentes. Este problema afecta, sobre todo, a las personas que por algún motivo no pueden moverse por lapsos extensos o que han sido sometidas a una cirugía y deben guardar mucho reposo.

La presencia de coágulos constituye un problema grave de salud y, por lo mismo, es importante hacer todo lo que sea necesario para evitar la formación de trombos. La mejor manera de prevenir es aplicando medidas puntuales y sencillas en las situaciones de riesgo. También resulta vital reconocer su presencia para actuar en tiempo y forma.

Un coágulo puede llevar a dos afecciones: la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar. La primera puede derivar en la segunda, como evolución y complicación, poniendo en riesgo la vida. Por eso es tan importante evitar la formación de trombos e impedir un desenlace fatal.

La formación de trombos

En la mayoría de las situaciones, los trombos se forman por permanecer mucho tiempo en estado de quietud o haber sido sometido a una intervención quirúrgica. Sin embargo, también hay otras razones, dentro de las que se destacan las siguientes:

  • Ingestión de hormonas: los métodos anticonceptivos compuestos por hormonas aumentan el riesgo de trombosis. Esto no sucede en todas las mujeres, sino en aquellas que poseen algún otro factor de riesgo, como la obesidad, por ejemplo.
  • Fracturas óseas grandes: las fracturas de huesos predisponen a la formación de trombos, un poco por el reposo obligado y prolongado y otro tanto por los hematomas internos que acompañan la lesión.
  • Trastornos vasculares: si está presente un moretón que no cura con rapidez ni se absorbe o si las piernas poseen várices con trayectos tortuosos que detienen la circulación, los factores de la coagulación pueden activarse.
  • Obesidad: en las personas obesas hay un riesgo aumentado de trombosis que se enmarca en el aumento de los problemas cardiovasculares. El tejido graso excesivo altera el equilibrio hormonal y la circulación sanguínea de todos los tejidos corporales.
  • Cateterismos: si un paciente es sometido a la colocación de un marcapasos o de un catéter, la manipulación que se realiza dentro de las arterias y las venas es susceptible de estimular la coagulación.
  • Tabaquismo: el tabaco es un factor de riesgo de arterioesclerosis, lo que significa que estimula el taponamiento arterial a través de la formación de placas en las paredes arteriales. Esas placas pueden romperse y atraer células que conformen un coágulo sobre ellas, derivando en trombosis.
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La coagulación es un proceso que puede desencadenarse por mútliples causas, las cuales podemos prevenir en su mayoría

Sigue leyendo: La arterioesclerosis: síntomas y tratamiento

Señales de trombosis

A veces, se forman trombos y la persona afectada no experimenta ningún síntoma en particular en el momento agudo. Sin embargo, en otros casos los signos son inmediatos, con manifestaciones que no pasan desapercibidas.

La señal más característica es una inflamación en alguna zona de las piernas o los brazos. Se suele acompañar de enrojecimiento, dolor y calor. Los profesionales médicos buscan en esa región la obstrucción o alrededor de la inflamación.

El mayor peligro que se impone en la trombosis es su conversión a una embolia. Esto es el desprendimiento del coágulo hacia otras partes del cuerpo. Si llega a los pulmones se produce la embolia pulmonar, que implica un alto riesgo para la vida.

Los síntomas de la embolia pulmonar incluyen dolor en el pecho y dificultad para respirar. También puede haber tos, con o sin sangre, latidos rápidos en el corazón, desmayos y hasta algo de fiebre. Esta condición es una emergencia que necesita de atención hospitalaria inmediata.

Cómo evitar la formación de trombos

No existe una estrategia que sea eficaz en su totalidad para evitar la formación de trombos, pero las medidas de prevención que conocemos disminuyen el riesgo. El objetivo básico de las acciones a realizar es el de mejorar el flujo de la sangre que regresa al corazón y la que circula hacia los tejidos.

Se recomienda llevar adelante un programa regular de ejercicios que mantenga activa la musculatura. A la par, en actividades laborales que impliquen la misma posición por mucho tiempo, se deberían imponer pausas activas.

La hidratación también es clave. Los dos litros de agua diarios que se postulan como guía contribuyen a la circulación total en el cuerpo. Por el contrario, si se detecta que el líquido se está acumulando en los miembros inferiores, hay que detener la ingesta por un momento y elevar los pies para favorecer el retorno venoso.

En caso de tener programado un viaje extenso, en avión, autobús o coche, es útil programar detenciones o caminatas dentro del vehículo en cuestión cada dos o tres horas. Si se trata de una persona con várices, se impone el uso de medias de compresión elásticas para estas travesías.

Cuando una persona es sometida a una cirugía, el equipo médico le dará recomendaciones de cuidados especiales para evitar la formación de trombos durante su reposo. Lo mismo aplica para quienes están hospitalizados. Si el riesgo es muy alto de antemano, es posible que se indiquen anticoagulantes preventivos.

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Las cirugías que requieren postraciones posteriores prolongadas incrementan el riesgo de trombosis

Descubre más: La coagulación: ¿en qué consiste este proceso?

La importancia de evitar los trombos

Se estima que los problemas asociados con los trombos matan a más de 100 000 personas cada año. Esta cifra es mayor que la suma de las muertes por SIDA, accidentes automovilísticos y cáncer de seno.

Las personas que padecen trombosis o embolias y sobreviven, pueden tener problemas con la respiración a largo plazo. También presentan mayor riesgo de reincidencia y dificultades como inflamación continua o que no sanan.

El estilo de vida es definitivo en la prevención de los coágulos. En particular, inciden el ejercicio regular y la hidratación. Si esto se complementa con una buena alimentación y las medidas de prevención que nombramos, la probabilidad de un evento disminuye.


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